Escruche. (El Día/Archivo)

Inseguridad en Córdoba

Tocar el timbre a plena luz del día para entrar a robar

28/06/2022 | 13:34 | La investigación contra una banda que desvalijaba viviendas en el Cerro de las Rosas deja al descubierto el modus operandi.

Redacción Cadena 3

Juan Federico

Dicen que no hay mejor camuflaje que esconderse a la vista de todos. A plena luz del día, en horarios de alto tránsito. Así robaba en domicilios particulares del coqueto barrio Cerro de las Rosas, de la ciudad de Córdoba, una banda que acaba de ser llevada a juicio por el fiscal Juan Pablo Klinger. 

De acuerdo a la acusación, de manera consecutiva los sospechosos robaron en tres domicilios de barrio Cerro de las Rosas.

El 11 de junio, llegaron tres ladrones en auto y estacionaron en Donanciano del Campillo y Gregorio Vélez. Uno de ellos se bajó y tocó el timbre de una de las viviendas allí ubicadas. El reloj marcaba las 11.56, pleno día. Cuando el dueño de casa se asomó, el delincuente preguntó por una familia cuyo apellido era erróneo. Pidió disculpas y se retiró. Durante esos segundos, había realizado un paneo para observar los posibles ingresos de la casa.

Volvió al auto y se quedó a esperar junto a sus cómplices. Hasta que el dueño de casa, 10 minutos después, salió. Los ladrones treparon por un techo, violentaron una puerta ventana e ingresaron. 

Empezaron a revolver todo y comenzaron a acopiar perfumes importados, billetes nacionales y extranjeros, ropa. además de otros objetos de valor. 

Fue entonces que el propietario regresó y se topó con ellos en la planta alta. Habían pasado menos de 30 minutos. Los ladrones lo golpearon y escaparon con lo que habían seleccionado para llevarse.

En la calle, los aguardaba un tercer cómplice, con el auto Peugeot 308 ya en marcha.

Veinticuatro horas después, el 12 de junio a las 12.16, otra vez el Peugeot 308 comenzó a rondar Cerro de las Rosas. Ahora, a sólo cinco cuadras de allí, en José Reynafé al 1900. Uno de los ladrones se bajó y tocó timbre en uno de los domicilios. Esta vez, no se confundió de familia, sino que ofreció bolsas para arrojar la basura.

El dueño de casa le agradeció, pero le dijo que no le hacían falta. El falso vendedor ya había realizado una vista general sobre los lugares por los que podía acceder a la vivienda. Volvió al auto y se sentó a esperar.

A los pocos minutos, los propietarios salieron a llevar a una empleada hasta la parada del ómnibus. Menos de 15 minutos entre ir y volver. Lo suficiente para que los ladrones pasaran a la acción: dos de ellos treparon un muro externo, saltaron al patio, violentaron una reja (se presume que con un gato hidráulico) y se llevaron dinero, aparatos electrónicos de alta gama, perfumes y ropa.

Cuando los dueños regresaron, los delincuentes ya no estaban. Y también faltaba la mayoría de los objetos de valor que tenían en la casa.

Al día siguiente, 13 de junio, a las 12.30, una vez más el Peugeot 308 se asomó por las calles del Cerro de las Rosas. Y de nuevo, a sólo cinco cuadras del primer domicilio en el que habían robado 48 horas antes: en Molina Navarrete al 1300. 

Los ladrones, con diferentes ardides, comenzaron a tocar los timbres de los domicilios de esa cuadra. Hasta que se dieron cuenta de que en una de las viviendas no había moradores. Treparon, violentaron una reja y se llevaron todo lo de valor que encontraron adentro. 

Cuando el dueño volvió, desde la calle se dio cuenta de la "visita inesperada": una reja rota en una ventana del primer piso delataba la mala noticia. Los ladrones ya no estaban.

Recién el 14 de junio, a las 11.45, el raid delictivo en el Cerro de las Rosas llegó a su fin. Un patrullero advirtió que un Peugeot 30 circulaba de "manera sospechosa" por la calle José Reynafé. Cuando el móvil se le puso a la par, el conductor aceleró para escapar en dirección a la Costanera, ya en jurisdicción de Urca. Uno de los ladrones se descolgó e intentó ingresar en un domicilio, donde finalmente fue atrapado.

Después todo fue ingeniería de la investigación: teléfonos, antenas, seguimientos y allanamientos.

En uno de los procedimientos en la casa de uno de los acusados los policías de Robos y Hurtos recuperaron una bicicleta Venzo que había sido robada el 7 de agosto de ese año en un domicilio de barrio San Salvador. Según la denuncia, la propietaria denunció que cuando ella regresó, tras haberse ausentado durante tres horas, se topó con que una reja y una puerta habían sido forzadas: de adentro, además de la bicicleta, los ladrones se habían llevado otros objetos de valor.

El fiscal Klinger acaba de dar por concluía la investigación contra dos de los tres sospechosos. Jorge Ezequiel Acosta (31, de barrio Los Granados) y Maximiliano Agustín Fonteiña (27, de barrio Mariano Balcarse), ahora deberán sentarse robo calificado por escalamiento – tres hechos-, además de otros delitos. 

La elevación a juicio ya quedó firme.

El caso vuelve a poner en foco las estrategias de prevención por parte de los vecinos. Por lo general, la sociedad asocia más a la noche con el peligro de sufrir un robo, por lo que es en ese horario cuando más alerta está y más medidas preventivas toma. 

Los delincuentes que tocaban el timbre para entrar a robar hicieron el camino inverso: a plena luz del día, en medio del movimiento, cuando la gente sale "10 minutos" y no termina de colocar todas las medidas de seguridad adentro de su hogar.

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