Una fiesta sin el vecino

México no viene a la Cumbre de las Américas (esta semana en Los Ángeles).

La confirmación que la Casa Blanca tanto temía, llegó hoy contundentemente en este movimiento de boicot político que deja al gobierno de Biden muy debilitado como líder de la región.

El presidente mexicano, López Obrador ya había anticipado que si no se invitaba a todos los países del continente ellos no vendrían y como Estados Unidos no participó a Cuba, Venezuela y Nicaragua la posición de México se mantuvo firme: no aparecer.

La falta del vecino más esperado a esta fiesta es un fracaso para el gobierno demócrata que había enviado un mensajero a negociar la participación mexicana, a intentar convencerlos, a tratar de mover de eje esta decisión de López Obrador.

“Informarle al pueblo de México que no voy a asistir y que en mi representación va el canciller Marcelo Ebrard. No voy a la Cumbre porque no se invita a todos los países de América. No puede haber Cumbre si no participan todos los países, o puede haber, pero es seguir con la vieja política de intervencionismo, de falta de respeto a sus pueblos. No acepto hegemonías” dijo el presidente mexicano esta mañana en su conferencia de prensa.

Para Estados Unidos es como si el invitado más esperado no apareciera, el gigante mexicano, principal potencia económica de la región, vecino confiable de esos con los que se comparten muchas cosas: fronteras, inmigrantes, talentos, temas sociales, políticos y financieros.

Pero no viene a la cita y los especialistas en política internacional coinciden en que la decisión de López Obrador es decepcionante mientras que los oficiales del gobierno de Estados Unidos intentan minimizar la importancia de la presencia de México diciendo que el evento va a ser exitoso aun con la ausencia del líder de uno de los más grandes países en Latinoamérica.

A pesar del boicot, López Obrador dijo que esta decisión de no participar en la Cumbre de las Américas no influye en las relaciones con Estados Unidos y que vendría en el mes de julio a conversar personalmente en Washington con el presidente Biden, con lo cual la postura se siente ambigua y confusa.

Lo cierto es que aquí la opinión sobre la no venida de López Obrador puede ser resumida en lo que dijo Bob Meléndez, presidente del comité de relaciones exteriores del senado de Estados Unidos, cuando expresó que “me sumo a quienes están cada vez más preocupados por la decisión del presidente López Obrador de estar con dictadores y déspotas en lugar de representar los intereses del pueblo mexicano”.