Falsos policías, fuga con agente de rehén y tiroteo
Una de las armas secuestradas.
Uno de los balazos quedó incrustado en el chaleco antibalas de un comisario.
Otra de las armas secuestradas.

Inseguridad

Paso a paso, cómo fue el cinematográfico robo de los "poliladrones"

14/09/2022 | 13:13 | Ocurrió en Elena. Tomaron de rehén a un policía y robaron un patrullero. Tras un intenso tiroteo, uno de los ladrones, un expolicía, terminó con ocho balazos. Investigan el trasfondo del robo. Videos.

Redacción Cadena 3

Juan Federico

Los pocos más de 3.000 habitantes de la población de Elena (departamento Río Cuarto) aún no salen de la conmoción. No recuerdan haber vivido una episodio delictivo como el de este martes. Un golpe comando ejecutado por "poliladrones" que incluyó todo lo que sólo se supone que tiene el guión de una película: disfraces, rehenes, el robo de un patrullero, autos cruzados en medio de la ruta y muchos tiros.

A través de diversas fuentes policiales, judiciales y del propio pueblo, Cadena 3 logró reconstruir cómo fue la crónica íntima de un golpe comando que no deja de generar consternación... y suspicacias.

Todo ocurrió minutos antes de las 10 del martes, cuando entre cuatro y cinco hombres llegaron al pueblo en un Toyota Corolla negro. Tres de ellos, vestidos con uniformes y chalecos policiales, se bajaron e ingresaron en un comercio de venta de ropa ubicado en la primera cuadra de calle Güemes.

A esa hora, en el local una joven empleada atendía a un cliente. Los falsos policías (en realidad, al menos uno de ellos sí había sido agente de la fuerza) dijeron que estaban allí por un allanamiento y pidieron pasar a un domicilio contiguo, donde vive el dueño. El hombre, Ariel Giordano, dijo que se demoraba en atenderlos porque estaba en el baño. Su mujer se encontraba de viaje y fue alertada por teléfono por la empleada sobre el supuesto operativo. Ella, extrañada, decidió llamar a la comisaría del pueblo, donde también se sorprendieron por la novedad.

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Fue entonces que un móvil local se acercó al comercio. Los dos policías se bajaron y se encontraron con los tres falsos uniformados dentro de la casa de Giordano. Ellos dijeron ser de Investigaciones Criminales (tenían chalecos con esas inscripciones) y que tenían sus identificaciones en un auto estacionado afuera. Los verdaderos policías les indicaron que se sacaran los barbijos y los anteojos, por lo que quedaron con los rostros al descubierto. 

Fue entonces que se dividieron. Uno de los policías de Elena salió con un "poliladrón" a la calle, para acompañarlo a buscar las identificaciones al auto. El otro agente se quedó con los otros dos "investigadores" y Giordano en el domicilio.

Cuando salieron, el policía empezó a sospechar. Su falso colega le dijo que el auto estaba estacionado en la esquina y al llegar allí, le agregó más metros al recorrido. No le creyó y le pidió que volvieran hacia donde estaba el patrullero. Allí, lo requisó y le dijo que lo iba a detener. Pero cuando abrió la puerta de la camioneta policial, el delincuente se le soltó y se escapó corriendo.

Los gritos afuera hizo que el policía que estaba adentro de la casa se distrajera. Fue en ese momento que los otros dos ladrones sacaron un arma y lo redujeron. Cuando su compañero ingresó, se topó con esta escena. Alcanzó a disparar un tiro, que le dio a uno de los ladrones en un hombro. Pero una pistola apoyada en la cabeza de su compañero lo hizo desistir de continuar disparando. 

Con este agente como rehén, los ladrones lo obligaron a salir a la calle y a alejarse. Al policía que tenían reducido, lo introdujeron en el móvil policial y se lo llevaron con ellos. Sí, se robaron la patrulla, ya que las llaves estaban en su interior.

La preparación policial en Córdoba otra vez queda en el centro de la polémica mientras se empiezan a conocer los pormenores de toda esta historia.

Mientras dos de los ladrones huían en el patrullero con el policía como rehén, su compañero frenó en la calle una camioneta Ford Ranger de la Municipalidad de Elena. Le dijo al conductor que se bajara y comenzó a perseguir a los "poliladrones".

A todo esto, en la comisaría local, donde sólo quedaba una agente, ingresaba un llamado de un vecino extrañado porque veía cómo un desconocido caminaba por las calle del pueblo mientras se iba despojando de su vestimenta. Era el ladrón que se le había escapado al policía.

La joven mujer policía cerró la comisaría con llave, se subió a su auto particular y salió en la búsqueda de este sospechoso. Identificado como Julio César Martínez (46), lo detuvieron cuando intentaba abandonar Elena a pie. 

