Leonardo Ponzio, el gran caudillo del River de Gallardo

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Leonardo Ponzio, el gran caudillo del River de Gallardo

30/01/2021 | 13:30 | El emblemático capitán del "Millonario" es un ejemplo de profesionalismo y vigencia: a los 39 años, sigue siendo una pieza importante en el equipo de Gallardo. Conocé su historia.

Raúl Monti

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Leonardo Ponzio, el gran caudillo del River de Gallardo

Boina ajustada, barba tupida, botas y un vasto campo de fondo. Cerca del hombre, vacas y caballos amontonados en busca del alimento diario. Hay polvo en suspensión, levantado por alguno de los animales, que decora la foto. La foto es en Las Rosas, al oeste santafesino. El hombre es Leonardo Ponzio.

La imagen gauchesca de uno de los grandes ídolos contemporáneos de River es de una de sus vacaciones, antes de la pretemporada. Lejos de mares de aguas turquesas, yates de lujo o paisajes paradisíacos elegidos por otros futbolistas para descansar, el volante central prefiere optar por la tranquilidad de su pueblo.

Pero detrás de la simpleza del mate, el folclore y el asado con amigos, se esconde una persona que convive desde hace muchos años con los flashes, los autógrafos y el éxito deportivo.

Leonardo Daniel Ponzio nació el 29 de enero de 1982 en esa pequeña ciudad, que en el censo de 2010 registró algo menos de 14 mil habitantes. Sus padres son del campo, por lo que desde pequeño mamó la experiencia del sembrado, la fumigación y la cosecha.

"Tuvo una infancia feliz jugando a la pelota", dijo su mamá

En Las Rosas, entre medio de animales y el ruido de algún tractor cercano, “Leo” dio sus primeros pasos con la pelota molestando a los vecinos al jugar a la siesta con sus amigos, junto a alguna travesura de la infancia, como robar mandarinas de patios cercanos.

El Club Atlético Williams Kemmis vio nacer su talento para el fútbol como un centrodelantero “un poco morfón”, pero lo justificó al ser goleador en su categoría. Con los años, una tribuna de la institución del pueblo fue bautizada con su nombre.

Después, un Ponzio adolescente pasó al club Primera Arbolada, de Arrecifes, a unos 200 kilómetros de su casa. Allí lo llamó Roberto Puppo, coordinador de Newell’s. Se probó en el club rosarino y fue ganando lugar en inferiores mientras se acostumbraba a la polenta de la pensión y extrañaba a su familia y la gente de su pueblo.

En “La Lepra” vieron que era un jugador corredor y sacrificado y de a poco lo fueron sacando del puesto de “9” y tirando a los costados. Incluso, llegó a ser zaguero central. En sintonía, comenzó a ser convocado a las selecciones juveniles de Argentina, donde participó del Sudamericano Sub 17 en 1999.

Ponzio volvió de Europa en 2011 para luchar por el ascenso

Debutó en Primera el 17 de julio de 2000, con la camiseta rojinegra, ante Ferro, ingresando en el segundo tiempo por Damián Manso. Como titular tuvo su estreno en el torneo siguiente, de lateral por derecha. Su polifuncionalidad y entrega en la cancha lo consolidaron en el once inicial de Newell’s.

Su primera gran alegría en el fútbol llegó en 2001. El 8 de julio, en el estadio de Vélez, el seleccionado Sub 20 argentino goleó 3-0 a Ghana y se coronó campeón del Mundial de la categoría. Con José Pékerman como técnico, Ponzio fue titular en esa final y una de las piezas claves de un equipo inolvidable.

En Newell’s, ya consolidado como volante central, también tuvo un gran 2001. Se afianzó como titular indiscutido y marcó su primer gol ante San Lorenzo, con un misil de afuera del área.

En 2003, y tras consolidar un nivel superlativo que lo llevó por primera vez a la Selección mayor en un amistoso, fue transferido al Zaragoza de España. Se ganó el puesto rápidamente y tocó la gloria en la Copa del Rey en esa misma temporada, cuando su equipo venció al poderoso Real Madrid en la final, por 3-2, en tiempo suplementario.

El título le dio al Zaragoza la posibilidad de definir la Supercopa de España frente a Valencia, campeón vigente de la liga. Ponzio dio en ese certamen su segunda vuelta olímpica con el club y ganó terreno también en el seleccionado argentino, donde formó parte del proceso previo al Mundial 2006, aunque no fue convocado a la cita ecuménica.

En 2007, en un momento en el que alternaba entre la titularidad y el banco de suplentes, River puso los ojos en él. Tiempo atrás había sonado para Boca, pero el pase nunca se dio. “El León” volvió al país para vestir los colores rojo y blanco, con los que se convertiría en símbolo.

En las buenas y en las malas, siempre con la banda roja en el pecho

Ponzio debutó en “El Millo” en un superclásico de verano ante Boca, con un triunfo 2-0. Su estreno en la red en “La Banda” fue por Copa Libertadores, ante Colo Colo, en Chile. Con “El Cholo” Simeone como técnico, festejó su primer campeonato en River en el Clausura 2008.

En 2009 volvió a Zaragoza, que estaba en Segunda División. El volante de Las Rosas se convirtió en el emblema del equipo, que mejoró con su arribo y logró el ascenso. Estuvo otras tres temporadas en la máxima categoría con el elenco de La Romareda, hasta que decidió volver a Argentina.

En el país vistió otra vez la camiseta de River, para el segundo semestre del Nacional B, y demostró su temple en la cancha al seguir jugando pese a un cuadro de hemorroides. Fue el inicio de su época dorada en la institución de Núñez, que comenzó a forjarse con el esperado regreso a Primera División.

Ya en la máxima categoría, se lució con un impresionante gol de tiro libre ante Boca. Posteriormente, con Ramón Díaz de entrenador, jugó poco y se rumoreó sobre su posible salida, algo que no ocurrió. 

Logró un nuevo título en River con el riojano en el banco en el Torneo Final 2014, pero sumó pocos minutos. Con el arribo de Marcelo Gallardo, volvió a los primeros planos y fue un estandarte para la consagración en la Copa Sudamericana de 2014.

Bajo las órdenes de Gallardo ingresó al olimpo de los ídolos

Fue el puntapié de las páginas doradas del River de Gallardo en el plano internacional, con Ponzio como bandera. Llegaría después, en 2015, la Recopa Sudamericana y la ansiada Copa Libertadores, en una noche mágica en un Monumental repleto ante Tigres de México.

Luego llegó la final del Mundial de Clubes, ante el Barcelona de Lionel Messi. River perdió, pero había vuelto a ser River. Con “El Muñeco” como guía y Ponzio como capitán, llegó una etapa plagada de gloria: 3 títulos en la Copa Argentina, otras dos Recopas Sudamericanas, Suruga Bank y Supercopa Argentina.

Sin embargo, el festejo mayor e inigualable se dio en el día más feliz para los riverplatenses: la Copa Libertadores de 2018, en Madrid, ante Boca, el rival de toda la vida. La final del siglo fue el 9 de diciembre de ese año y Ponzio fue partícipe de la epopeya.

En este 2020, fue premiado por la Fundación Konex con un Diploma al Mérito a lo mejor del deporte argentino en la última década. A sus 39 años y con el extenso parate por la pandemia entre medio, algunos podrían haber pensado que el capitán tomaría la decisión de colgar los botines y volver a la tranquilidad de la boina ajustada, las botas y el vasto campo de fondo de la foto en Las Rosas, pero nada de eso ocurrió. El River de Gallardo sigue teniendo a su caudillo.

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