Inflación en EEUU se mantuvo sin cambios en julio: aranceles y precios en juego

WASHINGTON (AP) — La inflación en Estados Unidos se mantuvo sin cambios en julio, ya que el aumento de precios de algunos bienes importados fue compensado por la caída de los precios de la gasolina y los comestibles, dejando los precios generales modestamente más altos que hace un año.

Los precios al consumidor aumentaron un 2,7% en julio en comparación con el año anterior, informó el Departamento de Trabajo el martes, el mismo porcentaje que el mes anterior y un aumento desde el mínimo post-pandemia del 2,3% en abril. Excluyendo las categorías volátiles de alimentos y energía, los precios subyacentes subieron un 3,1%, frente al 2,9% en junio. Ambas cifras están por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal.

Las cifras sugirieron que los aletargados aumentos de los alquileres y la gasolina más barata estaban compensando algunos impactos de los aranceles del presidente Donald Trump. Muchas empresas también absorbieron gran parte del costo de los aranceles. Las cifras del martes probablemente incluyeron algún impacto del arancel universal del 10% que Trump impuso en abril, así como aranceles más altos a países como China y Canadá.

Las cifras aún dejaron a la Reserva Federal en una posición difícil: la contratación se desaceleró bruscamente en la primavera, después de que Trump anunciara los aranceles en abril. La estabilidad en los empleos aumentó las expectativas del mercado financiero de un recorte de tasas de interés por parte del banco central, y algunos funcionarios de la Fed expresaron preocupaciones sobre el mercado laboral. Un recorte de tasas por parte de la Fed, a menudo, pero no siempre, reduce los costos de los préstamos para hipotecas, préstamos para automóviles y préstamos comerciales.

Los economistas estuvieron divididos sobre cómo la Fed debía interpretar los datos en los próximos meses. Algunos argumentaron que el empeoramiento del panorama laboral superaría las preocupaciones persistentes sobre la inflación y llevaría a la Fed a recortar en su próxima reunión en septiembre. Sin embargo, algunos dijeron que con la inflación subyacente notablemente por encima del 2% y en aumento, la institución se abstendría de reducir los costos de los préstamos.

El director del banco central Jerome Powell advirtió que el empeoramiento de la inflación podría mantenerlo al margen, una postura que enfureció a Trump, quien desafió las normas tradicionales de independencia del banco central y exigió préstamos más bajos. El martes, Trump atacó nuevamente a Powell por no recortar las tasas y sugirió que permitiría que procediera una demanda contra la Fed debido a los crecientes costos de su extensa renovación de edificios. No estaba claro a qué demanda se refería.

Mensualmente, los precios subieron un 0,2% en julio, por debajo del 0,3% del mes anterior, mientras que los precios subyacentes aumentaron un 0,3%, un poco más rápido que el 0,2% en junio. Muchos economistas esperaron que el impacto de los aranceles continuara empujando la inflación al alza en los próximos meses, aunque el impacto hasta ahora no había sido tan grande como muchos temían.

Brian Bethune, economista de Boston College, explicó que los aranceles generales de Estados Unidos, calculados como la cantidad de derechos pagados por las empresas estadounidenses dividida por las importaciones totales, alcanzaron el 10%, el más alto en décadas, y probablemente seguirían aumentando durante meses. “Esos aumentos de costos se trasladarán al consumidor de alguna manera”, apuntó Bethune. Algunas empresas, señaló, podrían reducir el tamaño de sus productos mientras mantienen el mismo precio.

Las empresas que absorbieron los costos de los aranceles, lo que redujo sus márgenes de ganancia, resultaron menos propensas a contratar nuevos empleados. Las ganancias de empleo desaceleraron a un ritmo lento desde abril. Los precios de la gasolina cayeron un 2,2% de junio a julio y cayeron un 9,5% en comparación con el año anterior, según el informe del gobierno. Los precios de los comestibles bajaron un 0,1% el mes pasado, aunque todavía son un 2,2% más altos que hace un año. Sin embargo, las comidas en restaurantes continuaron encareciéndose, aumentando un 0,3% en julio y un 3,9% en comparación con el año anterior.

Los aranceles parecieron aumentar el costo de algunos artículos importados: los precios de los zapatos subieron un 1,4% de junio a julio, aunque todavía son solo un 0,9% más caros que hace un año. El costo de los muebles aumentó un 0,9% en julio y es un 3,2% más alto que hace un año. Los precios de la ropa subieron un 0,1% en julio, después de un aumento mayor en junio, aunque todavía son ligeramente más baratos que hace un año.

Los datos del martes llegaron en un momento muy cargado para la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo, que recopiló y publicó los datos de inflación. Trump despidió a Erika McEntarfer, entonces jefa de esa oficina, después de que el informe de empleo del 1 de agosto mostrara una contratación significativamente menor para mayo y junio de lo que se había informado anteriormente. El presidente publicó en las redes sociales el lunes que eligió a E.J. Antoni, un economista de la conservadora Heritage Foundation y un crítico frecuente del informe de empleo, para reemplazar a McEntarfer.

A la agitación de esa oficina se sumó un congelamiento de contrataciones en todo el gobierno que la obligó a reducir la cantidad de datos que recopila para cada informe de inflación, según ha dicho la agencia. El economista de UBS Alan Detmeister estimó que esa oficina ahora recolecta aproximadamente un 18% menos de cotizaciones de precios para el informe de inflación que hace unos meses. Cree que el informe producirá resultados más volátiles, aunque promediados a lo largo del tiempo, seguirán siendo confiables.

Trump insistió en que los fabricantes extranjeros pagarían los aranceles reduciendo sus precios para compensar los derechos. Sin embargo, los precios de importación previos a los aranceles no cayeron mucho desde que se implementaron los gravámenes. Los economistas de Goldman Sachs estimaron que los fabricantes extranjeros absorbieron solo el 14% de los aranceles hasta junio, mientras que el 22% fue pagado por los consumidores y el 64% por las empresas estadounidenses. Sin embargo, basándose en patrones anteriores, como los aranceles de Trump de 2018 sobre las lavadoras, los economistas calculan que para este otoño los consumidores soportarán el 67% de la carga, mientras que los exportadores extranjeros pagarán el 25% y las empresas estadounidenses solo el 8%.

Muchas grandes empresas estadounidenses aumentaron los precios en respuesta a los aranceles, incluidas las fabricantes de ropa Ralph Lauren y Under Armour, y la empresa de gafas Warby Parker. El gigante de productos de consumo Procter & Gamble, fabricante de la pasta de dientes Crest, el detergente Tide y el papel higiénico Charmin, anunció a finales del mes pasado que aumentaría los precios de aproximadamente una cuarta parte de sus productos en porcentajes de un solo dígito medio. Y la fabricante de cosméticos e.l.f. Beauty, que fabrica la mayoría de sus productos en China, indicó el miércoles que había aumentado los precios en un dólar en toda su gama de productos a partir del 1 de agosto debido a los costos de los aranceles, el tercer aumento de precios en sus 21 años de historia.

“Tendemos a liderar y luego veremos cuántos más nos siguen”, dijo el CEO Tarang Amin en una llamada de ganancias el miércoles. Matt Pavich, director senior de estrategia e innovación en Revionics, una empresa que proporciona herramientas de IA a grandes minoristas para ayudarlos a evaluar decisiones de precios, dijo que muchas empresas estaban aumentando los precios selectivamente para compensar los aranceles, en lugar de hacerlo de manera generalizada. “Hasta ahora no vimos un impacto masivo en los consumidores en los precios minoristas”, expresó Pavich. “Ahora están subiendo, lo hemos visto”.