Autos autónomos supervisados en Australia

Innovación en transporte

'Autos autónomos supervisados' llegan a Australia, pero las leyes no están listas

03/11/2025 | 16:00

Tesla lanzó en septiembre su sistema de conducción semi-autónoma en Australia, pero las leyes y regulaciones actuales no están preparadas para esta tecnología innovadora.

Redacción Cadena 3

En septiembre, el fabricante estadounidense de automóviles eléctricos Tesla presentó un sistema de conducción semi-autónoma que describe como "el futuro del transporte" en Australia. Este sistema, denominado Full Self-Driving (Supervised), difumina la línea entre el control humano y el control de la máquina. Sin embargo, las actuales normativas de licencias y seguridad vial no están diseñadas para gestionar esta situación.

La estrategia del gobierno federal para el transporte por carretera de alta tecnología, publicada la semana pasada, menciona poco sobre cómo se debe gestionar esta nueva tecnología semi-autónoma. Como expertos en ciudades y transporte, proponemos algunas ideas concretas de políticas para gestionar esta innovación de manera segura: cambios en las reglas de licencias, pruebas de seguridad y mayor responsabilidad y transparencia.

¿Qué es la conducción 'supervisada'?

El nuevo sistema de Tesla es la forma más avanzada de conducción semi-autónoma disponible para los consumidores australianos. El vehículo puede seguir rutas de principio a fin, manejar intersecciones, cambiar de carril y responder a los semáforos. Estas tareas superan con creces el tradicional "piloto automático" o el control de crucero adaptativo.

Tesla afirma que "bajo su supervisión activa", el sistema "lo llevará casi a cualquier lugar". A pesar de que "conducción completamente autónoma" forma parte del nombre del producto, la parte de supervisión activa es crucial.

Las pruebas iniciales en Australia realizadas por revisores de The Drive y CarExpert muestran un sistema técnicamente impresionante, pero que aún está lejos de ser perfecto:

el automóvil reconoce señales, pero no siempre las lee o interpreta correctamente
los cambios de carril pueden ser lentos, a veces confundiendo a los conductores cercanos
la navegación puede fallar cuando la cobertura satelital es débil
el sistema a veces selecciona el carril incorrecto o juzga mal el derecho de paso
puede estacionar de manera incómoda, a veces ocupando dos espacios
usar gafas de sol oscuras puede confundir la cámara que monitorea al conductor y desactivar el sistema.

La impresión general es la de un vehículo que puede manejarse solo la mayor parte del tiempo, pero que necesita un conductor real listo para intervenir en cualquier momento. Para ser justos con Tesla, la compañía afirma que el sistema "requiere un conductor atento para mantener el control adecuado del vehículo, quien debe estar listo para actuar de inmediato en todo momento".

¿Está la regulación australiana a la altura?

La nueva Estrategia Nacional de Tecnología del Transporte por Carretera del gobierno federal describe cómo Australia planea prepararse para el transporte conectado y automatizado. La estrategia se compromete a desarrollar un "marco regulatorio nacional consistente" para vehículos automatizados. Sin embargo, señala que la implementación dependerá de las estrategias de transporte de los estados y territorios, que establecen planes más detallados para adoptar y desplegar nuevas tecnologías.

En resumen, la estrategia reconoce la automatización, pero dice poco sobre cómo se gobernará.

¿Qué políticas podrían funcionar?

La automatización supervisada ocupa una zona gris entre el control humano y el de la máquina. El marco político actual de Australia aún no ha definido cómo se debe gestionar ese espacio. No hay una solución única, pero hay varias áreas donde pasos modestos y basados en evidencia podrían ayudar a que la tecnología de conducción supervisada madure de manera segura.

1. Reformas en la formación y licencias de conductores

La automatización supervisada cambia lo que significa conducir. El papel del conductor pasa de un control activo a una supervisión continua. La investigación muestra que las personas no son naturalmente buenas en esto. Cuando los conductores no están obligados a mantener el control continuo, su conciencia de la situación puede erosionarse rápidamente. Esto puede llevar a reacciones más lentas o peores cuando necesitan tomar el control.