De manera paralela, los "poliladrones" que se iban en el móvil policial cruzaron a una camioneta Chevrolet Tracker cerca de la Circunvalación. Simulando un operativo de control, le hicieron señas de luces al conductor y lo obligaron a frenar a un costado. Allí, lo apuntaron con una pistola y lo obligaron a subir a la parte trasera del patrullero. Este hombre y el policía que había sido tomado como rehén (al que le robaron su pistola reglamentaria) los dejaron encerrado en la jaula del móvil.

Los dos ladrones continuaron huyendo, pero ahora en la Chevrolet Tracker. A esa hora, el caso ya generaba conmoción en toda la Policía. La descripción de lo ocurrido y la búsqueda de los sospechosos comenzaba a viralizarse en los teléfonos de los policías. Nadie podría creer la secuencia de lo que había ocurrido.

Policías de toda la región comenzaban a movilizarse hacia Elena. Una comisión especial de la división Investigaciones de la Departamental Río Cuarto viajó de urgencia hacia el pueblo, mientras que la Departamental Tercero Arriba también comenzaba a desplegar recursos, dado que se sospechaba que los ladrones podían estar viajando en esa dirección.

A través de un veloz rastreo de las cámaras de seguridad, se identificó al Toyota Corolla negro en el que los "poliladrones" habían llegado a Elena. Lo encontraron abandonado en Berrotarán, a menos de 15 kilómetros del pueblo. Al chequear la documentación del vehículo, los investigadores se dieron cuenta que pertenecía al padre del expolicía Néstor Julio Rafael Villalba (38).

Su nombre causó escozor: en 2019 había sido cesanteado de la fuerza porque ya se sospechaba que más que combatir delitos, los generaba. Oriundo de barrio Renacimiento, de la Capital cordobesa, su padre y sus hermanos son y fueron policías.

Con este dato los pesquisas ya no tuvieron dudas de que estaban ante una banda "profesional". La búsqueda se intensificó más aún.

Alrededor de las 14.30, un nuevo llamado ingresó en la Policía. En Tancacha, una población de Tercero Arriba ubicada a 90 kilómetros de Elena, un vecino advertía que acababa de ver a dos personas sospechosas que acababan de bajarse de una camioneta Chevrolet Tracker. Tras ingresar en una estación de servicios ubicada en el cruce con la ruta que lleva a Hernando (cruce de las rutas 2 y 6), uno de ellos pidió un cable USB y luego se dividieron.

"Uno lleva remera rosa y se fue caminando para el lado de la fábrica. El otro tiene ropa gris", describió el denunciante.

Los policías comenzaron a arribar en minutos a la zona señalada. Al sospechoso de remera rosa lo atraparon cuando iba a pie. Fue identificado como de Juan Carlos Cabrera (34).

Pero el de ropa gris empezó a correr en dirección a las vías del tren. Allí, se topó con el jefe de la Departamental Tercero Arriba, el comisario mayor Agustín Torres y con el comisario Rolando Turletti. 

Luego de los que los policías lo corrieran y lograran derribarlo de una patada, el hombre de ropa gris, que era el expolicía Villalba, logró extraer una pistola y comenzó un infernal tiroteo. En total, hubo no menos de 30 balazos cruzados entre los tres. Uno de los comisarios, Turletti, salvó su vida de casualidad, ya que un disparo se le incrustó en el chaleco antibalas, a la altura del pecho.

Villalba recién se rindió cuando un balazo le ingresó por la cabeza. En total, recibió ocho tiros. Quedó internado en estado más que grave en el Hospital Córdoba, de la Capital provincial.

Según el reporte oficial, en su poder se encontraron tres armas de fuego: una pistola nueve milímetros, otra pistola Bersa calibre 22 y el arma que le habían robado al policía que tomaron como rehén. A una de las pistolas le vació el cargador durante el tiroteo, siempre de acuerdo a lo que consta hasta ahora en la investigación.

La investigación ahora se concentra en diversos objetivos. Por un lado, identificar a uno o dos delincuentes más. Para ello, será clave analizar los celulares de los tres detenidos, además de sus contactos sociales. Los tres capturados son oriundos de los alrededores del cementerio San Vicente, en la zona este de la ciudad de Córdoba: Renacimiento y Empalme.

Y, al mismo tiempo, también se avanzará sobre el origen del robo a la tienda de Elena. Su propietario planteó de manera pública sus sospechas en torno a una disputa con la familia de su mujer, por una supuesta herencia. Y recordó que hace pocos meses sufrieron un robo similar.

En ese sentido, las fuentes consultadas indicaron que se investigarán los movimientos económicos de la familia y cuál es el real trasfondo detrás de este gravísimo episodio delictivo, ya que no hay dudas de que detrás de todo esto existió un "entregador". 

"Fueron ladrones 'profesionales' de la ciudad de Córdoba directamente a ejecutar este golpe. Con disfraces y todo. Está claro que acá hubo datos muy finos", indicó uno de los informantes.

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