Alfio Basile: "Garganta con arena"

En la historia del fútbol argentino, Alfio Basile es mucho más que el técnico que le dio a nuestra Selección de mayores  el último título oficial, en la Copa América de Ecuador en 1993, hace 26 años.

El Coco es un personaje que respira y  destila fútbol.

Su personalidad desbordante lo convirtió en un líder como futbolista y como DT.

Su voz grave y sus frases profundas denotan su apasionado tránsito por la vida y por el fútbol.

Amigo de sus amigos, se aferró a viejos códigos, no escritos, para caminar  entre adeptos y detractores.

Nacido en Bahía Blanca en 1943,  Basile fue el más porteño de los bahienses.

Compañero inseparable del pucho y de la noche.

El Coco Basile fue un sólido zaguero central (como decían los viejos cronistas) de una fuerte personalidad, un notable cabeceador  y el caudillo de grandes equipos que hicieron historia en nuestro futbol.

Junto a Roberto Perfumo fueron los impasables marcadores centrales de aquel Racing de Juan José Pizzutti que fue campeón en el 66 a nivel local y que conquistó la Libertadores y la primera Intercontinental para clubes argentinos en el 67 frente al Celtic de Escocia.

Un equipo superofensivo que se afirmaba en el arquero Agustín Cejas y en una zaga inolvidable de los apuntados Perfumo y Basile para sostener su vocación ofensiva.

Más tarde, Alfio Basile integró uno de los equipos más lujosos y recordados del fútbol argentino, el Huracán de Menotti, campeón del Metropolitano en 1973.

Junto a Brindisi, Babington, Russo, Carrascosa, Houseman y Avallay, entre otros, dibujaron tardes maravillosas, donde Basile llevaba la voz cantante desde el fondo de la defensa para que el resto brillara de tres cuartos de la cancha hacia arriba.

El futbol se  terminó para el Coco en 1975, por una lesión en la rodilla,  para comenzar una fructífera carrera como DT, que recién concluiría 27 años después con más éxitos que fracasos.

Desde aquel Chacarita del 75 que jugaba lindo y  volteaba grandes, con Claudio Marangoni como estandarte.

Pasando por los equipo cordobeses sobre los finales de los 70 y comienzos de los 80,  Instituto, Talleres y fundamentalmente Racing.

En el Nacional del 80 la Academia cordobesa sorprendió al país con el Coco en el banco y grandes jugadores, como Gasparini, Amuchástegui, Ramos y  Coloccini, y se consagró subcampeón, en el certamen que ganó Rosario Central.

La cronología es larga: Basile dirigió el Racing campeón de la Supercopa Sudamericana e Interamericana en el 88 y más tarde obtuvo 5 títulos  dos locales dirigiendo a Boca entre 2005 y 2006, cuando se fue nuevamente a la Selección y fue reemplazado por Ricardo Lavolpe.

También las experiencias fallidas y los fracasos forman parte de su larga carrera, su paso por Atlético Madrid, su regreso a Boca en 2009 y a la Selección en 2006, cuando debió renunciar después de perder con Chile en eliminatorias mundialistas y su último paso por Racing en 2012 , fueron ejemplo de ello.

Respecto de la Selección, Coco llegó a dirigirla en 1990, después de dos ciclos exitosos de Menotti y de Bilardo, ambos campeones del mundo.

Había que empezar de nuevo. Buscar jugadores, armar una Selección acorde con su historia.

Fue durante la era post Maradona , cuando la Selección de Basile, con nuevas figuras, como Gabriel Batistuta,  logró de manera  brillante la Copa América de Chile en 91 y en la Ecuador en el 93.

También, de la mano del Coco, la Selección ganó la Copa Artemio Franchi (Mar del Plata 1993) y una Copa FIFA Confederaciones (Arabia Saudita 1992).

La clasificación para la copa Mundial de fútbol de 1994 parecía fácil hasta que la Argentina perdió de local por 5 a 0 frente a la selección de Colombia, derrota que hizo que los albicelestes debieran disputar una reclasificación ante el ganador del grupo de Oceanía.

Después de ese partido, Diego Maradona volvió a jugar para afrontar los dos partidos decisivos contra Australia.

En ese período logró una racha de 33 partidos sin perder; la marca más grande de partidos invictos alcanzada por la Selección Argentina en su historia.

En aquella Copa Mundial disputada en los Estados Unidos, la Selección Argentina comandada por Basile no pasó de los octavos de final, después de haber sido eliminada por Rumania en aquella instancia, y después que saltara  el doping positivo de Diego, lo cual fue visto como un fracaso por la gente.

El Coco tuvo grandes equipos y  padeció profundas decepciones.

Alfio Basile siempre fue fiel a su estilo.

Priorizó el fútbol de ataque sobre la especulación.

La motivación a sus jugadores por sobre el trabajo táctico.

Cohesionar grupos humanos más que largas jornadas de entrenamientos y videos para estudiar al rival.

El Coco Basile ha dejado su impronta en el fútbol, como técnico y como jugador.

Siempre tuvo la voz de mando en sus grupos.

Una  voz grave y profunda, plena en sabiduría y experiencia que brota de esa garganta con arena que siempre supo hacerse escuchar.