Los agentes de Kaos no descansan jamás

Ha sido un fin de semana apoteótico para los agentes de Kaos. Los funcionarios infiltrados en el gobierno argentino cerraron una de sus semanas más fructíferas.

Por empezar, se confirmó que, no contentos con prohibir las exportaciones de carnes, ordenaron frenar la subida a los barcos de contenedores con cargas que habían sido autorizados antes de la prohibición. Si los frigoríficos quieren igual embarcarlos, deben desarmarlos -un berenjenal operativo- para sacar de adentro los siete cortes que se prohibieron.

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También estatizaron de hecho tres ramales de trenes de carga privados. Se vencieron las concesiones y ahora a los trenes los operará el Estado. Van a sumarse al agujero negro fiscal insondable de los trenes de pasajeros. Los quebradores seriales de empresas -hacen un gol tras otro en Aerolíneas Argentinas, Aysa, Río Turbio o YPF- se frotan las manos ante la perspectiva de otro lugar para llenar con ñoquis, militantes y acomodados.

La división Amantes del Desbarajuste siguieron en el Congreso, donde con apoyo de opositores le dieron dictamen a la idea de clavarle el impuesto a los bienes personales a los plazos fijos, en pesos o en dólares. Es el aumento de presión tributaria número 15 desde que asumió Alberto Fernández. Casi un aumento de impuestos por mes. Ahora sí los ahorristas que somos fanáticos de quedarnos con algo tan valioso como los pesos vamos a ir corriendo a depositarlos en el banco.

Los Promotores del Desconcierto también se juntaron con dos o tres jefazos sindicales de la CGT y "acordaron" prorrogar por seis meses más la prohibición de despidos. Es maravilloso este país del empleo en negro donde unos burócratas que jamás le pagaron un sueldo a nadie se junten con gremialistas a prolongar ya por dos años una decisión costosísima que van a tener que pagar empresas a las que nadie invitó a charla alguna.

En las últimas semanas se están multiplicando las usurpaciones en Reconquista y en lugares de Misiones, Chaco y Catamarca, entre otros. No se sabe si tendrá que ver la arenga del subjefe de los Agentes de Kaos, Alberto Fernández, que hace casi tres semanas dijo que "no tiene sentido tener tierras improductivas cuando alguien está necesitando un terreno". Ahí tenés.

Por último, cerraron con una medida intempestiva, presuntamente sanitaria y claramente inconstitucional. Ni siquiera usaron un DNU para dar de baja el derecho constitucional a entrar y salir del país. Apenas 600 argentinos al día podrán regresar al país. Para darse una idea, en 2019 cada día llegaban o salían de los aeropuertos 39 mil pasajeros. La excusa es la variante Delta, pero transformar a la Argentina en algo muy parecido a una cárcel es muy conveniente para que no se vayan al exterior los dólares que espanta el mismo gobierno.

Igual, para los agentes de Kaos esta medida tiene un sabor especial. Les encanta transformar en un infierno la vida de los miles de argentinos que van a quedar varados en el exterior. Ya lo hicieron al principio de la pandemia, cuando cerraron en forma prematura y casi por completo los aeropuertos durante larguísimas semanas dejando a cientos de miles de personas al desamparo en el mundo. Aquella vez también lo hacían, decían, para frenar la pandemia. Igual ya estamos en el puesto 16 en cantidad de muertos por habitantes en el ranking mundial. O sea que no sirvió.

Como seguramente no servirá ahora. Dos mil ingresos diarios ya era tener sellado a un país que está cada vez más aislado del resto del mundo, en todos los sentidos. Bajar de 2000 a 600 no parece una medida de necesidad sanitaria. Parece puro sadismo.