Juan Carlos Heredia, la “Milonguita” que bailó el Camp Nou (Por Jorge Parodi)

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Juan Carlos Heredia, la “Milonguita” que bailó el Camp Nou

09/05/2020 | 14:03 | El cordobés quedó en la historia de Belgrano y el Barcelona, donde entabló una amistad muy especial con Johan Cruyff. Fue un tipo generoso, que lo tuvo todo, pero se quedó sin nada. Nuestro homenaje.

Jorge Parodi

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Juan Carlos Heredia, la “Milonguita” que bailó el Camp Nou (Por Jorge Parodi)

En la década del ‘40 había un futbolista cordobés llamado Juan Carlos Heredia que llegó a jugar en la Selección Argentina.

Era tan hábil que con sus gambetas parecía bailar sobre la pelota y milonguear a sus rivales, por eso le decían “La Milonga”.

Algunas décadas más tarde, en los años ‘70, el tercero de los cuatro hijos de “La Milonga”, tenía la misma artística costumbre e idéntico nombre, Juan Carlos Heredia hijo, heredó el apodo y para el mundo del fútbol fue bautizado como “La Milonguita Heredia”.

Aunque la milonga es una cadencia rioplatense, su baile con la pelota nació en Córdoba, cuna del cuarteto, pero terminó de consagrarse en el Camp Nou, en Barcelona.

“La Milonguita” fue ídolo en el lugar donde hoy aclaman a un tal Lionel Messi y fue un amigo entrañable del gran Johan Cruyff, quien además de ser un futbolista descomunal es considerado el padre y el mentor del estilo del exquisito de fútbol que se enseña en La Masía y se disfruta en el mundo entero.

El Barcelona no lo olvida y cada año invita a “La Milonguita” Heredia a regresar. Después de cada visita el cordobés vuelve a su provincia con sus valijas llenas de afecto, respeto y admiración.

Hace algunos años, Heredia estaba en Córdoba y en la mala.

Rony Vargas, representando a Cadena 3, lo llevó a Barcelona para revivir sus años allí. Rony contó sobre la idolatría que profesan aún por “la Milonguita”: en el mejor restaurant de Cataluña hay una foto suya con un gol de palomita.

Rony fue testigo del momento en que Johan Cruyff, en ese momento DT del Barsa, se lo encontró en el Camp Nou a “la Milonguita”, después de muchos años y le gritó “¡qué hacés boludo!”, con los brazos abiertos de par en par.

Juan Carlos Heredia nació en Córdoba el 1 de mayo de 1952. “La Milonguita” empezó en Universitario, donde debutó en la vieja Liga Cordobesa.

En febrero de 1970, con 17 años se incorporó a Belgrano. Con “el Cuchi” Cos y “Bocadito” Quiroga formaron una delantera temible y lograron el campeonato de la Liga ese mismo año, después de ganarle 1 a 0 a Talleres con un gol de “la Milonguita”.

Allí formó parte de un gran equipo en 1971, que brilló en el Nacional junto a la “Pepona” Reinaldi, el “Pato” Laciar, “La Garza” Tocalli y “Tito” Cuellar, entre otros.

En esa temporada del ‘71 fue nuevamente campeón de la Liga Cordobesa y debutó en los viejos Nacionales en octubre con un gol, en la victoria de Belgrano sobre Huracán de Comodoro Rivadavia por 5 a 1.

Ese equipo le hizo 5 goles (uno de “la Milonguita”) a Chacarita, que venía de ser campeón en el torneo Metropolitano.

En Córdoba, Juan Carlos Heredia le pegó una milonga a Silvio Marzolini, ídolo de Boca y el mejor 3 del mundo.

En 1972 Ángel Labruna lo llevó a Rosario Central, que venía de ser campeón del Nacional del ‘71, allí jugó sólo 4 meses y rápidamente puso sus ojos sobre él, nada menos que el Barcelona.

En esos años no era común que un gran club europeo se interesara por un joven futbolista argentino, no se televisaba en España la Liga de nuestro país, ni existían las redes sociales.

Los Heredia vivían en una habitación de 4x4 en el Barrio Altamira y Juan Carlos quería sacarlos de la pobreza. Cuando la operación se concretó, “Milonguita” quitó la ropa que estaba tendida en su casa y tendió billetes de 100 dólares para darles la sorpresa a sus padres.

Por el tope de extranjeros no pudo incorporarse de inmediato. El Barsa lo cedió al Porto de Portugal donde fue considerado el mejor jugador extranjero de la temporada.

De ahí, ya con la nacionalidad española, pasó al Elche de España y una temporada después llegó al Barcelona.

Allí jugó 119 partidos, entre 1974 y 1980, ganó la Copa del Rey en 1978 y la Recopa de Europa de 1979.

Junto a Cruyff hicieron una dupla inolvidable, “La Milonguita” jugando más de punta y el holandés desparramando su talento en todo el campo.

“La Milonguita” se convirtió en figura estelar. Cientos de personas lo esperaban a la salida de los entrenamientos, la prensa lo mimaba con sus elogios, con el tiempo el cordobés se ganó un espacio privilegiado en el visitado Museo del club.

En aquellos años “La Milonguita” vivía en Castelldefels (muy cerca de Barcelona), en una casa de una manzana, al pie de la Sierra de Monserrat y a 50 metros del mar.

Tenía un zoológico propio, con 18 perros, cuatro caballos, una cabra enana, un mono de cara blanca y un león llamado Simba.

