Visita imperdible
09/05/2025 | 08:12
Redacción Cadena 3
Cada año, la Cordillera de los Andes y una superficie de 3 hectáreas se convierten en protagonistas de una postal surreal. Se trata del Campo de Tulipanes de Trevelin, que florece una vez al año en el Valle 16 de Octubre, y se puede visitar unos pocos días, entre el 1 de octubre y el 6 de noviembre.
Si bien abrió sus puertas al público en 1996, fue en los últimos años que se hizo realmente conocido y fue la pandemia la que le dio el último empujón: “Como no se podía viajar, aprovechamos mucho para promocionar. Tuvimos la oportunidad de capitalizar la pandemia de una manera distinta. Las redes sociales fueron un gran empuje, nos ayudaron a llegar a cada rincón”, asegura a Cadena 3 Juan Carlos Ledesma, uno de los dueños del campo.
Juan Carlos no está solo, se trata de un emprendimiento familiar. Se contratan algunas personas pero de manera temporal y para tareas muy específicas. En sus palabras: “Tratamos de que no pierda esa impronta”.
¿Por qué tulipanes?
Juan Carlos retruca mi pregunta con otra: “¿Por qué no tulipanes?”. Y agrega: "Son bien patagónicos. Son muy holandeses, pero también muy patagónicos. El tulipán es un clásico patagónico". Si bien son originarios de Turquía, llegaron a Argentina desde Holanda y hoy se constituyen como una gran atracción de la zona cordillerana.
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El campo de tulipanes se puede visitar desde el '96, pero el proyecto comenzó muchos años atrás, cuando el bisabuelo de Juan compró la tierra para cultivar trigo.
Cuenta que, como no quería continuar con lo mismo, pensó en distintas alternativas, hasta que decidieron finalmente darle inicio al cultivo de tulipanes: "Lo que nos motivó fue la magia de esta planta, porque es hermosa y exótica. Es difícil de conocer y de aprender a cultivar, no es sencillo", explica Juan Carlos.
Si bien florecen una sola vez al año, y se pueden visitar en un periodo muy acotado, el cultivo implica 12 meses de trabajo: "Se trabaja el año redondo. Los 12 meses del año giran en torno al cultivo. Tanto si están en tierra, como en cámara. Vivimos los 12 meses del año pensando como los tulipanes", detalla Juan y agrega que los holandeses tienen un dicho que dice: "Quienes producen tulipán, en su corazón llevan ese bulbo".
Tal como enumera Juan Carlos, se planta en otoño y en agosto se empiezan a ver los primeros brotes. Ya en septiembre, la planta tiene un crecimiento muy rápido, y florece definitivamente los primeros días de octubre. "El 6 de noviembre cerramos el campo para cortar la flor y para que se desarrolle bien el bulbo. De esa forma, logramos un bulbo que necesitamos para la venta después", explica.
Actualmente, las 3 hectáreas del campo contienen 3 millones de bulbos de 30 variedades y colores: distintos tonos de rojos, amarillos, rosas, naranjas. Uno de los más solicitados es el tulipán negro, en palabras de Juan Carlos "es la flor que todo el mundo quiere ver". Agrega que, en Holanda, los cultivos son más grandes pero de menos cantidad de variedades, y eso lo simplifica un poco. Cultivar tantas variedades distintas, hace que el proceso y el cuidado sea un poco más complejo.
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Además de un paisaje soñado, y miles de fotos que quedarán de recuerdo, el lugar ofrece algunas comodidades para que la visita dure muchas horas. Tiene un restaurante con balcones para disfrutar de desayunos, meriendas y almuerzos, contemplando el paisaje único formado por los tulipanes de colores y la Cordillera de fondo. También hay una pequeña tienda de souvenirs, donde además se pueden adquirir tulipanes y todo tipo de objetos relacionados a su cultivo.
También hay una casa de té con repostería galesa dentro del predio, que está abierta todo el año. De esa manera, aunque no haya tulipanes florecidos, el lugar puede visitar los 12 meses.
Entre el 1 de octubre y el 6 de noviembre, el lugar abre todos los días de 9 a 19 y no hay límite de permanencia, los visitantes pueden quedarse todo el tiempo que deseen.
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