(Foto: Reuters).

La década perdida

Una dinámica perversa

14/03/2022 | 07:37 | El mercado laboral privado registrado está estancado. La mitad de los trabajadores no tienen protección laboral o la tienen de manera muy precaria.  

Guillermo López

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Surt: "El empleo público, un seguro de desempleo"

En la última década, en Argentina no hubo creación neta de empleo privado registrado. El mercado laboral está estancado. La mitad de los trabajadores no tienen protección laboral o la tienen de manera muy precaria.

El primer motivo es que el país no crece desde 2011 y, además, mantiene en ese período una alta inflación. El PBI per cápita promedio de hoy es un 15 por ciento más bajo que el de hace 10 años.

Una economía que no crece no suma empleo privado. En 2021 hubo 92.000 asalariados registrados menos que en 2011, de acuerdo a datos de la consultora Invecq.

El segundo problema es la legislación actual; que en comparación a otros países de la región es muy rígida y no estimula la contratación.

Los recientes convenios especiales firmados por el Smata para las automotrices cordobesas o los de Uocra son una muestra de que para agrandar las plantillas hay que descomprimir por la vía normativa.

Cuando se contabilizan todos los monotributistas y los empleados informales la mitad de la Población Económicamente Activa no está registrada o registrada de manera precaria.

Sin embargo, esta película de la última década no generó una fuerte suba del desempleo. ¿La razón? Desde 2011 hay 447 mil nuevos monotributistas y 842 mil nuevos empleados públicos.

Los Estados -nacional, provincial (principalmente) y municipal- absorben el empleo privado. "El Empleo público parece por momentos estar transformándose en un seguro de desempleo para un mercado privado que no funciona", describe el economista entrerriano Matías Surt.

Lo peligroso de este comportamiento es el círculo vicioso: más contratos estatales y más presión tributaria para hacer frente a empleos de baja o nula productividad; lo que esquilma al sector privado que impactará en menos contrataciones. Esa dinámica implica un sector público que se seguirá sobredimensionando.

Subir al tren a esa mitad precaria y/o sin cobertura laboral debería ser el primer objetivo de los que conducen (o condujeron) este país.

Estancados y rumbo a la precariedad

El panorama dispara varios interrogantes. Pero tres son fundamentales:

1) ¿Es necesario cambiar el sistema o habrá que esperar otros 10 años para volver a hacernos la misma pregunta?

2) ¿Los dirigentes públicos están incentivados a cambiar este status quo laboral?

3) ¿Los empresarios que están en la mitad de los informales querrán pasarse a la vereda del frente?

Las respuestas son vitales para pensar un país en serio.

1) Es necesario hacerlo ahora y no esperar otros 10 años.

2) No, no están incentivados pero el largo plazo es peor que el corto y los verdaderos políticos deberán tomar el toro por las astas. Los que se aprovechan de las necesidades (de trabajadores y de pequeños y medianos empresarios) deberían temerle al "tatequieto" democrático: las urnas

3) Los empresarios deben saber que competir con lealtad los engrandece y que dorarle la píldora al candidato de turno para morigerar la presión impositiva que alimenta a la dinámica descripta es una colaboración a eso mismo que critican.

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