Belleza astronómica
05/11/2025 | 22:12
Redacción Cadena 3
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Noche de superluna, un espectáculo fascinante con sólo levantar la vista
La noche de este 5 de noviembre regala una experiencia única para observadores del cielo, curiosos y amantes de la astronomía.
La conocida Luna Llena del Castor alcanza su punto más brillante y más cercano a la Tierra en 2025, convirtiéndose en la superluna más destacada del año.
Para quienes observan desde Argentina, el momento de máximo brillo ocurrió alrededor de las 21:20 del miércoles (00.20 GMT del jueves), cuando la Luna se encontró en una posición favorable para la vista directa.
Quienes planeen observar esta superluna deberán tomar en cuenta un factor decisivo: la contaminación lumínica. En áreas urbanas densamente iluminadas, la luz artificial se dispersa en la atmósfera y reduce el contraste necesario para percibir con nitidez los detalles y el brillo adicional de la superluna.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/El director del Centro de Observadores del Espacio (CODE) y profesor Jorge Coghlan, conversó este miércoles a la noche con Cadena 3 desde Santa Fe para ofrecer detalles científicos sobre el fenómeno de la superluna.
El experto se refirió a la gran convocatoria que el evento generó en la Costanera de Santa Fe, destacando que la luna llena es el mayor atractivo que tienen generalmente.
Precisó que esta luna llena se encontraba a una de las menores distancias de la Tierra, a 357.000 kilómetros, lo que la hace "un poquito más atractiva".
El especialista relató haberla visto saliendo en el horizonte con un color rojizo muy llamativo. Explicó que este color se debe a la descomposición de la luz blanca que proviene del sol, que es reflejada por la luna a través de las distintas capas de nuestra atmósfera. Al principio, llegan las longitudes de onda más largas del espectro, que tienden hacia ese tono anaranjado, aunque posteriormente se ve más alta y blanquecina.
Respecto a la periodicidad, el director de CODE aclaró que en los 29 días de la órbita lunar alrededor de la Tierra, ella tiene un apogeo y un perigeo (la menor distancia), lo cual sucede todos los meses. La noticia se genera solamente cuando el perigeo o una de las menores distancias coincide con la fase de luna llena.
Aunque se cree que la luna puede verse un poco más brillante en esta cercanía, Coghlan aseguró que esto es "una ilusión más que todo", pero que sin duda atrae la atención del público. Además, señaló que la mayor visibilidad no se limita a un instante específico, sino que se extiende durante toda la noche e incluso gran parte del día siguiente.
El profesor Coghlan también se enfocó en desmentir mitos populares asociados a la luna. En cuanto a la creencia de que ciertas lunas son mejores para sembrar, cosechar o cualquier tarea de campo, afirmó que, desde el punto de vista científico, esto "no está comprobado", y es más bien un mito que viene de tiempos muy remotos cuando la luna servía como calendario. En este sentido, explicó que las fases se deben únicamente a la luz reflejada del sol, una luz que, según enfatizó, no es suficiente para poder leer un diario o un libro. También desmintió que la luna tenga influencia en el corte de pelo.
Finalmente, Coghlan diferenció lo que es un mito de la influencia real y comprobada que la luna ejerce sobre la Tierra: las mareas. Aclaró que la luna tiene influencias "mecánicas con la Tierra por la gravedad", afectando a las grandes masas líquidas de la superficie del planeta. No obstante, fue rotundo al negar cualquier relación de la luna con el carácter de las personas (ser “lunático”) o con la alteración de los perros, asegurando que "la luna no tiene nada que ver" con esos atributos.
Lluvia de meteoros
Este fenómeno no llega solo: su presencia coincide con el máximo de actividad de varias lluvias de meteoros, entre ellas las Táuridas del Sur y, días más adelante, las Leónidas, que forman parte del calendario astronómico más esperado del mes.
Esta combinación no aparece con frecuencia y permite reconstruir, a través de la observación directa, el modo en que se relacionan los cuerpos celestes que orbitan en nuestro entorno.
