Una argentina representará al país en el mundial de un juego milenario japonés

Desde el pequeño pueblo cordobés de Guatimozin, llega una historia de superación y talento que cruza fronteras: Gissella Gastin, quien representará a Argentina en el Mundial de Go, un milenario juego de estrategia oriental.

Junto a su compañero Nahuel García, Gissella clasificó al torneo que se disputará en Osaka, Japón, tras consagrarse campeones en el certamen continental. "Fue clave que el torneo sea en parejas, porque eso permitió que las mujeres podamos participar", destacó.

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El Go es un juego de tablero de origen asiático, con más de 2.500 años de historia. Aunque suele compararse con el ajedrez, tiene reglas propias y una profundidad estratégica inmensa. “Se aprende rápido, pero dominarlo puede llevar toda una vida. Yo, al menos, sigo aprendiendo a tener paciencia cada vez que juego”, contó Gastin entre risas.

El camino a Japón no es sencillo, ni desde lo deportivo ni desde lo económico. Aunque los organizadores aportan 120 mil yenes (unos 800 dólares) para cubrir parte del viaje y el alojamiento, el resto debe ser autofinanciado por los participantes. Aun así, la ilusión está intacta.

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"Sabemos que no vamos a ganar el Mundial, sería ingenuo pensarlo. Allá hay niños de 10 años que ya son cinturones cuatro dan o más. Nosotros jugamos en otra liga. Pero si ganamos la mitad de los partidos, yo me vuelvo feliz", expresó con realismo y humildad.

Gissella se inició en el Go por azar: en un bar de Rosario, un desconocido le comentó que su remera parecía un tablero de Go. "Nunca había oído hablar de eso. Me enseñó por internet y me pasé todo un verano jugando", recordó. Hoy, ya radicada nuevamente en Guatimozin, se convirtió en difusora del juego en su pueblo. Está organizando una capacitación gratuita a través de la Universidad Popular, abierta a todo el país.

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Sobre su coterráneo, el piloto Marcos Dianda, Gisela fue contundente: "Es un genio. Nos hace festejar a todo el pueblo cada vez que corre. En Guati vivimos los logros como si fueran colectivos".

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Dos historias distintas, un mismo origen. Desde Guatimozín al mundo, Gisela y Marcos demuestran que el talento, la constancia y los sueños no tienen código postal. Porque como siempre decimos en La Argentina Posible, la esperanza también se entrena.

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Entrevista de Claudio Giglioni