Cómo penetró la familia del capo narco ecuatoriano en Córdoba

Hace más de dos décadas que sobre la Argentina pesa un mote bravo en materia de criminalidad internacional: "un país dormitorio de narcos extranjeros".

Cuando en 1998 la viuda del capo narco colombiano Pablo Escobar Gaviria, Victoria Hernau Vallejos, se instaló en Argentina junto a sus dos hijos, inauguraba, sin proponérselo, una ruta que jamás dejó de alimentarse: familias de traficantes de diversos países que terminan por instalarse en las comodidades de los countries locales.

Tal vez los casos más resonantes hayan sido los de Jesús López Londoño, "Mi Sangre", un paramilitar cofundador de la banda Los Urabeños que vivía con todos los lujos en el exclusivo Nordelta; y el también colombiano Ignacio Álvarez Meyendorff, sospechado de liderar un cartel que transportaba drogas en submarinos, además de haber lavado millones de dólares en diferentes provincias argentinas.

Pero antes y después de ellos aparece una extensa nómina de traficantes colombianos, mejicanos y peruanos, entre otros, radicados en Argentina. 

Mercaderes de la droga mundial que terminan por vivir en valiosas casas de countries, sintiéndose seguros en dos vías paralelas: protegidos en barrios cerrados y casi sin ser perseguidos mientras continuaban moviendo montañas de billetes verdes.

A esta lista se le agrega ahora la familia del narcoterrorista ecuatoriano José Adolfo "Fito" Macías, quien escapó el pasado 7 de este mes de una cárcel de su país en la que debía purgar una condena de 34 años de prisión (por homicidios y narcotráfico).

Su fuga derivó en una serie de acciones de terrorismo urbano que conmocionaron al mundo entero.

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Fue en medio de su búsqueda, hasta ahora sin éxito, que los servicios internacionales de seguridad apuntaron en rojo a la Argentina. 

Desde hacía meses, la familia de "Fito" viajaba de manera regular al país: el capo narco, subrayaron los investigadores, suele estar siempre cerca de su esposa e hijos, por lo que avisaron que era probable que intentara ingresar en tierras argentinas.

Los informes reservados del Departamento de Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal Argentina (PFA) detectaron que la esposa de "Fito", Inda Mariela Peñarieta (una enfermera de 48 años), y sus cuatro hijos (una joven de 21 años, un varón de 16 y dos chicas de 12 y 4 años) habían ingresado en Argentina en junio de 2023.

Desde entonces, se identificaron diversos viajes, ida y vuelta, entre el aeropuerto de Ezeiza y el de Guayaquil.

El último ingreso a la Argentina figuraba el pasado viernes 5 de este mes. Apenas aterrizaron en Buenos Aires, la familia del capo narco continuó viaje hacia la provincia de Córdoba. 

La fecha es todo un dato revelador: la esposa y los cuatro hijos de "Fito" se instalaron de manera definitiva en Córdoba poco más de 24 horas antes de que el narco se fugara.

En diciembre, se sostiene en la investigación, habían comprado una valiosa vivienda en el country Valle del Golf, camino a Falda del Carmen. 

Lo hicieron a través de una empresa que figura a nombre de Mariela y del hermano de ella. Abonaron en dólares y también se hicieron cargo de las expensas que el vendedor adeudaba desde hacía dos años, según se sostiene en la investigación.

Antes, habían estado a punto de adquirir una casa en otro barrio cerrado de Córdoba, pero la operación se cayó a último momento, cuando ya estaba todo acordado, porque los abogados de la parte vendedora alertaron sobre los antecedentes de los compradores.

¿Buscaban una sola vivienda familiar o estaban intentando comprar varias propiedades?

Quienes conocen el interior de Valle del Golf, donde finalmente recalaron, indicaron que se trata de una casa grande, bonita, pero lejos está de ser ostentosa. 

Cuando el pasado 4 de enero llegó el camión de la mudanza, los guardias de seguridad no dejaron de asombrarse por la gran cantidad de aparatos electrónicos que descargaron. El tamaño de un televisor aún genera comentarios en el barrio.

Mariela y sus hijos se instalaron un día después. Junto a ellos llegaron una empleada de 22 años (una niñera), un sobrino del capo narco y otro joven que se presentaba como amigos de la familia, pero que en la práctica funcionaba como guardaespaldas.

