Simón Derivi, el chef rosarino que conquista Estonia con su carta argentina

En una esquina de Rosario, Simón Derivi soñaba con la gastronomía europea. Hace 14 años, un amigo estonio lo invitó a visitar Estonia, una de las repúblicas bálticas que alguna vez formó parte de la Unión Soviética. Sin conocerla, aceptó la aventura. 

Así, lo que empezó como un viaje de 10 días se transformó en 13 años hasta ahora, y actualmente es dueño de Siga la Vaca, un restaurante que lleva el sabor argentino a Tallin, la capital del país.

En diálogo con Cadena 3, Simón contó que el nombre del restaurante, inspirado en una conocida parrilla argentina, tiene un giro local. En estonio, "siga" significa cerdo, lo que convierte el nombre en un guiño bilingüe que gusta a los comensales. En su menú, carnes argentinas y uruguayas brillan junto a toques peruanos como el anticucho.

Estonia, un país pequeño con 1.300.000 millones de habitantes, sorprendió a Simón con su belleza. Tallin presume un casco medieval declarado patrimonio de la humanidad, con torres y murallas intactas. A pocos pasos del centro, en el barrio de Kalamaja, "Siga la vaca" atrae a locales y turistas que buscan disfrutar del asado argentino.

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La vida en Estonia no es sencilla. Con seis meses de invierno y oscuridad, el clima desafía incluso a los más resilientes. "Algunos amigos latinos salieron corriendo", contó Simón, aunque él pudo adaptarse. 

El restaurante está abierto hace seis años. "Les encanta el asado, aunque la carne aquí es cara", explicó. Su clientela incluye argentinos de paso y amigos locales que se rinden al carisma latino.

Vivir al lado de Rusia, en un contexto de tensiones geopolíticas, no pasa desapercibido. Los bálticos, con un pasado marcado por la opresión soviética, sienten la presión.

A sus 45 años, Simón se ve quedándose en Estonia, aunque no descarta volver a Rosario algún día. Fanático de Los Redondos y de Newell’s Old Boys, lleva su identidad argentina en cada plato. 

"Siga la vaca" es más que un restaurante: es el sueño de un rosarino que, siguiendo una vaca imaginaria, encontró su lugar a miles de kilómetros de su tierra natal. 

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Entrevista de Adrián Cragnolini.