Mario Riorda: “El Gobierno nacional se refugia en el 30% con que llegó al poder”

¿Por qué se complicó tanto la predicción electoral en la Argentina? 

Te agradezco que evitemos hacer pronósticos, porque no soy encuestador y pronosticar me parece poco serio, además de ser una picadora de carne. La predicción se complicó por un montón de cosas. La primera y más importante para Argentina y la región es el rompimiento del sistema de partidos. Esto genera cambios de todo tipo. En segundo lugar, hay un desacople de la mirada nacional, que es relativamente estable, respecto a los niveles subnacionales o provinciales, donde sí ha eclosionado el rompimiento del sistema de partidos.

O sea, si bien es una elección nacional, ésta se resuelve en cada uno de los distritos, donde las tendencias locales influyen mucho. 

Totalmente. No solamente influyen mucho, sino que además son bastante independientes de la tendencia nacional. A nivel nacional se plantea como una especie de River-Boca (La Libertad Avanza versus Fuerza Patria), pero en realidad, solo hay ocho provincias gobernadas por el peronismo, ninguna por La Libertad Avanza, e independientemente de cinco distritos en alianza, hay 12 provincias con liderazgos provinciales. Imagínate qué desacertada es entonces la lectura de quién gana y quién pierde.

Si las elecciones de medio término son una evaluación de la gestión del gobierno nacional, ¿significa que La Libertad Avanza va a ser evaluada electoralmente por jueces diferentes en cada provincia? 

Totalmente. Cuando uno mide la intención de voto de La Libertad Avanza a nivel nacional, el número se valora entre 30 y largos. Pero cuando se filtra ese número por el nombre y apellido de los candidatos específicos, no es el mismo. Puede haber intención de voto alta por la marca La Libertad Avanza en un lugar como Córdoba, pero es probable que el candidato obtenga menos. Esto podría decirse en prácticamente la mitad de las provincias.

En el caso de Córdoba, la situación es inversa: ¿se vota más a Juan Schiaretti que al peronismo de Córdoba? 

Totalmente. Esto se debe a la hiperpersonalización, que es la característica dominante de los sistemas políticos cuando los sistemas de partidos se rompen. Schiaretti tiene un peso acumulado a lo largo de los años y ha tenido candidaturas nacionales. Es evidente que su nombre es muy superior a su marca, es decir, a lo que representa el cordobesismo.

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El presidente eligió no sólo ser evaluado, lo cual era inevitable, sino que eligió ser evaluado a través de dirigentes propios que son, en algunos casos como Córdoba, completamente desconocidos. ¿Creés que el presidente Javier Milei va a lograr armar una estructura partidaria a partir de esta elección? 

Lo está intentando y lo intentó en estos dos años, pero el resultado no fue del todo óptimo. No depender de la figura máxima a nivel país no es desacertado. El problema es que se montó la campaña con una idea binaria excluyente, entre la Argentina por el buen camino o la Argentina por el mal camino si gana otro. Esto es peligroso porque el presidente no tiene ni la misma imagen ni la misma potencial cantidad de votos que tuvo hace dos años. Este gobierno fue a la baja, y además no hay prácticamente ninguna área de valoración positiva del gobierno.

¿Qué implica que no haya áreas de valoración positiva? 

Significa que todas las áreas de intervención del gobierno tienen más rechazo que aprobación. Además, el antimileísmo empezó a superar al antiquirchnerismo hace aproximadamente tres o cuatro meses. Esto generó un incentivo particular para que dirigentes centristas, particularmente los de Provincias Unidas, se desmarcaran y no fueran ni peronistas ni kirchneristas, pero tampoco mileístas ni socios explícitos de La Libertad Avanza. El gobierno se refugia en el 30 y pico por ciento, lo cual es interesante porque estos gobiernos se basan en el tercio, un número no muy distinto al voto de primera vuelta de Milei, ni al que tuvo Bolsonaro, ni al nivel de aprobación actual de Donald Trump.

