El partido más largo del mundo

Había una vez un torneo de fútbol, cuyos partidos empatados en los 90 minutos obligaba a ejecutar tiros penales hasta definir un ganador. Pero el entusiasmo y la excitación que provocó en el comienzo naturalizar una herramienta excepcional como son los penales, terminó en un agotamiento y hastío que hizo que AFA (como una premonición de estos tiempos) volviera sobre sus pasos para cambiar todo…de nuevo.

El certamen 1988/89, el penúltimo de los largos, lo ganó Independiente y siendo ése el último título de Bochini; River fracasó con Menotti, Passarella y compañía; Boca fue goleado en la Bombonera por San Martín de Tucumán 6 a 1; Pastoriza “jubiló” a Gatti y con la participación de 13 campeones en México ’86; tuvo un “experimento” singular: el ganador en tiempo reglamentario sumaba 3 puntos, si había empate el vencedor en los penales se quedaba con un punto más, y el perdedor en esa tanda sólo se quedaba con la unidad ganada en los 90 minutos.

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En 38 fechas se produjeron 131 empates, que provocaron 1418 penales y con resultados como éstos: Argentinos 13 – Mandiyú 12, Independiente 12 – Español 11 con 28 ejecuciones, Talleres 10 – Argentinos 9 con 22 remates, Armenio 8 –Mandiyú 7, San Lorenzo 8 – Ferro 7, Central 2 – Talleres 1, Ferro 2 – Armenio 1 con 10 disparos ejecutados y Gimnasia 2 – Estudiantes 0, siendo récord en el otro extremo porque Gustavo Moriconi, arquero del “Lobo” atajó los cuatro remates del “Pincha”.

En el otro extremo decíamos recién. En la fecha 12, un 20 de noviembre de 1988 en la cancha de Ferro, Argentinos Juniors y Racing empataron 2 a 2 y luego protagonizarían la serie de penales más larga de la historia con 44 remates ejecutados y un resultado increíble: 20 a 19 para el “Bicho”. Fue el partido más largo de todos los tiempos en esta parte del mundo si contamos que duró 135 minutos, unas dos horas y cuarto de los cuales 45 minutos se consumieron en 44 penales, habiéndose convertido 39 de ellos. Oscar Dertycia fue protagonista de aquella jornada y tiene presente el tiempo: “Empezamos como a las 4 de la tarde y terminamos como a las 7 y media, ya con las luces encendidas”.

A nuestro compañero, el relator Gustavo Vergara, le tocó cubrir periodísticamente ese partido y así lo recuerda: “Quedó en la historia no por ser el más atrayente, fue la definición por penales más larga de la historia y la gente quería que termine gane quien gane”.

Eduardo Galeano, autor de una frase que quedó marcada por siempre, “el fútbol es la única religión que no tiene ateos” y creyente imparable en la capacidad del fútbol para producir sonrisas, citó este partido en uno de sus libros más famosos: “El fútbol a sol y a sombra”.

Pero los primeros dos penales, afuera. El de Walter Fernández por Racing, y el de “Cocayo” Dertycia por Argentinos. Después convirtieron todos, incluídos los arqueros Goyén y Balerio. Sin Rubén Paz y Redondo, expulsados, Argentinos y Racing la siguieron metiendo, una y otra vez. Del 9 a 9 de la primera serie, al 15 a 15 con el penal número 33 que atajó Goyén, pero no terminó ahí porque Carlos Ereros que podía darle el triunfo a los de La Paternal, le acertó al pie del arquero.

“El Gráfico” escribió: “Comenzó la tercera vuelta. Walter Fernández metió el penal número 40, el “Rulo” González el 41 y el “Panza” Videla fue a tirar su tercer penal contra su ex club. La atajada de Goyén fue fantástica. El ex Independiente hace memoria de esa acción y del temple del público que se quería ir: “Miraba a la gente que estaba en posición de rezo, pidiendo que los arqueros agarremos una”. Quedaba el tiro número 44 y Jorge Gáspari por fin, acababa con esa interminable definición.

Inmediatamente lo que todo el mundo sintió fue una sensación de alivio. Se había terminado un suplicio. Suplicio para los árbitros que mientras miraban si todo estaba en orden, hacían gimnasia; para los jugadores, cada vez más fundidos y enfriándose a medida que todo pasaba y seguía igual; para los arqueros que a medida que eran “fusilados” se desmoralizaban aunque a Goyén le quedó el último reflejo; y para la gente que mientras iba pasando la tarde y se hacía de noche, optaron por irse del estadio.

Argentinos alistó a: Goyén; Gómez, Cáceres, Lorenzo y Rodríguez; Ezequiel Castillo (Gáspari), Redondo y Ramiro Castillo (González); Ereros, Rudman y Dertycia. Racing con: Balerio; Vázquez, Costas, Fabbri y Olarán; Acuña (Lamadrid), Olarticoechea, Videla y Paz; Medina Bello (Decoud) y Fernández.

Para el “Bicho” marcaron tres veces González y Gáspari; dos veces Gómez, Lorenzo, Cáceres, Goyén, Rodríguez y Rudman; y una vez para Dertycia y Ereros. Para la Academia anotaron en dos oportunidades Fernández, Videla, Olarticoechea, Decoud, Costas, Fabbri, Olarán, Balerio y Lamadrid; y una vez para Vázquez.

De más está decir que el aburrimiento había ganado por goleada y la AFA, haciéndose eco de encuestas y un malestar general, discontinuó ese sistema para regresar al sistema de competición tradicional. A los futbolistas no le hizo gracia alguna patear tres rondas de penales o ser los villanos rifando un buen partido con un penal desviado. Si hay que ponerle un título a ese momento, Carlos Olarán, defensor de la Academia, lo tiene: "Risueño y vergonzozo"