Conmoción en Córdoba
08/07/2025 | 12:11
Redacción Cadena 3
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La madre de Facundo Novillo denunció amenazas y pidió que no liberen a Grasso
El hallazgo de un cadáver en avanzado estado de descomposición, escondido en el ropero de un edificio de calle Buenos Aires al 300, puso en primera plana a Horacio Antonio Grasso, nombre que hizo conocido en Córdoba por estar vinculado a uno de los casos policiales más dolorosos, como es el asesinato de Facundo Novillo Cansino, de apenas seis años. Todo ocurrió en 2007 en el barrio Colonia Lola.
Facundo viajaba en un Renault 12 con su madre, Laura Cansino, y su pareja, cuando una bala de un fusil FAL atravesó la luneta del vehículo y lo alcanzó en la cabeza durante una presunta balacera entre bandas narco rivales en los barrios Colonia Lola y Miralta.
Horacio Antonio Grasso, un expolicía, y Roberto Serviliano Moreno, un exmilitar, fueron condenados en 2009 por el homicidio en ocasión de robo, con Grasso recibiendo una pena de 27 años de prisión. La madre de Facundo denunció reiteradamente la presencia de narcotraficantes y la complicidad policial en el barrio, lo que la obligó a mudarse y trasladar los restos de su hijo debido a atentados en el cementerio.
Con la voz cargada de dolor y bronca, Laura habló con Radioinforme 3 y recordó que Grasso disparó directamente contra el auto en el que viajaba con su hijo, matándolo de un tiro en la frente. Además, denunció la impunidad del condenado, quien obtuvo prisión domiciliaria en 2019 sin que nadie la notificara, y expresó su indignación ante el hallazgo reciente del cadáver en el departamento donde Grasso vivía.
"No fue una balacera. Nos dispararon directamente a nosotros", explicó Laura. Relató que esa mañana lluviosa del 26 de marzo, mientras circulaban en el límite entre Colonia Lola y Miralta, dos hombres vestidos de policías detuvieron el Renault 12 en el que viajaba con Facundo y su pareja. "Facu iba arrodillado, mirando para atrás por la luneta, como siempre, porque le gustaba ver el cielo y decirme 'mami, cómo es el cielo'. Dijo 'mirá, mami, la Policía', y esas fueron sus últimas palabras", contó, con la voz quebrada.
En ese momento, un disparo atravesó la luneta trasera del auto. "El tiro le dio en la frente. No estaba sentado, estaba mirando para atrás. No reaccionaba, no hablaba. Cuando me bajo, veo el hueco en su cabecita y me pongo a gritar. Ahí, uno de los policías que estaba detrás del baúl me dispara a mí", relató Laura. Aunque ella salió ilesa, el impacto del proyectil de un fusil FAL le arrancó la vida a su hijo en el acto.
Laura desmintió categóricamente la versión oficial que figura en los partes judiciales, que atribuyó la muerte de Facundo a un tiroteo entre bandas narco. "No hubo enfrentamiento. Nos dispararon a nosotros. Yo lo sé porque lo viví", insistió.
Grasso, un excabo de la Policía de Córdoba exonerado años antes por robo, fue condenado en 2009 por la Cámara 3ª del Crimen a 27 años de prisión como autor material del homicidio de Facundo, en un juicio con jurados populares. Su cómplice, Roberto Serviliano Moreno, exmilitar, recibió 23 años.
Sin embargo, en 2019, Grasso obtuvo la prisión domiciliaria por una supuesta afección cardíaca, un beneficio que Laura nunca fue notificada por la Justicia. "No me enteré hasta una semana después, yo no lo podía creer. A mí nadie me avisó nada. Ni el juez, ni el fiscal, ni nadie. De mi hijo se olvidaron", lamentó.
El caso de la familia Cansino volvió a los titulares esta semana, cuando la Policía encontró un cadáver en avanzado estado de descomposición dentro de un ropero en el departamento de la calle Buenos Aires al 300, en el centro de Córdoba, donde Grasso cumplía su domiciliaria. Grasso habría violado la restricción días antes y fue enviado nuevamente a la cárcel de Bouwer, pero el hallazgo del cuerpo desató un nuevo escándalo. "Me enteré por los medios, como siempre. Nadie me dijo nada. Yo estuve hace diez días cerca de ese edificio, comprando sahumerios para vender en el Paseo de Las Heras, y no tenía idea de que él vivía ahí", confesó Laura.
La posibilidad de haberse cruzado con el asesino de su hijo en la calle la estremeció. "Es una tragedia. Nadie me protegió, ni a mí ni a mi familia. La Justicia no se dio cuenta de que esto podía pasar".
Vecinos del edificio contaron a la prensa que Grasso ejercía violencia contra su madre, su abogada y hasta los propios vecinos.
Laura reveló que, desde hace nueve años, no puede visitar la tumba de Facundo en el cementerio por miedo. "Un tipo que está cerca del nicho de mi hijo me amenazó. Me dijo que si seguía yendo o hablando, iba a terminar muerta junto a él. Tengo un hijo de 16 años con discapacidad y por él no voy. Paso por ahí los jueves, pero no entro. Tengo miedo", admitió.
La madre de Facundo vive sola con su hijo adolescente, sin apoyo económico ni legal. "Nunca me pagaron un centavo de lo que prometieron por la muerte de mi hijo. Mi mamá buscó a un abogado, pero después del juicio desapareció. Hablé con otros, y todos me decían que no se podía hacer nada", relató.
Su salud también se resintió: hace siete años fue operada y quedó con secuelas que le dificultan trabajar, aunque se gana la vida vendiendo ropa usada y sahumerios en el Parque de Las Heras.
Laura exigió que Grasso cumpla su condena tras las rejas y que se esclarezca el caso del cadáver encontrado en su departamento. "Si la Justicia no le hubiera dado esa libertad, esa persona, no estaría muerta. Él estaba viviendo ahí, en un departamento de sus padres. Todo esto no habría pasado", afirmó.
"Alguien tiene que responder por Facundito, por mí, por mi familia. Mi hijo no va a descansar en paz mientras este tipo esté libre. La Justicia falló, y por eso pasó esta desgracia. No tengo abogado, no tengo a nadie. Pero voy a hacer esto, lo último, para que este tipo no salga nunca más", concluyó.
Entrevista de Miguel Clariá.
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