Roberto Gargarella: “Highton no renunció por las internas en la Corte”

La Argentina, hoy

Gargarella: “Highton no renunció por internas en la Corte”

06/10/2021 | 20:51 | El constitucionalista y sociólogo dijo a Cadena 3 que la jueza decidió irse por “cansancio” y no por desacuerdos en el tribunal. Sugirió que el país debe pensar su política judicial en términos “más transparentes y democráticos”.   

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Roberto Gargarella: “Highton no renunció por las internas en la Corte”

El abogado, sociólogo y profesor universitario, Roberto Gargarella, opinó que la renuncia de Elena Highton de Nolasco a la Corte Suprema de la Nación no obedece a las disputas internas de los jueces, sino a un cansancio personal de la magistrada.

En diálogo con Cadena 3, en el clico “La Argentina, hoy”, que se emite los miércoles en el programa “Informados, al regreso”, de 19.30 a 20.30, Gargarella dijo, además, que el país necesita pensar su política judicial en términos de mayor transparencia.

Al ser interrogado sobre los cambios que se produjeron en los últimos días en el máximo tribunal, el jurista expresó: “La renuncia de Highton, salvando el respeto que le tengo, con quien he participado en una comisión en la UBA (Universidad de Buenos Aires), no diría que fue por principios. Creo que ha sido por el cansancio por reconocerse mucho tiempo en la mira por lo que todo el mundo advierte que fue una inconducta en lo referido a su permanencia en el cargo”.

“Además, mucho de lo que ella había querido lograr, como la Oficina de la Mujer y la de Violencia Doméstica, ya lo había logrado y ahora eran más los costos personales que las promesas de beneficios. No es una renuncia porque ve mucho desacuerdo en la Corte”, agregó.

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En otro tramo de la entrevista, al ser consultado acerca de si es comprobable, tras las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), el viejo adagio sobre los supuestos cambios de los magistrados en base a los resultados electorales, respondió: “Hay algunos estudios que formalizan algo que era de sentido común y visible, que es la actitud habitual de los jueces de recalcular sus votos cuando olfateaban que venía un cambio de gobierno”.

En ese sentido, remarcó: “Los jueces han tenido siempre un radar muy bien sensibilizado para detectar los cambios de viento. Eso ocurre y es mucho más potente para explicar las cosas que pasan, más que el lawfare. Los jueces son hijos del poder”.

Sobre este punto, abundó: “Los jueces tienen grandes poderes de amenaza, como el cajón: retirar o guardar un expediente. Los magistrados tienen un enorme poder de decisión y extorsión y poquísimo control sobre sí, además de modos de decisión muy poco transparentes”.

“Eso implica que muchos jueces van a aprovechar esos privilegios que tienen y muchos los explotan. Otros tratan de pasar abajo del radar y mantener los privilegios y hacer un desempeño burocrático e invisible. Otros, en cambio, tienen perfil alto, porque paga mejor”, continuó.

“El poder político tiene enormes mecanismos de extorsión sobre ellos. Algunas son informales: dinero bajo la mesa y servicios de inteligencia. Otros, formales: tocar el botón del Consejo de la Magistratura. Eso le da al poder de turno una gran capacidad de empuje a jueces que tienen causas sensibles”, describió.

En otro tramo de la conversación, el constitucionalista consideró “ridículo” el reclamo del ex juez Eugenio Zaffaroni de ampliar los miembros de la Corte Suprema, al mismo tiempo que calificó de “propuestas epidérmicas” los cambios pedidos por Ricardo Lorenzetti, como la reforma del sistema penal, la existencia de una "Justicia independiente" y la preocupación por la cantidad de causas que llegan al máximo tribunal.

Hay un problema estructural, que es propio de cómo se ha organizado la Justicia en Occidente y en América. Eso no depende de la cantidad de miembros de la Corte, sino del vínculo entre la ciudadanía y la Justicia. Hay un gran griterío, pero no hay reflexión sobre el fondo”, expresó.

Ante la consulta acerca de si el Consejo de la Magistratura debería volver a la tradición de no tener tanto peso del poder político, reflexionó: “Si sigue existiendo, no puede ser en estos términos actuales. Desde el kirchenrismo, se ha transformado en un mayor dominio político. Es horrible este sistema y también el viejo de nombramientos secretos. Hay que empezar a pensar la política judicial en términos más transparentes y democráticos”.

Repreguntado sobre la posibilidad de que el país logre tener alguna vez una Justicia independiente, analizó: “Estamos en un estadio preocupante y especial. Argentina está en todos los aspectos -económico, constitucional, político y cultural- mucho peor que en otras décadas”.

“Pertenezco a la generación del ‘Nunca Más’ y tuve intervención en el diseño de la estrategia jurídica del Juicio a las Juntas. Eso es un ejemplo extraordinario de lo que Argentina pudo hacer. Es el único hecho del que me enorgullezco y me pongo de pie. Pocas veces pasó algo semejante”, destacó.

“Eso pasó hace no mucho. Los más poderosos estuvieron ahí y fueron condenados y hoy tiene aún mucho impacto. Eso demostró que era posible. Pasamos de la Justicia del ‘Nunca más’ al pacto de impunidad”, sentenció.

Sobre este último punto, consultado sobre el rol de la sociedad en relación son la impunidad, afirmó: “No tiene ninguna responsabilidad para mí. Hoy no tenemos la posibilidad de hacer nada. Tenemos un sistema constitucional que no nos da voz, sino que, cada dos o cuatro años, nos da la chance de tirar una piedra contra la pared y que alguien la interprete. Ahora bien, las herramientas que tenemos como ciudadanos para hablar son nulas”.

En ese marco, destacó los cambios judiciales implementados en dos países latinoamericanos. “Un caso tremendo es el de México, que es una nación partida en miles de pedazos: hizo una reforma electoral que cambió la historia política. Chile hizo lo mismo: el sistema electoral heredado del pinochetismo fue cambiado para hacer una sociedad más inclusiva”.

“Por eso, me enojó mucho toda la democratización de la Justicia que impulsaba el kirchnerismo: eran payasadas y cortinas de humo para colonizar ese poder”, disparó.

Finalmente, se refirió al actual jefe de Gabinete, Juan Manzur, y respondió una consulta sobre si es constitucional o no que no haya renunciado a la gobernación: “Forma parte de nuestra provincia Macondo, que es Tucumán, por el nivel de degradación de su dirigencia, manifestado en la metáfora de Alperovich en la actualidad. Manzur es una expresión de eso: su llegada al poder, su enriquecimiento. Es extraordinariamente preocupante en términos de derechos humanos”.

Por último, analizó el país que se avecina tras las legislativas de noviembre: “Argentina ha dada muestras reiteradas de que cosas sorprendentes pueden pasar de un día a otro y uno no puede predecirlas. Si las cosas se mantienen en los términos actuales, como la dinámica de inacción y desconfianza, la no conversación y no apertura a la oposición y la intolerancia en el Gobierno, no sería raro que se dé un resultado que se repita o agrave para el oficialismo”.

Tengo pocas esperanzas en las elecciones, porque defiendo una idea de conversación entre iguales como ideal regulativo”, concluyó.

Entrevista de Sergio Suppo y Luis Fernández Echegaray. 

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