Si bien no tenía vehículo propio, la familia sí tenía un remise a disposición de manera permanente. Guardias y chofer. No pasó mucho tiempo para que varios en el barrio comenzaran a sospechar sobre los nuevos vecinos. Ellos nunca intentaron disimular.

Los murmullos alrededor de esta familia se multiplicaron de manera veloz. Hasta que alguien, de manera anónima, llamó a la Policía de Córdoba y alertó sobre los recién llegados. "Parece que hay unos narcos ecuatorianos viviendo en el barrio", se indicó.

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El dato fue girado a la división de Investigaciones Criminales, que dirige el comisario mayo Alberto Bietti.

A comienzos de esta semana, se logró confirmar la identidad de los nuevos residentes del barrio. Con este dato, el ministro de Seguridad de Córdoba, Juan Pablo Quinteros, se puso en contacto con su par nacional, Bullrich, y con la Justicia Federal.

En los últimos días, un grupo de policías, de civil, se instaló en el mismo barrio. A los sabuesos les costó al principio poder detectar a los ecuatorianos, ya que era difícil poder husmear la vida ajena en un country donde los extraños rápidamente son identificados.

Pero en pocos días lograron tener el organigrama familiar y cómo se movía cada uno. Con esta información, y ya en contacto con el Ministerio Público Fiscal de Ecuador y la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), se decidió avanzar en las detenciones para este jueves. Y se le dio aviso a la Policía de Córdoba, a la que se le solicitó la presencia de las fuerzas de elites.

Si bien todo estaba dispuesto desde la mañana, los policías federales debieron esperar hasta la noche, cuando cinco de los apuntados regresaron a la casa. No les dieron tiempo a nada: ingresaron y les comunicaron que debían abandonar el país.

A los otros tres ecuatorianos los interceptaron en el peaje de la ruta 20, cuando regresaban tras pasar la tarde en Nueva Córdoba.

En realidad, apuntaron las fuentes consultadas, no se les adjudicaba por ahora ninguna figura penal a los ocho, sino que se buscó una anomalía en Migraciones para expulsar del país a la esposa de "Fito" y a sus hijos.

El resto de los ecuatorianos manifestó que también quería irse.

Hasta se les dio margen para que armaran sus valijas.

Es que sobre ninguno de ellos pesa aún alguna imputación penal, ni en Ecuador ni en Argentina. La esposa de "Fito" tuvo acusaciones por lavado de dinero, pero logró salir airosa. 

El miércoles último, cuando fue asesinado el fiscal ecuatoriano César Suárez, que investigaba entre otros casos la toma terrorista de un canal de televisión, trascendió que este funcionario estaba pensando abrir una nueva causa contra Mariela por lavado de dinero.

Es en este punto en el que aparece la clave detrás de toda esta historia: Ecuador y las fuerzas internacionales de seguridad necesitaban capturar de alguna manera a la esposa de "Fito" para intentar presionar al prófugo.

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Sin órdenes de captura por delitos y viviendo en Argentina de manera legal, sin estar clandestina, ¿cómo se hizo, entonces, para lograr deportarla? El miércoles a última hora, Migraciones resolvió cancelarle a ella y a sus hijos la residencia transitoria. En la resolución se resaltó que se trata de una contribución a combatir la delincuencia organizada transnacional.

Ya en la medianoche del jueves, con los ocho retenidos por los policías federales, comenzó un impactante despliegue de las fuerzas de seguridad, que incluyó la utilización del helicóptero de la Policía de Córdoba. 

Se saturaron los ingresos y egresos de esa urbanización cerrada y se diagramó una ruta segura para ir lo más rápido posible hacia el aeropuerto de la ciudad de Córdoba.

Cerca de la 1 de este viernes, partieron hacia Buenos Aires los dos aviones provinciales, con los ocho ecuatorianos, además de policías y funcionarios. A las 2.45, fueron deportados en un avión de la Fuerza Área con destino a Ecuador.

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Si bien la familia ya no está en Córdoba, las dudas que han quedado flotando son inmensas: ¿desde cuándo esta célula ligada al narco más buscado penetró en la provincia? ¿hasta dónde llegan sus tentáculos en territorio cordobés? ¿por qué nadie detectó el movimiento financiero que hicieron para comprar la casa en el country? ¿Qué otros contactos y/o negocios locales han montado?