Cristina Pérez, sobre su nueva novela: "Fue un trabajo de orfebre"

En una conversación apasionante con La Argentina Hoy, Cristina Pérez se desprendió por un momento del rol que la ha hecho reconocida como periodista para sumergirse en su faceta de escritora. La charla giró en torno a su última novela, Mujer Samurai en busca de Tomoe Gosen, una obra que sorprende por su ambientación en el Japón del siglo XII y por traer al primer plano a una heroína histórica casi olvidada.

Tu última novela me llamó mucho la atención que te fueras tan lejos y tan atada en el tiempo para encontrar una heroína oriental, una heroína japonesa. La primera pregunta es casi elemental: ¿cómo la encontraste y por qué te sedujo tanto escribir una novela sobre ella?

Llegué a la conclusión de que mis personajes me encuentran. Leyendo, me crucé con un párrafo de la épica literaria de La Crónica de Heike o La Guerra de Genpei, que es una guerra civil del siglo XII. Allí describían a esta mujer como la principal comandante de uno de los generales, capaz de pelear de igual a igual con un dios o un demonio, montar caballos sin ser domados y cruzar declives con total destreza. Me parecía increíble leer un texto de hace casi mil años sobre una mujer samurái. Al buscar más, descubrí un universo fascinante y también la historia menos contada de las mujeres guerreras samurái.

Claro, el cine, la literatura y los libros de historia nos han traído principalmente hombres valientes, épicos, una mitología propia. Aunque tuvieras material de las leyendas, esta época es difícil de documentar. ¿Cómo abordaste esa investigación?

Me puse a buscar retazos, fragmentos y ecos de la leyenda de esta mujer, que sigue siendo célebre en Japón, presente en videojuegos, animes e historias manga. Además, recientemente eligieron a la primera ministra mujer de la historia en Japón, lo que me parecía fascinante considerando lo que tardaron las mujeres samurái en alcanzar poder.

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Se menciona que incluso existían matriarcados detrás del poder formal de los hombres...

Sí, en esa época hay momentos donde se observa un matriarcado tras el poder masculino formal. Las tramas de poder son complejas y más aún para nosotros los occidentales, porque implican lógicas y filosofías muy diferentes.

Cuando uno escribe una novela histórica, debe construir un universo verosímil. ¿Cómo lo hiciste con esta cultura japonesa?

Tuve que meterme en la filosofía y cosmogonía de la época. Muchas novelas que cuentan Oriente lo hacen a través de un occidental que nos guía, pero yo quería hacer que el lector entrara directamente en la vida japonesa de aquel momento, con su jerarquía clásica, el código de honor y la cultura donde la muerte podía ser más significativa que la vida.

Hablemos del proceso de escritura. ¿Cómo elaboras tu trabajo, desde la investigación hasta tener el libro en tus manos?

Hasta esta novela creía tener un método, pero descubrí que debía cambiarlo. La historia requería buscar distintas fuentes: literarias, históricas, leyendas, relatos orales, obras de teatro. Fue un trabajo como de orfebre, construyendo a partir de fragmentos y sombras de distintos tiempos, como trabajar el acero de las espadas.

¿Cómo combinaste la construcción histórica con la ficción narrativa?

La primera comandante del general del Sol Naciente aparece solo en un capítulo porque fue la única que sobrevivió para contarlo. Tuve que reconstruir su historia y su presencia, hilvanando fragmentos y buscando explicar por qué una mujer con tal poder no aparece en otras batallas documentadas. Además, es un personaje que combina lo masculino y lo femenino: fuerza, habilidad militar, belleza, inteligencia.

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¿Escribiste el libro de corrido o por capítulos sueltos?

Generalmente tengo la idea del principio y del final. Esta novela la construí en formato de scene within the scene, escena dentro de la escena, que es bastante teatral. Así, un personaje empieza contando una historia y otro la cierra. Durante el viaje de la escritura surgieron sorpresas y contradicciones que la literatura me permitió resolver imaginando versiones posibles.

¿Cómo logras equilibrar tu vida como periodista y escritora, considerando lo exigente de ambas actividades?

Fue durísimo. Empecé este libro el año pasado cuando no estaba haciendo televisión. Volver a la televisión este año hizo que trabajara a destajo y llegara exhausta al final del libro, escribiendo incluso de noche y los fines de semana.

En tu vida personal, convivís con un funcionario del Gobierno Nacional. ¿Cómo manejaste la relación entre tu trabajo como periodista y tu vida personal?

Primero tuve que tener claro mi fidelidad profesional con la audiencia. No hago de mi marido una fuente; mi línea crítica permanece intacta. Hay un código interno de respeto mutuo: él tiene derecho a criticarme como yo lo tengo a criticarlo, pero nunca influye en mi labor periodística.

Para terminar, Cristina, ¿podés recomendar un libro para la Biblioteca Virtual de La Argentina Hoy?

Sí, El Nombre de la Rosa, de Umberto Eco. Es una novela que usa el formato de escena dentro de la escena y me cautivó profundamente. Para mí, es su obra maestra.

Entrevista de Sergio Suppo.