Es complicado para el presidente asumir que la mayoría de ese 26% de votantes de Patricia Bullrich, que lo acompañaron en el balotaje del 2023, no se va a quedar con él. ¿Dónde van a ir esos votos? 

Eso ya está sucediendo. Se observa una pista de tendencias provinciales muy interesante en el voto joven. Cuando Milei ganó, los jóvenes lo apoyaban en una relación tres a uno. Hoy esa relación no existe más. Prácticamente en todas las provincias, Milei tiene menos votos en los jóvenes que el liderazgo local, o en el mejor de los casos, empata. En el resto de las edades, y mientras más adulto se vuelve el voto, pierde. La proporción de pérdida en el voto del adulto mayor es tres a uno en contra, o como poco dos a uno en contra.

¿Dónde se están yendo o dónde se fueron los jóvenes? 

Depende a qué le llamamos jóvenes. Entre 16 y 25 años todavía hay un apoyo interesante a favor de Milei. Pero si medimos de 16 a 30, el voto joven ya supera al votante de Milei y generalmente favorece a un líder local. Si la única expresión es más o menos peronista, el joven no va, y una alternativa es que no vote, lo que explica gran parte del ausentismo. Otra parte sigue indecisa. La mayoría se va a opciones intermedias, como Provincias Unidas o a los liderazgos provinciales. Muy pocos migran hacia el voto de Fuerza Patria, especialmente en las provincias del norte.

También hay un detalle sobre la diferencia entre las jóvenes y los jóvenes. 

Por supuesto. La diferencia estimada es de más o menos el 20%. El joven varón vota más a Milei, mientras que la joven mujer vota en contra de Milei. Esta es una característica internacional con muchísima evidencia empírica: la mujer vota opciones progresistas y el hombre vota opciones más conservadoras.

¿Se decantaron los jóvenes varones en favor de Milei en 2023, porque se han sentido golpeados por el feminismo y el cambio de relación hombre-mujer, encontrando en las ideas conservadoras un reencuentro con la supuesta supremacía del hombre sobre la mujer? 

Totalmente. Hay un hecho circunstancial reciente que lo confirma, como el episodio del doble femicidio protagonizado por el líder de una organización llamada Varones Unidos, cuyo voto tiene una relación ideológica muy potente con las opciones libertarias. En redes alternativas como Reddit, hay comunidades incels (hombres que odian a mujeres) que militaban y siguen militando las opciones libertarias o ultraconservadoras.

Mirando el otro lado de la moneda, el kirchnerismo no ha tenido una capacidad significativa de regeneración de sus votos, incluso en la provincia de Buenos Aires, donde ganó contundentemente pero no aumentó sus votos originales. 

El peronismo y el kirchnerismo hicieron poco para ser opción. Pero tienen una virtud: ser el espacio opositor. Cuando hay mucho más rechazo que aprobación, ser opositor da cierta facilidad discursiva, aunque esto no signifique que sea una opción electoral válida. Su virtud es haber sido opositor a tiempo completo desde que Milei asumió. Otros liderazgos, particularmente los de Provincias Unidas, han quedado desdibujados con un rol opositor híbrido: un rato colaboradores de la gobernabilidad y otro rato opositores.

Entonces, ¿el espacio de Provincias Unidas es un intento de recuperación del centro político, de la moderación que perdió fuerza en 2023? 

Sí. De todos modos, me parece que aceleraron las vueltas de tuerca innecesariamente al empezar a proclamar la posibilidad de una candidatura presidencial desde el día uno. Les era mucho más útil haber ganado con comodidad sus provincias para erigirse como una fuerza alternativa. El resultado de Provincias Unidas se va a deslucir, sobre todo por sus sociedades estratégicas en provincias claves, como las dos Buenos Aires, y esa idea centrista seguirá con menos fuerza.

