En medio de los saqueos, 4 camiones con alimentos volcaron en Gaza: 20 muertos

Cuatro camiones de ayuda humanitaria volcaron en medio de los saqueos y el desastre humanitario por la hambruna en Gaza, lo que dejó un saldo trágico de al menos 20 muertos y decenas de heridos. 

La Asociación de Transporte Privado que opera en la Franja informó que el martes ingresaron 26 vehículos al enclave, seis de los cuales fueron desvalijados y cuatro volcaron. 

Según informó la BBC, las multitudes se abalanzaron sobre los camiones en una carretera al sureste de Deir al-Balah, lo que provocó que los conductores perdieran el control debido a la presión ejercida por los cuerpos sobre la carga, el pánico y el terreno irregular.

Las autoridades israelíes anunciaron que permitirían la entrada gradual de bienes a Gaza mediante vehículos provistos por compañías privadas con el objetivo de aumentar el volumen de ayuda que ingresaba al enclave palestino. 

Esta autorización incluía alimentos para bebés, frutas, verduras, productos de higiene y otros insumos básicos. Las autoridades israelíes buscaron reducir la dependencia de las agencias de la ONU, cuya capacidad de distribución se vio limitada por ataques, destrucción de infraestructura y restricciones logísticas.

Las autoridades locales controladas por Hamas reportaron que el accidente ocurrió alrededor de la medianoche, cuando cientos de personas se agolpaban en la zona para recibir suministros. Mahmud Bassal, vocero de la agencia de Defensa Civil, explicó que los civiles esperaban la ayuda y que la presión de la multitud provocó que los vehículos perdieran estabilidad. 

La entrega de alimentos y asistencia humanitaria se volvió cada vez más riesgosa en los últimos meses. Conductores locales relataron que personas impulsadas por el hambre habían arrancado cargamentos directamente desde los camiones en movimiento. En ocasiones anteriores, hombres armados vinculados a bandas organizadas interceptaron vehículos para robar la ayuda y revenderla a precios elevados en los mercados.

Un video filmado esa semana mostró cómo dos camiones que ingresaban al sur de Gaza fueron desbordados por multitudes. Jóvenes trepaban a los techos de las cabinas y colgaban de los costados mientras los vehículos avanzaban lentamente. 

Abu Khaled Selim, vicepresidente de la Asociación de Transporte Especial, comentó que algunos conductores temían trasladar ayuda debido a cómo podrían desenredarse entre grandes multitudes. Ali al-Derbashi, un conductor de 22 años, decidió dejar su trabajo hace tres semanas debido al aumento de la violencia. Relató haber sido emboscado por una banda armada que lo forzó a desviar su ruta hacia una zona conflictiva donde le robaron todo.

El 29 de julio, otro conductor llamado Ashraf Selim murió por una bala perdida mientras intentaba entregar suministros. Su cuerpo llegó al hospital Shifa con un impacto en la cabeza. El Ejército israelí afirmó no tener conocimiento del caso y sostuvo que no ataca deliberadamente a convoyes humanitarios. Hamas responsabilizó a Israel por la tragedia, argumentando que los camiones eran obligados a circular por rutas peligrosas debido a las restricciones impuestas por el ejército israelí.

Las condiciones actuales empujaron a los vehículos a zonas donde las multitudes desesperadas los rodeaban antes de poder realizar una distribución controlada. 

Al inicio del conflicto, la entrega era más segura gracias a la escolta policial dirigida por Hamas. Sin embargo, con el colapso del aparato de seguridad, según los transportistas, "todo está permitido". La ONU rechazó proporcionar protección mediante fuerzas israelíes argumentando que violaría su principio de neutralidad. 

Anas Rabea, un conductor, relató cómo su camión fue rodeado apenas cruzó el paso de Zikim. Dijo: "Las instrucciones son parar porque no queremos atropellar a nadie". Luego fue interceptado por una banda armada que lo amenazó con un arma y le robó lo poco que le quedaba.

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Parte de la ayuda humanitaria fue vendida en mercados locales a precios elevados tras ser robada. La crisis humanitaria se agravó cada semana. Voceros del sector salud en Gaza informaron que al menos 193 personas habían muerto por desnutrición desde el inicio del conflicto, incluyendo 96 niños. 

Solo el miércoles anterior se reportaron cinco nuevas muertes vinculadas al hambre. Más de 100 organizaciones humanitarias y grupos defensores advirtieron sobre una posible hambruna generalizada en Gaza y denunciaron que Israel impedía el ingreso y distribución crucial de ayuda. El gobierno israelí negó estas acusaciones; el primer ministro Benjamin Netanyahu declaró que "no hay hambre" en Gaza y aseguró que Israel no bloquea el ingreso de suministros.

En respuesta a la presión internacional, el ejército israelí anunció la apertura de corredores humanitarios en tres zonas del enclave y autorizó "pausas tácticas localizadas" en las operaciones militares para facilitar la llegada de ayuda. Sin embargo, la entrega efectiva continuó siendo intermitente y peligrosa. La ONU estimó que cerca del 90% de la población gazatí —más de dos millones— había sido desplazada desde el 7 de octubre del 2023 cuando comenzó el conflicto tras un ataque comando realizado por Hamas contra el sur de Israel.

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