Pesce, el bombero que no puede enrollar la manguera

Cuando suenan las alarmas del Banco Central por la alta emisión de los pesos que fabrica, es la propia entidad la que sale rápidamente a pedirle a los bancos que regula que le compren unos papelitos (Letras y Pases) a cambio del dinero que los ahorristas tienen en sus cajas de ahorro o plazos fijos.

Como si se tratara de un gran despliegue de bomberos desenrollando sus mangueras al bajar del autobomba intentan “esterilizar” la emisión para que no genere inflación.

Miguel Pesce y su equipo les prometen que si les dan una mano para apagar ese foco ígneo les pagarán un interés en 28 días (Letras) o entre 1 y 7 días (Pases). Contablemente, esas llamaradas, son un pasivo contable para el Central.

A comienzos de este año el stock de esa deuda era de $4,4 billones y ya supera los $7,2 billones, equivalente al 9% del PBI, según un informe que presentó esta semana la Bolsa de Comercio de Córdoba. En dólares son US$ 69.500 millones.

Solo por intereses en 2022 se pagarán $3,2 billones, un 4% del Producto destaca el estudio realizado por los economistas Ariel Barraud y Martina González.

“Lo que gasta el Banco Central en intereses de Leliqs ya equivale a dos tercios de lo que la ANSES gasta en jubilaciones y pensiones”, remarcó un estudio publicado también en septiembre por la consultora Idesa. Si el ritmo se mantiene, el gobierno de Alberto y Cristina Fernández terminará pagando por intereses de Leliq lo mismo que gasta en jubilaciones.

El déficit, la clave

Sin chances de pedir dinero en el exterior o aumentar fuertemente impuestos, financiar el déficit fiscal pasa por la emisión o la deuda interna.

Pero para que esta bola de pasivos remunerados causada por la emisión no se agigante, es decir para que el incendio no crezca, la otra opción es apostar a la deuda del Tesoro. Pero como los grandes inversores quieren cubrirse, sólo la toman si es con tasas más altas y plazos más cortos.

A finales de agosto, el Tesoro contrajo deuda a una tasa de interés anual del 107% y gran parte se renovó con títulos que se actualizan en función de inflación o el dólar, el que sea mayor.

“La situación rememora a la de agosto del 2019, cuando el anterior gobierno declaró desierta la licitación de títulos públicos y procedió al ‘reperfilamiento’ de los bonos”, recuerdan desde Idesa.

Este contexto deja atado de manos al Gobierno a la hora de usar la suba de tasas de interés para que la codicia le gane al pánico y los argentinos no se desprendan de pesos para ir a comprar dólares.

Por esta “endogamia monetaria”, como le llama Barraud, sólo de intereses quedan por pagar $1,8 billones hasta fin de año (sin considerar nuevas emisiones).

El bombero Pesce no podrá enrollar la manguera y estará de “guardia de cenizas” en las próximas semanas. El riesgo de reinicio sigue al máximo, más aún cuando cerró la semana con un incremento de la tasa de política monetaria 550 puntos básicos llevándola a una Tasa Nominal del 75% anual, que es una tasa efectiva anual del 107,3%.

Porcentaje de fondos estatales respecto al Producto Bruto Interno-Año 2022

Stock deuda Leliq+Pases 9%

Jubilaciones y Pensiones 8%

Intereses Leliq 4%

Subsidios a la energía 3%

Subsidios al transporte 0,6%