Julio Strassera y Julián (Foto: Gentileza La Nación)

"Argentina, 1985"

Hijo 'e tigre

08/10/2022 | 13:11 | Por María Rosa Beltramo

Redacción Cadena 3

María Rosa Beltramo

De las muchas cosas buenas que tiene la película “Argentina,1985”, tal vez la sobresaliente , además del modo que encontraron sus responsables de narrar las alternativas del juicio a las juntas militares, es la existencia de algunos personajes que le permiten cierto respiro y descanso a un guión de una gran densidad.

Ninguno es tan delicioso como Javier, el hijo de 14 años de Julio César Strassera que aparece como un avezado agente de inteligencia de su padre, un interlocutor privilegiado cuando la realidad se pone difícil y hasta el responsable de cierto agregado a esa fantástica pieza literaria que es el alegato del fiscal.

Los miles de espectadores que ya vieron el film de Santiago Mitre clamaban por algún dato de Javier. Felizmente los medios dieron con el adolescente, convertido hoy en un hombre de 51 años, y lograron que cuente no exactamente el revés de la trama, pero sí algunos secretos de aquellos días que ahora son parte de la historia y que entonces transcurrían entre presiones, amenazas e incertidumbre.

En la película no se usaron los nombres verdaderos de los integrantes de la familia del fiscal. El primer dato triste es que el único vivo es Julián, el “Javier” de la película, interpretado por el actor Santiago Armas. La esposa, Marisa Tobar y Carolina, la hija, al igual que Julio César han muerto.

Julián es abogado, recuerda hasta los menores detalles del juicio y admite que en un par de escenas la fidelidad a lo que aconteció en los 80 es de tal magnitud que, en la oscuridad del cine, le pareció que tenía frente a él a su padre. Pero por supuesto, como se trata de una figura tan importante en su vida, en otras escenas primó el recuerdo de los ojos oscuros del fiscal y cierta decepción al descubrir la mirada clara de Ricardo Darín.

Con las declaraciones de Julián ya podemos aplaudir tranquilos el guión que escribieron Santiago Mitre y Mariano Llinás. El hijo menor del fiscal ya está medio cansado de aclarar que no, que jamás siguió a su hermana ni le brindó a su padre extensos y detallistas informes sobre los lugares que ella visitaba.

Esos episodios que permiten cierta distensión en un film que se vuelve tan oscuro con los relatos de las víctimas de secuestros, desapariciones y torturas son parte de una ficción bien construida en base a un montón de certezas. Julián asegura que él se pasaba horas en el despacho de su padre y que hubo ocasiones en que, pese a su corta edad, algunos de los testigos charlaban con él y hasta hubo uno que le contó con lujo de detalles su captura y las torturas a las que fue sometido.

En el film, cuando llega el momento de la preparación del alegato , el fiscal se pasa horas aporreando la máquina de escribir y luego le lee al hijo el resultado de tanta dedicación. El adolescente lo escucha atento y hasta le sugiere aclarar con un gesto (el pulgar hacia abajo) el concepto “neroniano” porque de lo contrario, parte de la audiencia podría no entenderlo.

Julián no le hizo esa corrección a Julio César que en “Argentina,1985” es fantástica porque la mitad del público sonríe satisfecho y la otra mitad llora cuando el hombre que está jugándose entero por lograr las condenas, muestra que ha incorporado el consejo del hijo.

Esa parte del relato también es fruto de la imaginación de Llinás y Mitre. A cambio de generarnos algo parecido a una pequeña decepción, Julián revela que efectivamente Julio le leía el alegato y que el párrafo más significativo, la forma magistral como lo cerró, fue una ocurrencia de último momento que escribió a mano, con un lápiz y agregó al texto ya corregido y mecanografiado.

“Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más”.

Julián no es sólo un biógrafo excepcional de su padre y un testigo privilegiado del contexto político que rodeó el juicio a las juntas políticas. Es también el único sobreviviente de una familia que ahora vive exclusivamente en su recuerdo. Se fue primero su hermana ,después su padre y este año su madre. A él, naturalmente, la película le genera todas las sensaciones que ha experimentado cualquier espectador y la emoción singular, única, de ver en pantalla la representación de sus años felices.

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