La quinta pata del gato
15/10/2025 | 11:06
Redacción Cadena 3
Adrián Simioni
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Juega Argentina, pero contra España, no Puerto Rico
Ayer se desató un vendaval político y económico tras el anuncio fallido de un supuesto respaldo de Donald Trump al gobierno de Javier Milei. Lo que parecía una noticia bomba terminó siendo un fiasco que impactó negativamente en los mercados.
La reacción no se hizo esperar: bonos en caída, riesgo país en alza y un dólar que, una vez más, se convirtió en el refugio de los argentinos ante la incertidumbre. ¿Por qué? Porque el anuncio no solo careció de detalles concretos, sino que Trump condicionó cualquier apoyo a que al gobierno de Milei le vaya bien en las próximas elecciones. Un respaldo con asteriscos, que los mercados leyeron como un "no me fío".
La aclaración posterior no logró apagar el incendio. La verdad es sencilla: Trump no apoya a la Argentina, apoya a Milei. Y lo hace porque Milei representa un programa económico que coincide con su visión: lucha contra la inflación, control fiscal, disciplina monetaria y rechazo a devaluaciones permanentes.
En esencia, Trump actúa como cualquier inversor. Si cree que el país mantendrá esa línea, apuesta: compra bonos, invierte en pesos. Si no, se retira. Así de simple, así de crudo. Y los argentinos, en el fondo, hacemos lo mismo. Cuando olfateamos inflación o devaluación, corremos al dólar.
Cuando un ganadero teme que un nuevo Guillermo Moreno le fije precios o le prohíba exportar, vende la vaquillona en lugar de criar un novillo. Por eso, hace 80 años que el stock ganadero argentino no crece.
Lo curioso, y hasta perturbador, es la reacción de la oposición. Ayer, mientras los bonos caían y el riesgo país trepaba, algunos celebraban como si la debacle fuera un trofeo.
Festejar la desconfianza de los inversores porque eso podría allanarles el camino electoral es, cuanto menos, miope. Es como autofelicitarte por ahuyentar el capital. En este contexto, el lema "patria sí, colonia no" resuena como un eco del pasado, pero con un giro irónico. ¿Qué esperamos? ¿Que Estados Unidos nos mande dólares para ir de vacaciones a Brasil o llenar el changuito en el almacén? Nadie en su sano juicio invertiría en un país sin un rumbo claro.
El mensaje de Trump es lógico, aunque duela. No hay acuerdos firmados ni protocolos que pasen por el Congreso. El apoyo es condicional, como el de cualquier inversor que pone su dinero donde ve estabilidad y futuro.
Ayer, simplemente, se puso sobre la mesa una verdad que ya sabíamos, pero que preferimos esquivar: Trump apuesta por Milei, no por la Argentina. Y si la Argentina elige otro camino, él, como cualquier otro, recogerá sus fichas y se irá.
Esta cruda desnudez molesta, pero es un llamado a la realidad. Nos molesta que alguien venga y deje las cosas en su cruda desnudez.
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