Don Adolfo: cinco generaciones apostando al campo y la sustentabilidad

En la localidad santafesina de Sastre, la familia Tibaldi lleva adelante el establecimiento Don Adolfo, un ejemplo de cómo las empresas familiares del agro logran combinar tradición e innovación para proyectarse al futuro. Con raíces que se remontan a 1880, cuando los primeros inmigrantes compraron sus tierras, hoy la quinta generación continúa diversificando la producción con agricultura, lechería y una destacada cabaña de raza Holando-Argentina.

“Nosotros somos la quinta generación que viene en esto de la producción de alimentos y del campo como una forma de entender la vida”, cuenta Juan Cruz Tibaldi, quien junto a sus hermanos conduce la empresa familiar. El campo está ubicado entre Sastre y María Juana, en el centro-oeste santafesino, una de las principales cuencas lecheras del país.

El establecimiento Don Adolfo sostiene tres unidades de negocio: la agricultura, con 700 hectáreas en producción; un tambo de 100 vacas en ordeñe con un promedio de 35 litros diarios; y la cabaña Holando-Argentina, reconocida por sus múltiples premios en exposiciones de San Vicente, Rafaela y otras localidades de la región. Aunque la cabaña no representa el mayor ingreso económico, para los Tibaldi tiene un valor simbólico y productivo: “Nos gusta tener animales de calidad, competir, y a la vez integrar la genética al sistema agrícola y lechero. Eso nos da satisfacciones y también mejores indicadores de suelo”, explica Juan Cruz.

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La visión de la familia está fuertemente ligada al concepto de agricultura regenerativa. “Vemos que la integración de agricultura y ganadería trae beneficios claros: menor uso de herbicidas, mejor control de malezas, más microorganismos en el suelo. Hoy podemos demostrar con indicadores que ese sistema mixto es más sustentable”, detalla el productor.

La empresa funciona bajo un esquema familiar democrático, con el liderazgo de Carlos Alberto “Beto” Tibaldi y la participación activa de sus cuatro hijos. Cada uno aporta desde su formación y experiencia: “La vinculación familiar es el motor y el combustible que nos lleva a ser competitivos”, resume Juan Cruz.

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De cara al futuro, los Tibaldi proyectan ampliar su rodeo lechero y profundizar la integración productiva, siempre con el cuidado del suelo como norte. “Queremos dejar un recurso mejor del que recibimos”, dice el productor, convencido de que el camino pasa por diversificar y sostener un modelo mixto.

Historias como la del establecimiento Don Adolfo reflejan cómo las familias productoras del interior mantienen viva una tradición de más de un siglo, mientras se adaptan a los nuevos desafíos. Como resume Tibaldi: “Queremos dejarle a las próximas generaciones un recurso mejor del que recibimos”.

Entrevista de Facundo Sonatti.