Alerta por los discursos antivacunas y el riesgo para la salud pública

La polémica por los discursos antivacunas volvió al Congreso esta semana luego de que la diputada chaqueña del PRO, Marilú Quirós, realizara en una sala parlamentaria un acto acompañado por un hombre que aseguraba que, tras vacunarse contra el COVID-19, “se le pegan metales al cuerpo”. La escena, registrada en video y viralizada en redes sociales, generó preocupación en el ámbito sanitario por la difusión de información falsa a través de instituciones públicas.

Sin embargo, rápidamente se verificó que el supuesto “fenómeno magnético” que el hombre atribuía a la vacunación no tenía relación alguna con las dosis contra el coronavirus. Circula un video del año 2019 —previo a la pandemia— en el que la misma persona realiza idéntica “demostración”. Pese a ello, el episodio fue utilizado como argumento dentro del acto organizado por Quirós, lo que intensificó las críticas.

Consultada al respecto, María Eugenia Vittori, directora de Epidemiología de la provincia de Córdoba, manifestó su preocupación por el impacto social de estos discursos: “Las imágenes de esta política que lleva este señor me parecen poco serias. Sí, preocupa. Preocupa porque la gente está viendo eso y le estamos diciendo que esto es una realidad. Y eso genera la falta de vacunación y que tengamos reintroducción de enfermedades que no teníamos”, afirmó.

Vittori remarcó que la caída en los niveles de vacunación ya está mostrando consecuencias, como el aumento de casos de sarampión y el brote de tos convulsa que afecta al país. “Las vacunas son víctimas de su propio éxito, porque las nuevas generaciones no vieron todas las enfermedades que fueron erradicadas por su correcta utilización”, explicó. Y fue contundente: “No hay asidero científico para esto. El movimiento antivacunas surge hace muchos años por una supuesta asociación entre la vacunación y el autismo. Eso ya se demostró, científicamente, que no es así”.

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Desde el ámbito sanitario advierten además que la desinformación surgida durante la pandemia —alimentada por teorías sin sustento sobre la Sputnik, AstraZeneca y otras vacunas— abrió la puerta para que ciertos sectores extendieran la sospecha a todas las inmunizaciones. Pero aclaran que no se trata de lo mismo: mientras que las vacunas contra el COVID-19 fueron aplicadas bajo un esquema de emergencia, el resto del calendario obligatorio está respaldado por décadas de evidencia y resultados.

Los especialistas también recuerdan un dato clave: las muertes por COVID-19 descendieron drásticamente tras el inicio de la vacunación masiva. La enfermedad continúa circulando, pero hoy la mayoría de los casos cursa síntomas leves o incluso imperceptibles.

En medio de este escenario, preocupa especialmente el impacto sobre los más chicos. “Los niños no pueden decidir ir a vacunarse. Estamos poniendo en riesgo a nuestros niños”, remarcaron durante el análisis en radio, en referencia a la responsabilidad adulta y estatal frente a la salud pública.

La influencia de las redes sociales y la facilidad con que se viralizan contenidos sin sustento científico agravan el panorama. El caso de Quirós se suma a otros episodios donde figuras públicas amplifican discursos que contradicen evidencia probada y que pueden repercutir en la disminución de la cobertura vacunatoria.

El cierre del debate dejó un mensaje claro: vacunar salva vidas.

Informe de Lucía González