Liliana Olivero: “Milei gobierna para y con la casta y metió manos en la lata”

Liliana, ¿cuál es el contexto que enfrenta el Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad (FIT-U) en estas elecciones legislativas?

Nos enfrentamos a un escenario muy difícil, tanto en Córdoba, con 18 listas compitiendo, como a nivel nacional. El gobierno de Javier Milei aplica un ajuste severo sin autocrítica, incluso tras derrotas electorales como la de Buenos Aires. La ley de emergencia en discapacidad, demandada con movilizaciones, fue aprobada pero luego suspendida. Estamos en un momento crítico, económico, social y político, comparable al 2001, con un gobierno que no cumple sus promesas y afecta gravemente a los sectores populares.

¿Por qué creés que el gobierno de Milei llegó al poder y cómo se mantiene?

Milei fue elegido por el hartazgo de 40 años de promesas incumplidas de partidos tradicionales, peronistas y radicales, que dejaron a la clase trabajadora y sectores populares en peores condiciones. Su gobierno se sostiene porque otros partidos le dieron gobernabilidad, votando la Ley Bases y otorgándole superpoderes, sin cuestionar un ajuste brutal. Esto incluye al gobierno de Córdoba, que no se opuso a estas medidas.

¿Creés que este gobierno debería cumplir su mandato de cuatro años?

No depende de la izquierda, sino de la movilización popular. Este gobierno ignora las necesidades de la gente, quitó 100 mil pensiones por discapacidad, reprime a jubilados y perjudica a pequeños productores con retenciones, mientras las grandes multinacionales se benefician. Su insensibilidad y falta de diálogo podrían llevar a una crisis similar a la del 2001.

El gobierno de Milei reivindica haber reducido los cortes de calle y piquetes, que suelen asociarse a la izquierda. ¿Por qué hay menos protestas ahora, a pesar de las razones para movilizarse?

Las mayorías populares y los trabajadores siguen movilizados, como se vio en las marchas universitarias. Sin embargo, la CGT y la CTA no han sostenido la lucha tras medidas de fuerza iniciales contundentes. Desde el FIT-U exigimos un paro de 36 horas y un plan de lucha para enfrentar este gobierno. Las políticas de Milei, como controlar el dólar o pagar al FMI, tienen un alto costo para los trabajadores, mientras los bancos y grandes grupos económicos se benefician.

¿Cómo se diferencia el FIT-U del kirchnerismo, ya que algunos los confunden?

No tenemos nada que ver con el kirchnerismo. Hemos combatido sus gobiernos, que con un doble discurso aplicaron ajustes similares. El FIT-U propone un gobierno obrero y popular, completamente distinto al sistema capitalista actual, que consideramos perverso. Nuestra coherencia se refleja en nuestras cinco bancas en el Congreso, donde rotamos los cargos, cobramos como trabajadores y no negociamos principios.

¿Hay algún gobierno en el mundo con el que el FIT-U se identifique?

No hay un gobierno actual que represente nuestro modelo. Luchamos por un gobierno de los trabajadores, construido desde abajo, democrático y opuesto a regímenes como el de Maduro en Venezuela, donde tenemos un partido trotskista en oposición. Nuestra experiencia en la Revolución Rusa de 1917, con Lenin y Trotsky, es una referencia histórica, pero buscamos una alternativa propia para Argentina y América Latina.

¿Qué caracteriza la campaña del FIT-U y su presencia en la sociedad?

Nuestra campaña es militante, cercana a los trabajadores. Estamos en las puertas de fábricas como la petroquímica de Río Tercero, apoyando a los despedidos, en hospitales contra la precarización laboral y en los barrios. Nuestras bancas en el Congreso son impecables, con un programa coherente, sin transar. Además, rotamos los cargos y volvemos a nuestros trabajos, como Mónica Schlotthauer, que regresa al ferrocarril, o yo, que volví a mi empleo tras ser legisladora provincial.

¿Qué libro recomendarías?

"Las venas abiertas de América Latina", de Eduardo Galeano. Este libro marcó mi vida, me dio la energía para militar desde los 15 años, sobrevivir a la dictadura y seguir luchando por un mundo mejor.

Entrevista de Sergio Suppo.