Marcos Díaz a Talleres, en busca de la gloria perdida

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Marcos Díaz a Talleres, en busca de la gloria perdida

24/10/2020 | 13:00 | El nuevo arquero de la “T” viene de quedar libre en Boca y jugó seis partidos en los últimos dos años. Aún así, fue ídolo en Huracán e intentará recuperar su nivel en Córdoba. Conocé su historia.  

Raúl Monti

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Marcos Díaz a Talleres, en busca de la gloria perdida

En sus más de 10 años de carrera profesional, Marcos Díaz vivió todas las emociones posibles dentro de una cancha de fútbol. Pasó mucho tiempo en el banco de suplentes, pero llegó a ponerse el traje de ídolo y se acostumbró al calor de las ovaciones. Ya consolidado, sus atajadas recorrieron el continente en noches de Copa Libertadores o Sudamericana y dio cuatro vueltas olímpicas en el fútbol local. Sin embargo, sólo jugó seis partidos oficiales en los últimos dos años y su nivel actual es una incógnita.

Luego de defender las camisetas de Colón, Gimnasia de Jujuy, Huracán y Boca, el santafesino es refuerzo de Talleres y espera con ansias su debut bajo los tres palos de la “T”. Mientras los hinchas se preguntan si el recién llegado estará a la altura de Guido Herrera, quien dejó la vara alta tras seis temporadas en el “Matador”, el club no dudó en presentarlo como un “refuerzo de jerarquía”. La afirmación no carece de argumentos: el nuevo arquero “albiazul” dio sobradas muestras de personalidad y carácter dentro y fuera del campo de juego, a lo largo de un camino que no fue para nada fácil.

Cuando el nombre “Marcos Guillermo Díaz” apareció por primera vez en la planilla de los titulares de Colón, sintió que al fin tendría la chance de demostrar lo que era capaz de hacer. “Marquitos”, como le decían en aquel entonces, se ilusionó con que aquel Apertura 2009 fuera el campeonato en el que se libraría del cartel de “promesa” que le habían colgado desde sus tiempos en las selecciones juveniles. Tenía 23 años y estaba cansado de ser el suplente de Diego Pozo, que era el “1” indiscutido del “Sabalero”.

Marcos Díaz hizo todas las inferiores en Colón, el club del que era hincha en su Santa Fe natal. Dejaba la vida en cada entrenamiento y soñaba con custodiar el arco del “Cementerio de los Elefantes”, pero el puesto no se liberaba y se cansó de esperar. Después de cuatro temporadas sin ser tenido en cuenta, decidió pasar a un club del Nacional B con tal de sumar minutos y empezar a escribir su historia. Se instaló en Jujuy con la idea de ser titular en Gimnasia, pero todo le salió al revés: había dejado al equipo de toda la vida y seguía siendo suplente, esta vez con el agregado de estar lejos de su familia y en la segunda división. Cuando su ánimo ya estaba por el piso, un llamado desde Buenos Aires le dio fuerzas para intentarlo una vez más.

Corría el año 2013 y el mundo Huracán estaba revolucionado por la llegada de Antonio Mohamed a la dirección técnica, que ilusionó a los hinchas con pelear por el ascenso. Marcos Díaz fue uno de los primeros pedidos del “Turco”, que lo conocía de su paso por Santa Fe, y lo sumó al proyecto con la promesa de que pelearía por un lugar. Tuvo su oportunidad en la quinta fecha del torneo, pero su debut fue de terror: se lesionó al minuto de partido, en la primera pelota que tocó. Mohamed se fue al poco tiempo por malos resultados y la situación iba de mal en peor, hasta que un nuevo entrenador enderezó el rumbo del plantel y de su arquero, que parecía peleado con la suerte.

Antes de hacer historia en Talleres, Frank Darío Kudelka salvó a Huracán y a Marcos Díaz de un fracaso seguro. Armó un equipo sólido y ordenado, que contaba con “Wanchope” Ábila y el “Pity” Martínez entre sus filas, y su arquero recuperó la confianza que había perdido varios años atrás. Partido a partido, Díaz comenzó a lucirse con sus atajadas y se convirtió en la figura del “Globo” de Kudelka, que llegó a un desempate por el ascenso contra Independiente. Aún así, el “Rojo” se quedó con la victoria y el camino a primera volvió a empezar de cero.

El 2014 fue su año consagratorio. Mientras sufría por escaparse del Nacional B, Huracán se fue abriendo paso en la Copa Argentina gracias a las manos de su número “1”, que sorprendió a propios y ajenos con una extraordinaria capacidad para atajar penales. El santafesino tapó tres disparos en la definición de octavos de final, repitió su actuación en cuartos y el “Globo” llegó a una final histórica contra Rosario Central. Como no podía ser de otra manera, la historia se definió en los guantes de Díaz: atajó dos penales más y fue la figura indiscutida de Huracán, que gracias a sus atajadas rompió una racha de 41 años sin títulos.

Los de Parque Patricios cerraron el año con el ascenso a primera y el surgimiento de un nuevo ídolo, su arquero, que agigantaría su leyenda seis meses después. Fue el mejor de la Supercopa Argentina contra el River de Gallardo, que a pesar de una marcada superioridad no pudo vulnerar la muralla que se encontró en el arco “quemero”. Díaz levantó la segunda copa de su carrera y recibió una canonización popular por parte de los hinchas, que lo convirtieron en “San Marcos”.

Luego de las dos consagraciones, el ascenso y un subcampeonato de Sudamericana con el “Globo”, Marcos Díaz era intocable. El público lo ovacionaba sin falta en cada encuentro de local, hubo hinchas que se tatuaron su rostro y se publicó un libro sobre su vida titulado: “El héroe que cambió la historia de Huracán”. Se metió entre los mejores del puesto en el fútbol argentino y se animó a autopostularse a la Selección, luego de decir que la prensa “exageraba” los méritos de Franco Armani por ser jugador de River, y afirmar que él no era “menos que nadie”. Aunque fue criticado por sus declaraciones, estas le sirvieron como un guiño a la gente de Boca, su próximo destino.

Sacrificó su condición de ídolo para dar el salto al “Xeneize”, donde además de una notable mejoría económica podía ilusionarse con pelear todos los frentes. Al poco tiempo de llegar dejó en claro que quería competir con Esteban Andrada y seguir los pasos de Óscar Córdoba, pero sus metas fueron imposibles. Aún bajo las órdenes de Gustavo Alfaro, quien lo había pedido luego de dirigirlo en Huracán, jugó apenas seis partidos en el club, aunque celebró con sus compañeros en la última Superliga. Como dato anecdótico, su actuación más recordada con la azul y oro fue precisamente en el estadio Kempes y contra Talleres, en una noche en la que mostró destellos de su calidad.

Con 34 años y luego de quedarse libre en el “Xeneize”, Marcos Díaz llega a la “T” con un escenario ideal para reencontrarse con su mejor versión. Luego de la partida de Guido Herrera al fútbol de Turquía y con Mauricio Caranta como principal competidor, todo indica que el santafesino será el arquero titular en el campeonato que se avecina. A dos años de su salida de Huracán (último club en el que fue titular), luego de jugar muy poco en Boca y tras el largo parate por la pandemia, el correr de los partidos dirá si Andrés Fassi contrató a “San Marcos” o al suplente de Boca que nunca pudo pelear el puesto. Sea como sea, el futuro de Talleres está en sus manos.

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