“La Milonguita” suele contar, que además de ser muy querido, hizo mucho dinero jugando en el Barsa, ganó millones de dólares.

Recuerda que regaló 26 casas y 24 autos a quienes "creía que eran amigos”. Venía a Córdoba, compraba electrodomésticos y los regalaba.

Su humor y don de gente le permitió ser amigo de Johan Cruyff, y hasta le cuidaba el perro cuando viajaba a Holanda con su familia.

Con Cruyff vieron juntos la final del Mundial del 78 en un bar de Barcelona.

Poco tiempo antes, debido a sus grandes actuaciones, el DT Ladislao Kubala lo convocó para jugar en la Selección de España que se preparaba para el Mundial de Argentina ‘78.

Algo ocurrió que cambió la historia y lo decidió a no venir al Mundial de Argentina, representando a España.

Sus padres vivieron una situación violenta e intimidante con un grupo de militares que irrumpieron en su casa, en Córdoba.

Les preguntaban dónde estaban los folletos y las armas: "Mi viejo, que trabajaba en la Municipalidad, no tenía ni un cuete". En medio del operativo –dieron vuelta toda la casa- llegó un militar "capo y futbolero" (así se lo describió su papá). Preguntó por qué admiraban tanto a "la Milonguita", la mamá dijo quién era.

"Le sacó una sábana que le habían puesto a mi papá en la cabeza y le dijo: ‘Entonces usted es la Milonga, vamos, nos equivocamos; les pido disculpas’.

Luego de este episodio “la Milonguita” le avisó a Kubala que no iría al Mundial. Cruyff, en el mismo bar donde después vieron la final, le dijo: "Me voy a solidarizar con vos; donde hay militares, Cruyff no juega. Vamos a verlo juntos al Mundial por televisión”.

“La Milonguita” es hincha de Belgrano, de Barcelona y de River.

Cuando volvió al país, empezó a padecer una lesión de ligamentos en su rodilla izquierda que le impidió rendir en su verdadero nivel y provocó su retiro apenas con 30 años.

Formó parte del plantel de River, campeón del Metropolitano del ‘80, pero jugó muy poco, fue cedido a Argentinos Juniors y ni siquiera pudo completar un partido.

“La Milonguita” estaba a punto de retirarse, pero Ángel Labruna le ofreció jugar en un gran equipo de Talleres en el Nacional ‘82.

El experimentado técnico, le pidió que entrara en el segundo tiempo, de un partido áspero ante Instituto. Heredia, no podía moverse por el dolor en la rodilla y pidió el cambió a los 10 minutos de ese complemento, Labruna le dijo que aguantara, entonces Heredia le metió una trompada al “Negro” Enrique Nieto y se hizo expulsar.

Allí mismo decidió terminar con su carrera. Don Amadeo Nuccetelli, el legendario presidente de Talleres, le pidió que siguiera, pero “La Milonguita” rescindió su contrato y devolvió el auto 0km que el club le había dado.

Su padre le enseñó que nunca tenía que robarle a nadie, por eso cuando se fue después de devolver todo, miró al cielo saludando a su viejo.

A propósito, ya habíamos narrado que “la Milonguita” regaló casas y autos a sus amigos. Cuando su papá necesitó 30 dadores de sangre hizo 33 llamados. Todos se comprometieron para estar a las 7 hs en el hospital, pero no fue ninguno y terminó pagando la sangre.

Juan Carlos Heredia, seguramente no supo invertir, fue demasiado generoso y se retiró del fútbol siendo muy joven. Tal vez por eso la fortuna que ganó en el fútbol desapareció.

Para sobrevivir, “Milonguita” trabajó como tachero en Córdoba durante algunos años, con un auto que le había regalado a un amigo, hacía un tiempo atrás.

“La Milonguita” Heredia tenía devoción por sus padres. Cuando su papá enfermó de cáncer, antes de fallecer, “la Milonguita” vendió todas las medallas de oro ganadas para comprar en Chile agua bendita para tratar de curarlo. También debió cuidar a su madre cuando enfermó. Heredia largó todo y se dedicó a cuidarla en sus últimos años.

Una de las plateas del Gigante de Alberdi, el estadio de Belgrano, lleva su nombre. Junto a su familia, sus cinco hijos y sus nietos lloraron de emoción el día que lo invitaron al bautismo de ese sector sobre la calle Arturo Orgaz.

“La Milonguita” Heredia tiene mil historias para contar. Fue el hijo de “La Milonga”, que siguió milongueando rivales.

Fue el potente y juvenil delantero que apareció en una de las mejores versiones de Belgrano de toda su historia, en 1971.

Fue más ídolo en Barcelona que el mismísimo Diego Maradona y el mejor antecedente de la idolatría por un argentino de los hinchas Culé hasta la irrupción de Lionel Messi.

Fue el socio futbolístico y el amigo entrañable de Johan Cruyff.

Fue el tipo generoso, que tuvo todo, pero se quedó sin nada.

Para decirlo mejor creyó tenerlo todo, pero se quedó con lo más importante, y a veces eso equivale a tenerlo todo.

“Milonguita” se quedó con: el cariño de la familia, los verdaderos amigos y la admiración incondicional de los hinchas, principalmente de Belgrano y del Barsa.

Por muchos años, Juan Carlos Heredia, fue “La Milonguita” que bailó en el Camp Nou.

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