¿Ese espacio depende en gran medida de una degradación política y electoral de los libertarios, ya que una buena parte de la clientela electoral libertaria provino de lo que fue Juntos por el Cambio? 

Totalmente. El amperímetro del voto peronista no se movió. Por lo tanto, el mayor caudal electoral que pueden obtener estos liderazgos provinciales es un voto que apoyó a Milei en la segunda vuelta y que hoy ya no lo tiene.

Si hiciéramos un salto al futuro, ¿podríamos pensar que en 2027 los libertarios y Provincias Unidas (partidos provinciales, desprendimientos de Juntos por el Cambio y el radicalismo) formarán dos fuerzas que competirán con el kirchnerismo? 

Tu planteo hipotético nos lleva a un sistema bicoalicional, independientemente de las formas en que esa coalición se exprese. Es posible. Pero los gobiernos estilo Milei, que yo redefino como gobiernos espejos, son intransigentes. Ellos abandonan el concepto aritmético clásico de ser querido por la mayor cantidad de gente en el mayor tiempo posible. Con Milei sucedió lo inverso: comenzó a ser querido por menos gente en un tiempo acelerado, sin lograr constituir una valoración positiva.

Convirtieron esa intransigencia en un valor para construir políticamente. 

Exacto. Es el modelo de Trump y Bolsonaro. Hacen muy poco para seducir a otros partidos, marcando banderas ideológicas infranqueables. Buscan la adhesión total, diferenciándose de todo aquel que piensa distinto. Por lo tanto, es bastante difícil imaginar que este gobierno crezca en adhesión pública y que garantice gobernabilidad. A quienes tiene que seducir es a quienes terminó expulsando. Los discursos de estas 12 provincias no gobernadas por el peronismo son muy duros contra La Libertad Avanza, sus potenciales futuros socios.

El cálculo que muchos dirigentes hacen es que Milei tiene que hacer el trabajo que ninguno de ellos se animó o pudo hacer, el ajuste, para que ellos vengan a gobernar después con un país ya estabilizado. 

Ese cálculo tiene dos cuestiones. Uno: ¿hay más tolerancia para el ajuste?. Dos: ¿Se puede ajustar con facilidad cuando el gobierno potencialmente va a perder en 18 provincias, número más o menos?.

¿Puede ser el más votado perdiendo en 18 provincias? 

Hipotéticamente, puede llegar a ser el más votado. Va a acrecentar sus bancas en el Congreso, probablemente llegando al tercio en Diputados. Pero perder en 18 provincias no significa que la mitad de ellas automáticamente quieran ser aliados. Lo que harán será condicionar y negociar.

¿Qué significado le das a la escena del presidente de los Estados Unidos (Donald Trump, en el contexto de la conversación) llamando a votar en forma condicionada por el gobierno argentino? 

Hay que verlo mucho más como un juego de Trump que como un juego de Milei. Para Milei es un ejercicio de subsistencia que frena una caída peligrosa que tenía degradación institucional y económica simultánea. No creo que lo favorezca mucho. Argentina tiene un antinorteamericanismo muy consolidado, y más que eso, un antitrumpismo más consolidado. Estas formas de intervención en la política doméstica no caen simpáticas a la mayoría de la población argentina ni latinoamericana, según estudios internacionales.

Son nuevas reglas que estamos viendo estrenadas, en términos de intervención directa en una campaña electoral. 

Totalmente. Si bien hay indicios de intervención, de esta manera tan explícita, con toda la polémica doméstica que genera para el propio Donald Trump, no la habíamos visto. Trump juega muy en la línea de lo que Steve Bannon denomina como inundar el piso, que significa saturar la agenda yendo hacia adelante.

Para terminar, ¿nos recomendás un libro? 

El libro más potente que he leído en mi vida se llama "La construcción del espectáculo político", de Murray Edelman. Es considerado uno de los mejores 10 libros de la historia de la ciencia política y es impactante para entender incluso estos juegos novedosos de Donald Trump.

Entrevista de Sergio Suppo.