Actualizaciones modestas a las pruebas de licencias existentes podrían ayudar a abordar esto. Las autoridades estatales podrían introducir preguntas adicionales de conocimiento o un breve módulo que cubra estos sistemas y sus limitaciones. Esto aseguraría que cada conductor que utilice tales sistemas tenga al menos un conocimiento básico de cómo funcionan y dónde comienza y termina la responsabilidad humana.

2. Certificación previa al despliegue y transparencia

Antes de que los sistemas semi-autónomos lleguen al público, deberían demostrar que pueden operar de manera segura bajo las condiciones locales de carretera, clima y tráfico. Actualmente, Australia no tiene un requisito para tal validación. Una vez que un vehículo cumple con las Reglas de Diseño Australianas, los fabricantes pueden activar o modificar características de automatización a través de actualizaciones de software. No tienen que presentar datos de seguridad de apoyo ni buscar aprobación regulatoria.

Los fabricantes podrían estar obligados a proporcionar datos de rendimiento validados antes de lanzar actualizaciones. Esto podría incluir cosas como la frecuencia y la eficacia con que los humanos toman el control del sistema, la frecuencia con que fallan los sensores y qué sucede después, y medidas de cuán efectivamente el sistema evita accidentes.

Las pruebas de software "beta" o experimental aún podrían ser posibles, pero solo dentro de zonas de prueba aprobadas por el regulador bajo monitoreo controlado. Un paso complementario sería incorporar mínimos estándares de rendimiento para estos sistemas dentro de las Reglas de Diseño Australianas o los protocolos de evaluación de seguridad de ANCAP. Estos podrían cubrir el tiempo de alertas, la fiabilidad del sistema y la transparencia del rendimiento del sistema.

3. Responsabilidad e integridad de los datos

Actualmente, Australia no tiene un requisito para que los fabricantes de automóviles semi-autónomos compartan datos sobre accidentes, casi accidentes o momentos en que el sistema se apaga o pasa el control al conductor humano. Cuando ocurren incidentes, la evidencia a menudo permanece únicamente con la empresa. Esto limita el escrutinio público y la investigación independiente.

Aquí, Australia puede aprender de las regulaciones en otras jurisdicciones. Por ejemplo, California publica informes anuales de "desconexión" de todos los desarrolladores que prueban sistemas automatizados. La Unión Europea exige a los fabricantes que retengan y compartan datos de sistemas de seguridad críticos para la investigación de accidentes y supervisión.

También quedan varias preguntas legales y regulatorias sin resolver, respecto a quién es responsable de los accidentes, cuáles son las obligaciones de los conductores y cómo debería funcionar el seguro.

¿Qué sigue?

Australia enfrenta la tarea de establecer reglas para el espacio intermedio de la "conducción supervisada". La tecnología en sí ya no es experimental. Está activa en nuestras carreteras. Lo que es experimental es cómo la gobernamos. Establecer ahora límites claros y modestos ayudará a garantizar que la movilidad automatizada se desarrolle de manera segura. No deberíamos esperar a que ocurran incidentes importantes para revelar las lagunas y crear una presión para una regulación apresurada.

Lectura rápida

¿Qué es la conducción supervisada?
Es un sistema semi-autónomo de Tesla que requiere supervisión activa del conductor.

¿Qué problemas presenta?
Reconoce señales pero no siempre las interpreta correctamente y puede confundirse en situaciones de tráfico.

¿Cómo se regula en Australia?
La estrategia nacional reconoce la automatización, pero carece de un marco regulatorio claro para su gestión.

¿Qué reformas se proponen?
Se sugieren cambios en la formación de conductores, certificación previa al despliegue y mayor transparencia en la responsabilidad de datos.

¿Cuál es el futuro de la conducción autónoma?
Se necesita establecer regulaciones claras para garantizar un desarrollo seguro de la movilidad automatizada.

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