El nombre tradicional de esta luna llena tiene su origen en las costumbres de los pueblos originarios del hemisferio norte. El momento del año en que los castores refuerzan sus diques y madrigueras antes de las primeras heladas servía como señal estacional para las comunidades que dependían de la naturaleza para organizar el tiempo y sus actividades.
De acuerdo con el Farmer’s Almanac, la Luna Llena del Castor también recibió otros nombres según la cultura: "luna de excavación", entre los tlingit; "luna de celo del ciervo", entre los dakota, y "luna de hielo", entre los cree.
En el registro etnográfico de América del Norte aparece una interpretación más amplia del significado de los nombres lunares: “Los nombres de cada luna, derivados del clima, el brotar, florecer, foliar y fructificar la vegetación, así como del crecimiento y las actividades de animales, aves y peces, variaban de una región a otra según el entorno y la latitud”.
La idea moderna de “superluna” se consolidó a fines del siglo XX, cuando el astrólogo Richard Nolle popularizó el término para describir una luna nueva o llena que se ubica a una distancia menor al 10% de su punto máximo de proximidad con la Tierra.
Con el tiempo, y especialmente gracias a la divulgación científica y las coberturas mediáticas, esta noción quedó asociada casi exclusivamente a las lunas llenas más grandes y brillantes del año. Aun así, el término genera debates. Algunos astrónomos señalan que la diferencia visual con respecto a una luna llena promedio es mínima.
La científica Alissa Bans expresó una mirada crítica sobre la etiqueta que suele colocarse al fenómeno: “Es tan sutil que el ojo humano no percibe su magnitud. Pero aun así le damos un nombre divertido, supongo, para indicar que, técnicamente, esta es la luna en su punto más grande y brillante, aunque no mucho más grande en promedio de lo que suele ser”.
La órbita lunar es elíptica y no mantiene siempre la misma distancia con la Tierra. Cuando el satélite natural se encuentra en el perigeo, el punto más cercano de su trayectoria orbital, y coincide con la fase llena, el disco lunar se presenta con un diámetro ligeramente mayor en el cielo nocturno.
Según cálculos astronómicos, una superluna puede verse aproximadamente un 7% más grande que una luna llena promedio y hasta un 16% más brillante.
Esa diferencia puede resultar imperceptible en términos de tamaño absoluto, pero la luminosidad adicional tiende a destacar más en noches despejadas.
La superluna de noviembre representa la segunda de una serie de tres superlunas consecutivas durante el año. Su aproximación será la más estrecha de la secuencia, lo que explica por qué recibe tanta atención.
Aunque la ilusión óptica hace que la luna parezca más grande cerca del horizonte, el efecto depende más de la percepción humana que del tamaño real del disco lunar.
La verdadera modificación detectable se relaciona con la intensidad de la luz reflejada. No se trata sólo de un fenómeno estético.
Cuando se produce una superluna, el tironeo gravitacional puede generar mareas ligeramente más altas de lo habitual. El efecto es delicado y no representa riesgos, pero constituye una prueba directa de la interacción entre la Tierra y su satélite, cuya influencia se mantiene constante desde hace miles de millones de años.
Por eso, los expertos recomiendan desplazarse hacia zonas rurales, parques alejados de avenidas o miradores naturales. Una noche despejada puede transformar una observación ordinaria en una experiencia inolvidable.
Una lluvia de meteoros que acompaña el espectáculo. La superluna compartirá protagonismo con la lluvia de meteoros Táuridas del Sur, conocida por presentar meteoros lentos y ocasionalmente brillantes.
Las Táuridas provienen de los restos dejados por el cometa 2P/Encke, que completa su órbita alrededor del Sol en poco más de tres años. En ocasiones, esta lluvia genera bólidos, fragmentos más grandes que se encienden intensamente al ingresar en la atmósfera.
Aunque la luz de la superluna podría dificultar la visión de meteoros más débiles, los bólidos cuentan con la potencia necesaria para destacar incluso en un cielo parcialmente iluminado.
La clave estará en la paciencia y la ubicación
El mejor momento para observar suele ubicarse después de la medianoche, cuando la rotación terrestre orienta al observador hacia el flujo de partículas que ingresan a la atmósfera.
Entrevista de "Turno Noche al Cuadrado".
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