Bessent, el default, el dólar y el efecto Espert

El Gobierno parece estar buscando un respiro. La reciente salida de José Luis Espert de un rol clave en la escena política no solo permite al gobierno de Javier Milei cambiar la conversación, sino que también abre la puerta a nuevas alianzas. Espert, con su perfil confrontativo, complicaba cualquier intento de ampliar el espectro político hacia figuras como Mauricio Macri o Diego Santilli, quienes esta semana mostraron un acercamiento al oficialismo. Este movimiento puede leerse como un intento de ganar aire, un bálsamo para desviar la atención de los problemas inmediatos y consolidar apoyos en un momento crítico.

Pero el foco económico no es menos relevante. Mientras el equipo económico argentino se reúne en Estados Unidos con el Tesoro norteamericano y el FMI, liderado por Scott Bessent, se juega una carta decisiva: definir el auxilio financiero que podría darle certidumbre al país. ¿Para qué servirá esta ayuda? ¿Para evitar un temido default o para sostener el actual sistema de bandas cambiarias que obliga al Banco Central a vender dólares que no tiene? La respuesta no está clara, pero el mercado ya da pistas.

Hoy, el dólar oficial y el de exportadores e importadores se mantienen estables, con mínimas variaciones. Sin embargo, el Banco Central lleva vendidos 2.000 millones de dólares en las últimas jornadas, una sangría de reservas insostenible. Los bonos argentinos están en verde, lo que sugiere una menor percepción de riesgo de default, pero el dólar MEP sube y las acciones argentinas caen. Esto indica que el mercado espera una devaluación, posiblemente tras el fin del sistema de bandas, aunque con la esperanza de que Argentina no caiga en cesación de pagos.

La gran pregunta es el timing. ¿Conviene al gobierno mover sus fichas antes o después de las elecciones? La salida de Espert, ejecutada con rapidez, parece un precedente: actuar antes de que el contexto electoral complique aún más las cosas. Tanto el FMI como el gobierno de Estados Unidos, contrarios a intervenciones en el tipo de cambio, abogan por un mercado libre. El sistema de bandas, lejos de ser una solución, parece un parche que se agota. Las próximas jornadas serán clave para saber si Milei opta por desarmarlo y, de hacerlo, cómo y cuándo.

En este escenario, el Gobierno busca un equilibrio entre estabilidad política y económica. Las reuniones en Washington y las señales del mercado marcarán el rumbo. Si el objetivo es evitar el colapso y proyectar confianza, el tiempo apremia. Como con Espert, la decisión debe ser rápida, porque en política y economía, el momento lo es todo.

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