Manifestantes chocaron con la policía en un tenso paro indígena en Ecuador

QUITO (AP) — Un gran despliegue de fuerzas de seguridad en Quito, calles bloqueadas con tanquetas y manifestantes enfrentándose con policías marcaron la jornada del domingo en la capital ecuatoriana, mientras continúa un paro indígena en contra del alza del precio del diésel.

El llamado de organizaciones sociales a movilizarse el 12 de octubre, en que Ecuador conmemora el Día de la Interculturalidad y Plurinacionalidad, encajó con el paro indígena que lleva 21 días en el país. Exigieron al gobierno del presidente Daniel Noboa derogar un decreto que elimina un subsidio estatal de 1.100 millones de dólares al combustible, lo que provocó que subiera el precio de 1,80 a 2,80 dólares el galón.

Pitos, banderas y consignas de "¡Fuera Noboa, fuera!" se oyeron el domingo entre los manifestantes, que avanzaron desde el sur de la ciudad hacia un popular parque en el área centro-norte en el que se tenía previsto que se concentraran, pero policías motorizados y gases lacrimógenos los dispersaron. No se reportaron heridos ni lesionados.

"Los diferentes sectores sociales, el movimiento indígena, los trabajadores, la juventud, los barrios de Quito, los pueblos del Ecuador nos levantamos frente a las políticas neoliberales del dictador Noboa", declaró ante la prensa el dirigente sindical Nelson Erazo, en alusión a las medidas más recientes del gobierno, incluido el despido de miles de funcionarios públicos.

El paro convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, la mayor de su tipo en el país, dejó hasta ahora un muerto, decenas de heridos —entre manifestantes y fuerzas de seguridad— y más de un centenar de detenidos.

Hasta entonces, las protestas en rechazo a la política económica del gobierno de Noboa se focalizaron en el norte de la nación, sin causar estragos en las principales ciudades. De ahí que el llamado a movilizarse en Quito alertó a las autoridades, que en días anteriores dispusieron el despliegue de miles de uniformados en la capital.

Un estado de excepción decretado por el gobierno estuvo en vigor en diez provincias, incluida Pichincha, a la que pertenece Quito. La medida restringió el derecho a la libertad de reunión.

El gobierno defendió que la eliminación del subsidio fue necesaria para contrarrestar el contrabando del combustible, el cual permeaba por las fronteras con Colombia y Perú, y que ahora los recursos se destinarían directamente a zonas necesitadas.

Desde entonces, Noboa recorrió las zonas más conflictivas, donde entregó bonos en efectivo a campesinos y transportistas, además de créditos y otros beneficios, y afirmó que no dialogaría con la dirigencia indígena.