Nueva era en la Iglesia
08/05/2025 | 15:00
Redacción Cadena 3
En una histórica decisión, el Vaticano ha anunciado al nuevo Sumo Pontífice: Robert Prevost, un cardenal estadounidense de 69 años, quien asume el papado bajo el nombre de León XIV.
El nombre León XIV no es una elección casual. Al adoptar el nombre de León, Prevost evoca a figuras legendarias de la Iglesia, como San León Magno, el papa del siglo V conocido por su firmeza doctrinal y su valentía al enfrentar a Atila el Huno, salvaguardando Roma.
Este nombre sugiere un liderazgo fuerte, dispuesto a defender la fe en tiempos de desafíos globales, desde la polarización social hasta las crisis éticas y ambientales.
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/Fin Código Embebido/El número XIV, por su parte, lo conecta con León XIII (1878-1903), cuyo pontificado marcó un hito con la encíclica Rerum Novarum, un documento pionero que abordó los derechos de los trabajadores y la justicia social. Al elegir este nombre, León XIV podría estar señalando su intención de continuar una Iglesia comprometida con los más vulnerables, un eco de las prioridades de su amigo y mentor, Francisco.
La tradición de adoptar un nombre papal tiene raíces profundas. Simboliza una transformación espiritual, similar a los cambios de nombre en la Biblia, como el de Simón a Pedro.
Al convertirse en León XIV, Robert Prevost deja atrás su identidad previa para abrazar una misión universal como líder de más de 1.300 millones de católicos. Este gesto también rinde homenaje a papas anteriores, indicando continuidad con sus valores, y marca una ruptura con su vida como cardenal, asumiendo plenamente su rol como pastor supremo.
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/Fin Código Embebido/Nacido en Estados Unidos, Prevost trae consigo una perspectiva única al Vaticano. Su cercanía con Jorge Bergoglio, el primer papa latinoamericano, sugiere que su pontificado podría mantener la sensibilidad hacia la humildad, la inclusión y el diálogo interreligioso que caracterizó a Francisco.
Sin embargo, como León XIV, Prevost enfrentará el desafío de liderar una Iglesia en un mundo fracturado, donde los debates sobre el cambio climático, la desigualdad y la secularización exigen respuestas audaces.
El nombre papal elegido por un Sumo Pontífice siempre cuenta una historia. Entre los más recientes, destacan:
Francisco (2013): Jorge Bergoglio honró a San Francisco de Asís, símbolo de pobreza y amor por la creación.
Benedicto XVI (2005): Joseph Ratzinger se inspiró en Benedicto XV y San Benedicto, figuras de paz y evangelización.
Juan Pablo (1978): Usado por Juan Pablo I y II, evocando a Juan XXIII y Pablo VI, reformadores de la Iglesia moderna.
Juan (1958): Asociado con Juan el Apóstol o Juan Bautista, fue elegido por última vez por Juan XXIII.
Pablo (1963): En honor a San Pablo, el apóstol misionero, usado por Pablo VI.
Pío: Ligado a papas tradicionalistas, deriva del latín “piadoso”.
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