El desafío del conocimiento
18/12/2025 | 21:02
Redacción Cadena 3
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Ignacio Ibarzábal, de Argentinos por la Educación: “Lo que no se mide no mejora”
Queremos saber cómo nació Argentinos por la Educación, a partir de qué fundamento o idea, y cómo empezaron a construir la tarea que llevan adelante día por día, año tras año.
La iniciativa de Argentinos por la Educación se originó en 2016. Provino de un grupo de líderes educativos, sociales y empresarios que coincidían en una visión: aunque en las últimas décadas la sociedad civil argentina ha hecho esfuerzos significativos en lo asistencial, la emergencia y los proyectos territoriales, ha faltado una movilización a mayor escala enfocada en cómo mejorar el sistema. Nuestra vocación es unirnos desde toda la sociedad civil para apoyar los cambios que los distintos gobiernos necesitan para mejorar la educación para los 10 millones de estudiantes. Intentamos generar un movimiento por la educación basado en la evidencia y los datos, no en una u otra ideología.
¿Cuántos años llevan de este trabajo? Ustedes generan información y datos que comparten con actores públicos y medios, pero también mantienen una relación con los ministerios de educación provinciales para la ejecución de la política educativa. ¿Cómo ha sido el relacionamiento con los ministros de educación y los gobernadores en estos ocho años?
Llevamos ocho años trabajando. Para nosotros, los datos y la relación con los ministros van de la mano, ya que lo que no se mide no se mejora; medir es una condición necesaria. En un sistema con 10 millones de estudiantes, si no tienes buenos indicadores, es muy difícil saber si se avanza o se retrocede. El trabajo de datos es fundamental en la relación con los ministros, ya que sin capacidad para hacerlos disponibles en el debate público, no tendríamos puntos de referencia. Nuestra tarea como actores externos es apoyar los cambios. En la relación con los gobiernos, intentamos presionar continuamente por el dato, lo cual a veces es incómodo, velando por la transparencia y para que las conversaciones sean en torno a los indicadores. Esto genera tensiones, pero es parte fundamental de nuestro trabajo. Es importante señalar que aún existe una ley nacional que impide la difusión de datos por escuela. En cuanto a la relación con los gobiernos, hemos intentado generar compromisos específicos de la política, pues aprendimos que debemos ser bien concretos. Por ejemplo, a partir de la campaña de 2022, pedimos a los candidatos a presidente el compromiso de priorizar la comprensión lectora mediante la presentación de un plan, la inversión y la evaluación. Logramos que se comprometieran todos los principales candidatos a presidente y la mayoría de los gobernadores electos, lo que fue un antes y un después al tener un compromiso concreto sobre el cual sostener la conversación. Hemos observado que, en buena medida, esos compromisos se vienen cumpliendo. También buscamos impulsar propuestas. Desarrollamos, con más de 200 expertos y organizaciones, un Acuerdo por la Educación, que es la primera vez en Argentina que tenemos un basamento robusto, plural, preciso y de largo plazo sobre qué deberíamos hacer. Adicionalmente, desarrollamos una hoja de ruta para la alfabetización inicial en diálogo con dirigentes y estudiando referencias internacionales.
Con 10 millones de estudiantes en Argentina, la verificación de resultados es crucial. ¿Estos acuerdos que ustedes hacen con las provincias incorporan elementos de verificación y prueba, de modo que ven los resultados y los comparten pública y privadamente?
Lo que hacemos es solicitar a los gobiernos provinciales y al gobierno nacional que mejoren su transparencia en la estadística educativa. Para nosotros, una premisa es que no pedimos ningún dato para uso propio, sino que los datos tienen que estar públicos para toda la sociedad. Analizamos esos datos con rigurosidad y dedicación, y realizamos un trabajo de "traducción" de esa evidencia, que a veces es difícil de procesar, para el gran público. Queremos que la ciudadanía entienda esas estadísticas que a veces se publican de un modo un poquito opaco.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/Generalmente, los resultados de las pruebas, como las pruebas Aprender, nos inquietan. ¿Cómo caracterizarías la situación actual? ¿La educación argentina está empantanada, tiene algún nivel de evolución, o hay signos de recuperación?
