El salario promedio en la Argentina le ganó la inflación en 12 meses

El salario promedio del sector privado formal creció un 77% entre marzo de 2024 y marzo de 2025, superando a la inflación, que en el mismo período fue del 55,9%. Esto implica una recuperación real del poder adquisitivo de casi el 20%. Los datos fueron dados a conocer por el Ministerio de Capital Humano.

Según el Gobierno, el salario promedio pasó de $787.000 en marzo del año pasado a $1.390.000 este año. Sin embargo, como siempre en Argentina, los números crudos esconden matices y desigualdades que merecen un análisis más profundo.

Primero, hay que contextualizar. Este aumento no implica un "salariazo", como podría interpretarse a la ligera. Venimos de un piso muy bajo: los salarios habían quedado rezagados tras la inflación galopante de diciembre 2023 y enero 2024, que acumuló más del 40% en dos meses.

La recuperación comenzó a sentirse tímidamente en febrero, marzo y abril de este año, pero no borra el retraso previo. En otras palabras, el 77% de aumento refleja una corrección parcial, no un salto estructural en el poder de compra. Es un alivio, sí, pero relativo.

El análisis por provincias agrega otra capa de complejidad. Los datos muestran una Argentina profundamente desigual. En Catamarca, los salarios del sector privado crecieron un 89%, liderando el ranking, seguidos por Tucumán y Chaco con un 86%. En el otro extremo, San Juan (71%) y Neuquén (73%) registraron los menores incrementos.

Sin embargo, Neuquén, con un salario promedio de $3.300.000, casi triplica el de provincias como Santiago del Estero o La Rioja, donde apenas supera el millón de pesos. Esta disparidad no es solo numérica: refleja las asimetrías estructurales de un país donde sectores como el petróleo en Vaca Muerta generan ingresos extraordinarios, mientras otras regiones dependen de economías menos dinámicas.

Hay una percepción extendida de que los datos oficiales no reflejan la realidad cotidiana. Y no es para menos: los promedios ocultan historias individuales. Un bancario, por ejemplo, puede cobrar lo mismo en La Rioja que en Buenos Aires gracias a paritarias nacionales, pero el costo de vida y las oportunidades laborales varían enormemente.

Además, provincias como Córdoba, con un salario promedio de $1.352.000 y un aumento del 74%, están en la mitad de la tabla, mostrando que incluso en regiones industriales la recuperación no es homogénea.

Otro punto a considerar es la fuente de los datos. Estos números provienen de los aportes a la ANSES, lo que les da un carácter objetivo, a diferencia de encuestas que pueden estar sujetas a sesgos. Sin embargo, el retraso de tres meses en la publicación de esta información es inexplicable en una era de tecnología avanzada.

Más aún, el recorte temporal de marzo a marzo puede ser conveniente para el Gobierno, ya que no refleja la película completa de un 2024 marcado por una fuerte caída del poder adquisitivo.

Entonces, ¿Qué nos dicen estos números? Que los salarios están comenzando a recomponerse, pero no en todos lados ni para todos por igual. Que la Argentina sigue siendo un país de contrastes, donde el sueldo de un trabajador en Neuquén puede triplicar el de otro en Santiago del Estero. Y que la percepción en la calle sigue siendo de desconfianza.