Del "Estado te Cuida" al "Estado te Vigila" (Foto-ilustración: Juan Pérez Gaudio).

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Del "Estado te Cuida" al "Estado te Vigila"

08/11/2023 | 12:51

 

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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Del "Estado te Cuida" al "Estado te Vigila"

El escándalo de la red de espionaje ilegal que investiga a la Justicia y que exhibe un esquema paraestatal donde funcionarios públicos, agentes de Inteligencia, espías free lance pagados con presupuesto público y diputados que llevan adelante un juicio político por orden de Cristina Fernández nada menos que contra los jueces de la Corte Suprema excede por mucho a la Agencia Federal de Inteligencia.

Lo que va dejando al descubierto la investigación judicial y casos del pasado reciente es que el kirchnerismo se acostumbró a copar y usar el Estado como si fuera su propiedad privada. Y no sólo la AFI.

Nos podemos remontar lejos en el tiempo, a aquella Cadena Nacional en la que Cristina Fernández le reclamó con nombre y apellido al empleado de una inmobiliaria que presentara su declaración jurada de Ganancias. A todos nos quedó claro que era una amenaza por haber sido fuente en un informe periodístico sobre la caída que se observaba entonces en el mercado inmobiliario. Y fue evidente para todos que para eso la Presidenta había recibido información de la Afip, algo ilegal dado que la Afip –el organismo que más conoce sobre la vida económica privada de cualquier ciudadano– está obligada por ley a guardar el secreto fiscal. Nadie renunció. Lo naturalizamos.

También fueron muchas las veces en las que el Banco Central en manos K filtró a diarios y periodistas alineados al gobierno datos con nombre y apellido de personas que compraban dólares. Las operaciones eran perfectamente legales (por eso el Central las tenía registradas) pero los grupos de tarea K los presentaban como los culpables de la “fuga” de capitales. El Banco Central tiene prohibido hacer eso. Pero nunca renunció nadie. Lo naturalizamos.

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Más acá, cuando se conoció el escándalo del viaje que compartieron a Lago Escondido tres magistrados judiciales con ejecutivos del grupo Clarín (lo que no era ilegal; lo repudiable era cómo trataban de ponerse de acuerdo para fraguar quién había pagado todo), la información clave fue filtrada por la Policía de Seguridad Aeroportuaria, que chequeó, editó y liberó imágenes de sus cámaras de seguridad del aeropuerto de Bariloche. No hubo orden judicial para obtener esas imágenes ni nada por el estilo. Otra vez, no renunció nadie en la PSA ni en ningún ministerio. Lo naturalizamos.

A principios de año dos jueces de la Corte Suprema denunciaron que sus teléfonos tenían teléfonos mellizos. La investigación judicial encontró, entre otras cosas, que la Dirección de Migraciones había filtrado sin orden judicial a una computadora de la Prefectura Naval de usuario desconocido todo el historial de movimientos del juez Carlos Rosenkrantz. Nadie renunció. Lo naturalizamos.

Todo está muy expuesto. Todo queda muy expuesto. Con cierta frescura. Es como si el kirchnerismo careciera completamente de escrúpulos. Como si ignorara el ABC de la neutralidad con la que se tiene que manejar el Estado cuando un partido es elegido para gobernar para toda la sociedad y no sólo para la facción, para el propio partido, para los amigos.

Es raro. Porque están técnicamente cometiendo delitos de lesa humanidad, algo supuestamente tan sagrado para quienes escrituraron a su nombre los organismos de derechos humanos y se apropiaron 20 años tarde del castigo a los crímenes de la dictadura. Están violando garantías constitucionales, derechos humanos a la libertad ambulatoria, a la privacidad, a juicios justos, a la intimidad, usando el aparato del Estado y ejerciendo el rol de funcionarios. No serán falcons verdes, pero están usando bases de datos, herramientas, recursos, empleados y dinero del Estado para violentar a ciudadanos. Los creadores del eslogan “El Estado te cuida” han terminado creando el lema “El Estado te vigila”. Han montado un Estado policial y lo han puesto al servicio de la captura, consolidación y perpetuación en el poder de un partido y de la impunidad de sus jefes.

Que no lo querramos ver es otra cosa. Que lo hayamos naturalizado es otra cosa. Pero el Estado policial al servicio de una facción de inescrupulosos está ahí, a la vista de todos.

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