Macri y el PRO enfrentan las tensiones típicas de un partido alejado del poder

La situación del PRO y de su líder, Mauricio Macri, se torna cada vez más complicada. Las tensiones internas son palpables, sobre todo tras la deserción de figuras clave como Patricia Bullrich y Diego Valenzuela, quienes han decidido unirse al gobierno actual. Esta dinámica evidencia la fragilidad del partido en un contexto de alejamiento del poder.

Macri, al referirse a los militantes que abandonan el PRO, menciona que 'los que tenían precio ya los compraron'. Esta declaración resuena en medio de un clima político donde la identidad ideológica del PRO se cuestiona. En Argentina, los partidos parecen convertirse en meros instrumentos de poder, lo que dificulta su cohesión cuando se enfrentan a crisis.

Desde sus inicios en 2003, Macri ha buscado fortalecer su partido a través de alianzas con dirigentes de otros partidos, como el peronismo y la UCR. Sin embargo, la actual crisis económica y política, que propulsó el ascenso de Javier Milei, plantea un desafío significativo para su liderazgo.

Los intendentes, en particular, están considerando unirse a La Libertad Avanza, lo que pone en riesgo la estructura del PRO. La falta de identidad y la presión por obtener candidaturas relevantes llevan a muchos a tomar decisiones que pueden perjudicar al partido.

La forma en que Macri se expresa sobre la situación refleja la complejidad del momento. La distinción entre 'los que se vendieron' y 'los que fueron comprados' implica una crítica no solo a los desertores, sino también a la estrategia de Milei, que se beneficia de las deserciones del PRO.

Finalmente, el riesgo de que el PRO se convierta en un partido limitado a un solo distrito, como la Ciudad de Buenos Aires, es real. Este escenario podría debilitar su influencia en el resto del país y acentuar la crisis interna que enfrenta Macri y su partido.