La sinuosa relación del papa Francisco con los presidentes argentinos

Durante su papado, Jorge Mario Bergoglio tuvo interacciones con cuatro presidentes argentinos, cada una de ellas marcada por tensiones y reconciliaciones. 

La relación más conflictiva fue con Cristina Fernández de Kirchner. Tras conocerse la noticia de que Bergoglio era el nuevo Papa, el kirchnerismo lo acusó de colaboracionista con la dictadura militar.

La reacción de Cristina Kirchner al ser elegido Bergoglio como Papa fue muy fría. En su primera declaración, mencionó que era un día histórico, pero evitó referirse a él como un papa argentino, prefiriendo el término latinoamericano. Sin embargo, la relación se fue suavizando con el tiempo, y Francisco recibió a la expresidenta en varias ocasiones en el Vaticano.

Con Mauricio Macri, la relación fue distante. Bergoglio no perdonó a Macri por no apelar una decisión judicial sobre el matrimonio igualitario y por su intento de introducir la ley del aborto. A diferencia de Cristina, Macri solo fue recibido dos veces y con gestos fríos.

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Alberto Fernández, por su parte, también impulsó la legalización del aborto, pero Bergoglio lo recibió tres veces, incluso después de su presidencia. Aparentemente, el Papa mostró un trato diferencial con los presidentes peronistas, perdonando sus errores y acercándose a ellos.

La historia se completa con Javier Milei, quien antes de ser presidente había calificado a Bergoglio como "el representante del maligno en la Tierra". A pesar de esto, el Papa lo recibió y se disculpó por sus declaraciones, lo que muestra la complejidad de sus relaciones.

En un contexto donde la política y la religión se entrelazan, la figura de Bergoglio se presenta como un actor clave en la historia reciente de Argentina. Su trato diferenciado con los presidentes refleja no solo diferencias políticas, sino también una visión más amplia de la fe y la política en el país.

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