Innovación agrícola
29/10/2025 | 15:23
Redacción Cadena 3
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Córdoba lidera la producción de bioetanol: su impacto en la economía regional
La industria de los biocombustibles dejó de ser una promesa incierta para transformarse en uno de los motores más dinámicos de las economías regionales de Argentina. Córdoba es hoy el epicentro de ese crecimiento: concentra gran parte de la producción nacional de bioetanol a base de maíz y se ha convertido en un polo industrial que combina innovación energética, agregado de valor y desarrollo agropecuario.
En diálogo con La Argentina Posible, Víctor Accastello, de ACA Bio (Asociación de Cooperativas Argentinas) donde se gestiona la planta de bioetanol más grande del país ubicada en Villa María, despejó uno de los principales mitos del sector: la supuesta competencia entre biocombustibles y alimentos.
“No compiten, se complementan”, aseguró Accastello. “Del grano de maíz solo se transforma en combustible el almidón. El resto son proteínas, minerales y aceites que se convierten en alimentos para la nutrición animal”, explicó.
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/Fin Código Embebido/Por ejemplo, señaló que uno de los derivados clave es la burlanda, un residuo proteico del proceso industrial, altamente valorado como alimento para ganado. Solo ACA Bio produce lo suficiente para alimentar 400.000 cabezas de ganado por día.
“Es el complejo proteico más barato del planeta. El productor que incorpora burlanda en sus dietas ya no la deja nunca más”, afirmó.
La planta de ACA Bio procesa 700.000 toneladas de maíz por año y produce 290 millones de litros de bioetanol, que se mezcla en los combustibles que se venden en estaciones de servicio de todo el país. Pero el impacto económico no termina ahí.
El 80% de la burlanda se consume en un radio de 100 a 120 kilómetros alrededor de Villa María, lo que ha impulsado el crecimiento de tambos y feedlots en la región. “La ubicación no fue casual —explicó Accastello—. Villa María está en una de las cuencas lecheras más importantes del país, con gran disponibilidad de maíz y buenas rutas logísticas”.
ACA Bio también captura el dióxido de carbono (CO2) que se libera en el proceso de fermentación. En alianza con la empresa Chantor, instalada en el mismo predio industrial, reutilizan ese CO2 para abastecer a: la industria de bebidas gasificadas, empresas metalmecánicas, productores de litio del NOA, construcción de hormigón avanzado.
El aceite de maíz que se extrae como subproducto también gana protagonismo internacional. Una parte se exporta a Europa para producir SAF (Sustainable Aviation Fuel), el combustible sostenible para la aviación, en combinación con otros cultivos como la carinata o la camelina.
“Son materias primas buscadas porque no compiten con la alimentación humana y permiten avanzar hacia un transporte aéreo más sostenible”, destacó Accastello.
El caso de ACA Bio ejemplifica cómo una industria basada en ciencia y producción primaria puede transformar una región sin desarraigar su identidad agropecuaria.
“Es ganar-ganar: producimos energía renovable, generamos empleo, fortalecemos la producción ganadera y retenemos valor en origen”, cerró Accastello.
Entrevista de Adrián Simioni y Fernando Genesir
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