Bugliotti, el de siempre

Después de mucho tiempo, habló Euclides Bugliotti, al inaugurar el parque industrial que construyó en Colonia Caroya. No fue tan directo como otras veces. Pero eso no le quita su proverbial capacidad de comunicación. Pareció quedar claro que lo que más le gusta hoy en la oferta política es el estante donde está el gobernador Juan Schiaretti.

"Ahora el Tati es schiarettista", se comentó en medio Córdoba luego de que Eric Italia lo sacara al aire esta mañana por Cadena 3. Muchos recuerdan que Bugliotti, autodefinido como peronista, fue mestrista y también fue decididamente kirchnerista. Es más, fue más cristinista que nestorista. Nada menos que a Amado Boudou le abría sus salones para la campaña cuando era candidato a vicepresidente y todavía no era un coimero probado.

Se dice todo esto como si Bugliotti fuera culpable de algo. Eterno sospechoso de cosas que al final nunca se definen bien. La encarnación de la figura del empresario que cultiva la Argentina empobrecida, donde el que arriesga su ambición y su dinero, en lugar de ser valorado, pierde, de entrada, la presunción de inocencia.

Pero, la verdad, Bugliotti ha sido siempre quien es. El eje de sus negocios nunca fueron con el Estado. Aún en su época de extremo acercamiento a Ramón Mestre padre, Bugliotti no recibió favores. Sólo fue el primer supermercadista, un rubro clave, en animarse a recibir los Cecor de aquella provincia quebrada. Los demás -que dudaban, temían quedarse con bonos sin valor- tuvieron que seguirlo para no perder clientes. No le hizo un favor a Mestre. Ayudó a que miles de cordobeses pudieran comprar alimentos con cuasimoneda.

Los cordobeses le pagaron con fidelidad. Cuando vendió su supermercado, estaba valuado en 300 millones de dólares. Ese monto ingresó desde Francia. Y quedó en Córdoba. Y en parte Bugliotti volvió a enterrar ese dinero acá. Creó otra cadena mayorista, gracias a lo cual sigue habiendo empresas del rubro que mantienen su conducción estratégica en la provincia. Nos permitió durante años tener el mejor estadio multieventos del país, ahora en reconversión forzada por la pandemia, a cargo del propio Bugliotti. Se llama riesgo. Se llama agregar valor. Es lo que hacen los empresarios que benefician a la sociedad persiguiendo su propia ambición. Hoy lo ratificó: dijo que sus hijas le piden dejar de invertir en Argentina. Pero que mientras él esté al frente, seguirá invirtiendo lo que gane.

Bugliotti es eterno objeto de sospecha de impunidad. Estuvo involucrado en la causa CBI, una mesa de dinero que funcionaba en uno de los centros comerciales de Bugliotti y que se cayó defraudando a cientos de ahorristas. Sin duda Bugliotti es poderoso. Sus vínculos, de todos modos, no lo liberaron de estar embarrado en la Justicia durante 7 años: desde 2014 hasta que, en agosto de este año la Justicia lo sobreseyó por completo por falta de pruebas y determinó que no tenía vínculos con CBI.

Bugliotti es un empresario. Y sí, tiene inclinaciones políticas. Que a veces han ido cambiando. Claro. Como la de tanta gente. Es así, aunque para muchos sea una novedad: los empresarios también son ciudadanos y tienen derechos políticos. Como todo el mundo.