Se me ocurren tres cosas: el vaso medio lleno, el vaso medio vacío y dónde estamos hoy. En el aspecto positivo (vaso medio lleno), Argentina ha avanzado en los índices de inclusión: la mayoría de los chicos en edad escolar están en la escuela. Vimos una mejora en la cobertura del nivel inicial, donde prácticamente la totalidad de los chicos van a sala de cinco. También bajó la deserción en la secundaria: del 2018 al 2022, el porcentaje de jóvenes de hasta 25 años que no terminan la secundaria bajó del 24% al 15%. No obstante, el vaso medio vacío es que los chicos están en la escuela, pero no aprenden. El Índice de Resultados Educativos, que cruza datos de trayectoria y aprendizaje, resume todo: de cada 100 estudiantes que empiezan primer grado de la primaria, solo 10 llegan al último año de la secundaria en el tiempo esperado, sin abandonar o repetir, y con aprendizajes básicos en Lengua y Matemática. El fruto que estamos logrando en términos de aprendizaje es muy preocupante. Resumiendo: estamos bien en cobertura, pero mal en aprendizaje. En cuanto a dónde estamos hoy, hay dos fenómenos positivos que nos dan esperanza. El primero es que en febrero de 2024, en el Consejo Federal de Educación, el secretario federal y los 24 ministros provinciales acordaron el Compromiso Federal por la Alfabetización, marcando este tema como la prioridad en educación. Además, estamos empezando a ver pequeñas mejoras incipientes en el aprendizaje en algunas provincias gracias a las pruebas provinciales. Por ejemplo, Entre Ríos, Salta, San Luis y Río Negro están evaluando recurrentemente y, según sus estándares, están empezando a ver pequeñas mejoras. La segunda nota de esperanza tiene que ver con la sociedad civil.
Me cuesta encontrar dirigentes políticos que conozcan y se interesen realmente por los temas educativos. ¿Les sucedió lo mismo a ustedes al hablar con los ministros?
Hay un proceso de la política que es positivo. Anteriormente, intentamos pedir compromisos en elecciones presidenciales sin éxito. Hoy, con 200 organizaciones, logramos que la política se comprometa con un tema, que ese tema esté en agenda y que se estén implementando políticas en torno a ese compromiso. Creemos que muchas ONG, fundaciones y ciudadanos se están organizando mejor y están siendo más efectivos en generar una relación positiva con los dirigentes para lograr transformaciones en educación. Respecto a su pregunta, hemos tenido muchas reuniones con dirigentes que parecen genuinamente interesados en educación. La clave no es tanto preguntar qué tanto les interesa a los políticos la educación, sino hacer que les interese. Esto depende de cuánto nos interese a nosotros —padres, ONGs, líderes de opinión, periodistas— y qué estamos dispuestos a hacer para que la educación sea más prioritaria, porque la política reacciona a lo que pide la sociedad.
Dado que la educación primaria y secundaria se transfirió a las provincias hace más de 30 años, ¿la Argentina educativa es un archipiélago inconexo o existen realmente espacios y discursos comunes?
No creo que haya un archipiélago educativo, aunque sí tenemos heterogeneidades relacionadas con el desarrollo económico y social, desigualdades y particularidades propias del federalismo. Sin embargo, más allá de esas diferencias de desarrollo, creo que la dinámica del sistema y de la política educativa es bastante homogénea. Lo digo en un sentido negativo, porque no vemos casos excepcionales de sistemas que mejoren mucho y que podamos estudiar. Por ejemplo, en un momento, gracias a un pedido nuestro, se difundieron datos a nivel municipal y Pocho de Córdoba fue el departamento con mejor desempeño educativo del país. Necesitamos mejores datos para ver si esto está pasando en algún otro punto. Lamentablemente, hay una homogeneidad en cómo funciona el sistema que incluso traspasa el nivel socioeconómico. Estudiando las pruebas PISA, vimos que los estudiantes argentinos de nivel socioeconómico alto tienen desempeños iguales o peores que los estudiantes de nivel socioeconómico bajo en España. Esto demuestra que tenemos problemas de aprendizaje de manera homogénea en el sistema, y no archipiélagos positivos de aprendizajes muy claros, al menos con los datos que hay.
Para finalizar, ¿qué libro recomendarías para la biblioteca virtual de Cadena 3?
Un libro que me marcó mucho es "Ana Karenina" de Tolstói. Me hizo reflexionar sobre la existencia y el amor humano. Ahora estoy leyendo una biografía de J.R.R. Tolkien, escrita por un tal Carpenter, y también la recomendaría.
Entrevista de Sergio Suppo.
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