Tiahuanaco recibió miles de participantes en sus celebraciones
23/06/2025 | 11:48
Redacción Cadena 3
Con los brazos levantados al amanecer y entre cánticos al “Tata Inti” (Dios Sol en quechua), miles de bolivianos dieron la bienvenida al Año Nuevo Andino, Amazónico y del Chaco 5533 en más de 200 espacios ceremoniales a lo largo del territorio, en una jornada llena de fervor espiritual y compromiso social en el Año del Bicentenario de Bolivia.
El evento central se llevó a cabo en el ancestral centro ceremonial de Tiahuanaco, ubicado a 71 kilómetros de La Paz (oeste), donde participó el presidente Luis Arce junto al vicepresidente David Choquehuanca en el ritual del “Willka Kuti” (retorno del sol) junto a autoridades originarias, amautas (sabios andinos) y miles de asistentes.
El templo de Kalasasaya, más que un testigo milenario de civilizaciones preincaicas, se convirtió en el lugar donde las autoridades recibieron la energía solar con las manos en alto, siguiendo la tradición que señala el inicio de un nuevo ciclo agrícola.
En su discurso, Arce resaltó la importancia de generar empleo, mejorar la producción agrícola, fomentar la paz y promover la unidad nacional, superando las diferencias ideológicas. “Con esperanza pedimos a nuestra Madre Tierra que bendiga a nuestros nueve departamentos. En este año del Bicentenario, Bolivia debe avanzar en unidad y con fuerza”, afirmó.
La jornada, que desde hace 15 años se declara día no laborable mediante decreto, acogió a celebraciones en lugares sagrados de los valles, el chaco y el oriente del país.
Desde la Isla del Sol, en el lago Titicaca (oeste), hasta las ruinas de Samaipata en Santa Cruz (este) y el complejo arqueológico de Incallajta en Cochabamba (centro), la población se congregó en diferentes altas para recibir el Inti (Sol), símbolo vital de las culturas andinas.
El viceministro de Turismo, Hiver Flores, destacó que esta celebración se ha consolidado como un fenómeno cultural de notable interés nacional e internacional. “Muchos destinos han adoptado esta festividad como vía de revitalización cultural. Es un evento que crece y fortalece nuestras raíces”, aseguró.
Durante la ceremonia, las ofrendas, que incluyeron flores, alimentos, bebidas y hojas de coca, fueron colocadas en altares ceremoniales por los amautas, quienes guiaron las invocaciones a la “Pachamama” (Madre Tierra).
Las danzas autóctonas y cánticos ancestrales acompañaron la llegada del amanecer, creando una sinfonía de espiritualidad, resistencia cultural y celebración cíclica de la vida.
La presencia de autoridades gubernamentales en diversas regiones reflejó el compromiso del Estado por reafirmar la relevancia de las cosmovisiones indígenas como parte esencial del proyecto plurinacional. Ministros y viceministros se desplazaron a distintos puntos ceremoniales para unirse a los rituales y valorar estas tradiciones ancestrales.
El Año Nuevo Andino Amazónico y del Chaco no solo celebra el retorno del sol tras el solsticio de invierno, sino que también reafirma el legado de los pueblos originarios y su conexión espiritual con la tierra, según Flores.
Tiahuanaco, cuna de una de las civilizaciones más antiguas de América, se convierte cada 21 de junio en el epicentro de una celebración que fusiona identidad, fe, resistencia y proyección a futuro.
En medio de desafíos económicos y sociales, Bolivia optó por comenzar su nuevo ciclo andino con un mensaje de esperanza colectiva, raíces firmes y miradas hacia el cielo.
[Fuente: Noticias Argentinas]
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