Las últimas palabras del sargento brasileño que murió en Río: "Continúa orando”

La tragedia golpeó de lleno a la familia del sargento Heber Carvalho da Fonseca, de 39 años, integrante del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (Bope) de Brasil. En medio del operativo más sangriento en la historia de Río de Janeiro, que dejó más de 130 muertos, el oficial mantuvo su último intercambio de mensajes con su esposa, sin saber que aquellas serían sus últimas palabras.

“¿Estás bien? Dios te está protegiendo. Estoy orando”, le escribió ella en la mañana del operativo, según publicó el diario O Globo. La respuesta de Fonseca fue breve, pero serena: “Estoy bien. Continúa orando.” A partir de entonces, el silencio. Ningún otro mensaje fue leído ni respondido, y las llamadas desesperadas de su esposa quedaron sin contestar.

Horas más tarde, el sargento fue herido de gravedad durante un enfrentamiento con miembros del Comando Vermelho (CV), una de las facciones criminales más poderosas del país. Fue trasladado junto a su compañero Cleiton Serafim Gonçalves al Hospital Estatal Getúlio Vargas, donde ambos fallecieron pese a los esfuerzos médicos.

En redes sociales, su esposa compartió una captura de pantalla de la conversación, acompañada de un mensaje que estremeció a Brasil: “Y no volviste a hablar. ¿Y ahora, qué le voy a decir a Sofia?”, en alusión a la hija pequeña de la pareja. En otro posteo, recordó que octubre es el mes del cumpleaños de la niña, y que desde ahora, esa fecha quedará marcada por la pérdida irreparable.

/Inicio Código Embebido/

El sargento Fonseca llevaba 14 años en la Policía Militar y era considerado por sus compañeros un profesional disciplinado, leal y comprometido con su deber. Había participado en decenas de operaciones de alto riesgo en las favelas de Río, siempre bajo la bandera del Bope, la unidad de élite conocida por su lema: “Misión dada es misión cumplida.”

Su esposa relató que, cada vez que un compañero moría en servicio, él repetía una frase que hoy resuena con fuerza: “Tengo una contraseña en las manos; si algún día me toca, será haciendo lo que amo.” Esa convicción, recordó ella, fue la que lo acompañó hasta el final.

La muerte del sargento Carvalho da Fonseca se suma a la lista de las víctimas de una operación que, según denuncian organismos de derechos humanos, dejó un saldo devastador entre civiles y agentes. Pero su historia, marcada por la entrega y el amor a su familia, se transformó en símbolo del costo humano detrás de la violencia que asola las favelas de Río.

/Inicio Código Embebido/