Por qué las nuevas tradiciones escolares son tan violentas: "No hay pertenencia"

El castigo impuesto a unos 140 alumnos de quinto año del Colegio Universitario Santa María de Godoy Cruz encendió una alarma en la comunidad educativa de Mendoza. Los estudiantes fueron sancionados por destrozos y desbordes durante el festejo del "Último Último Día" (UUD), quedando libres y obligados a rendir todas las materias. 

Este episodio, que se suma a otros similares en el país en estas nuevas prácticas como el UUD, pone el foco en la creciente violencia de estas "tradiciones" de egresados y en la fractura del vínculo entre la familia y la institución escolar. En ese marco, el psicopedagogo Alejandro Castro Santander, abordó y analizó este fenómeno en Cadena 3.

/Inicio Código Embebido/

- Estas presuntas tradiciones de violencia no son antiguas, pero parecen haberse naturalizado la violencia con la que se dan. ¿Qué es lo que nos está pasando, que el festejo del fin de ciclo viene cargado de tanto ánimo destructivo?

Coincido totalmente, hay un cambio de época muy significativo. Esto no es tan antiguo, pero se ha ido naturalizando, como si fuera un derecho adquirido por parte de los estudiantes del último año. Lo triste es que, en estos casos, la gran pregunta es: "¿estos son nuestros egresados?". O sea, uno se pregunta "¿qué hicimos con estos chicos?". 

La palabra clave para entender este fenómeno es la pertenencia: sentirse parte de un proyecto, no solamente los chicos, sino también los padres y los docentes, que son quienes terminan queriendo la escuela.

- Al ver esta falta de amor y respeto por el colegio, que es una oportunidad educativa en un país con altas tasas de deserción, la pregunta es: ¿qué hicimos nosotros, como sociedad, para que estos chicos se expresen de esta manera?

Desde la investigación, siempre lo vemos como algo complejo, con una mirada ecosistémica. El estudiante está rodeado por la familia —que es la primera escuela—, el barrio, la misma escuela y la sociedad. Tenemos que preguntarnos cuál es el mensaje que estamos dando y cuál es el fruto de todo esto. En este modelo hay una gran responsabilidad de la familia. Nos encontramos con padres que reaccionan inmediatamente con un "mi hijo no", pero que después lo ven en un video haciendo barbaridades. Por otro lado, hay una responsabilidad de la gestión escolar: hoy no reconocer que estos desbordes pueden pasar al inicio o al final del ciclo lectivo ya es algo así como una ignorancia culpable. Debemos aplicar herramientas preventivas y no ingenuas.

- La reacción de muchos padres, yendo con abogados a cuestionar las amonestaciones colectivas, ¿revela una ruptura del pacto socio-educativo al no buscar compartir la situación con el colegio, sino solo defender a ultranza a su hijo?

Sí, a ver, si me preguntás, desde lo legal es un error la sanción colectiva. Hay un principio rector: no sancionar colectivamente. Es incorrecto pedagógica, ética y legalmente porque vulnera el debido proceso educativo (cada estudiante tiene que responder por lo que hizo), aumenta el resentimiento y refuerza la ley del silencio entre los chicos. Además, termina desplazando el propósito pedagógico hacia una lógica más punitiva, que siempre termina siendo ineficaz. Si realmente queremos una respuesta y queremos que haya una reparación del daño que se hizo —no solo material—, el camino es arduo. Lo mejor que hay que hacer y que es una de las grandes ausencias de la educación es la prevención en conductas disruptivas.

- Volvemos al tema de los límites: ¿no será que los padres y la escuela están evitando poner el límite, por miedo a ser padres "menos piolas"?

Totalmente de acuerdo. El centro de este desencuentro es que se rompió el pacto socio-educativo, y hay que reconstituirlo urgentemente. Te diría que ahí está el centro del problema. Hoy una educación sin valores es una educación sin valor. Necesitamos tener en el centro del proyecto educativo cuáles son los valores que van a guiar todo el proceso de los chicos. ¿Cómo se protegen esos valores? Con límites, con normas, con reglamentos. 

Y después, ¿quién es el que lo va a aplicar? Una autoridad. Autoridad es una persona o una institución que defiende esos valores con competencia. Hoy la escuela está devaluada, los chicos no la valoran, y a veces la familia tampoco lo hace, porque no están juntos. Los chicos ven ese desencuentro, y por eso no hay pertenencia.

/Inicio Código Embebido/

Entrevista de Miguel Clariá y "Siempre Juntos".