Investigación de la Universidad de Kioto
03/11/2025 | 15:36
Redacción Cadena 3
Aunque desde la Tierra rara vez se percibe, el Sol lanza continuamente enormes nubes de plasma cargado al espacio. Estos eventos, conocidos como eyecciones de masa coronal (CMEs), a menudo ocurren junto a explosiones de luz llamadas destellos solares. Cuando son particularmente fuertes, las CMEs pueden extenderse lo suficiente como para alterar el campo magnético de la Tierra, produciendo auroras deslumbrantes y, en ocasiones, desencadenando tormentas geomagnéticas que interrumpen satélites o incluso redes eléctricas.
Los científicos creen que hace miles de millones de años, cuando tanto el Sol como la Tierra eran jóvenes, la actividad solar era mucho más intensa que en la actualidad. Las poderosas CMEs de esa época pudieron haber influido en las condiciones que permitieron la aparición y evolución de la vida. Estudios de estrellas jóvenes similares al Sol, utilizadas como modelos para los primeros años de nuestra estrella, muestran que estas estrellas a menudo liberan destellos mucho más fuertes que cualquier registro del Sol moderno.
Reconstruyendo explosiones solares antiguas
Las erupciones masivas del joven Sol probablemente tuvieron efectos dramáticos en las atmósferas de la Tierra, Marte y Venus. Sin embargo, los investigadores aún no comprenden completamente cuán similares son estas explosiones estelares a las CMEs actuales. Si bien se han observado recientemente componentes de plasma más fríos de las CMEs desde la Tierra, detectar los eventos de alta energía y rápido movimiento esperados en el pasado ha resultado mucho más difícil.
Para explorar esta cuestión, un equipo de investigación internacional liderado por Kosuke Namekata de la Universidad de Kioto se propuso determinar si las estrellas jóvenes similares al Sol generan CMEs similares a las de nuestra propia estrella.
"Lo que más nos inspiró fue el misterio de cómo la violenta actividad del joven Sol influyó en la Tierra naciente", afirmó Namekata. "Al combinar instalaciones espaciales y terrestres en Japón, Corea y Estados Unidos, pudimos reconstruir lo que pudo haber sucedido hace miles de millones de años en nuestro propio sistema solar".
Los investigadores realizaron observaciones simultáneas en ultravioleta con el Telescopio Espacial Hubble y observaciones ópticas desde telescopios terrestres en Japón y Corea. Su objetivo fue la estrella joven similar al Sol EK Draconis. Hubble midió la luz ultravioleta de plasma extremadamente caliente, mientras que los observatorios terrestres rastrearon gas de hidrógeno más frío a través de la línea Ha. Este enfoque coordinado y de múltiples longitudes de onda permitió al equipo capturar tanto las partes calientes como frías de una CME a medida que se desarrollaba.
Pruebas de una erupción solar de múltiples temperaturas
Las observaciones revelaron la primera evidencia de una CME de múltiples temperaturas de EK Draconis. El equipo descubrió que el plasma calentado a aproximadamente 100,000 grados Kelvin fue expulsado a velocidades de 300 a 550 kilómetros por segundo (~670,000 a 1,230,000 millas por hora). Aproximadamente diez minutos después, se lanzó gas más frío alrededor de 10,000 grados a unos 70 kilómetros por segundo (~160,000 millas por hora). El plasma de alta temperatura transportó significativamente más energía, lo que indica que las CMEs frecuentes y poderosas en el pasado podrían haber producido fuertes choques y partículas energéticas capaces de remodelar o despojar las atmósferas planetarias tempranas.
Otros estudios respaldan la idea de que eventos solares energéticos y las partículas resultantes pudieron haber desencadenado reacciones químicas que produjeron biomoléculas y gases de efecto invernadero, ingredientes clave para sostener la vida. Este hallazgo, por lo tanto, profundiza nuestra comprensión de cómo la actividad solar pudo haber creado las condiciones ambientales necesarias para la aparición de la vida en la Tierra primitiva y posiblemente en otros planetas también.
Los científicos enfatizaron que su éxito dependió de la colaboración global y la coordinación precisa entre los observatorios espaciales y terrestres.
"Nos alegró ver que, aunque nuestros países son diferentes, compartimos el mismo objetivo de buscar la verdad a través de la ciencia", concluyó Namekata.
¿Qué observaron los astrónomos?
Un equipo internacional observó una erupción masiva de plasma de una estrella joven similar al Sol.
¿Quién lideró la investigación?
La investigación fue liderada por Kosuke Namekata de la Universidad de Kioto.
¿Cuándo se realizó el estudio?
Las observaciones se llevaron a cabo en noviembre de 2025.
¿Dónde se realizaron las observaciones?
Se realizaron observaciones desde Japón, Corea y Estados Unidos.
¿Por qué son importantes estas erupciones?
Estas erupciones podrían haber influido en la formación de planetas y la química de la vida en la Tierra.
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