Manejos por ambiente y control de uniformidad en siembra, un campo de avanzada

La mayor eficiencia en la producción agrícola es un objetivo cada vez más al alcance de la mano, sobre todo para las empresas líderes que de la mano de la agricultura digital muestran el camino.

Entre los ejemplos que se difundieron en el reciente evento Sembrar Saber 2.0 El Campo Hoy recogió dos experiencias que van en ese sentido

Agricultura por ambientes

Con base en Pergamino, Buenos Aires, Managro es un fondo de inversión agrícola que trabaja 60.000 hectáreas agrícolas bajo la modalidad de arrendamiento.

El ingeniero agrónomo Alfredo Bernardoni, gerente de producción de la compañía se encargó de “contar al productor como avanzamos en la agricultura digital, la agricultura por ambiente, la experiencia de la empresa, con que limitantes nos encontramos en el avance y que valor le vemos a la tecnología que estamos aplicando para la toma de decisiones en nuestros planteos productivos y de empresa.

“El recorrido fue arrancando con las primeras tecnologías de insumos variables por ambiente mucho antes del 2014 en el oeste de Buenos Aires. Hoy cambió mucho el foco, expandimos ese nivel de tecnología en la agricultura a muchas herramientas que generan valor en el país y con un enfoque mucho más fuerte en la generación de datos par a la toma de decisiones y poder medir los riesgos de cada inversión que tomamos en la agricultura. Mucho más foco en el valor de los datos en esa toma de decisiones que lo que era inicialmente basado en una aplicación de insumos variables.”

Tal nivel de información vale mucho más en un año complicado como este: “sin dudas, el gran valor de apilar capas de información para tomar decisiones de riesgo en años complejos donde juegan todas las variables en la eficiencia de cada toma de decisión, desde una inversión costo por insumo producto, riesgo climático. El ser mucho más eficiente en cada área interna juega mucho”.

Desuniformidad temporal y espacial

Agustín Bianchini, director de Okandú, empresa con sede en Monte Buey, Córdoba, presentó en Sembrar Saber 2.0 el trabajo de las tres últimas campañas donde se busca cuantificar “la desuniformidad temporal y espacial que tiene el cultivo de maíz. Es lo que muchas veces vemos en el campo después de una mala siembra, que las semilla emergen en distintos momentos y no quedan todas a la misma distancia. Eso que llamamos desuniformidad espacial significa que todas las plantas deberían estar a la misma distancia, 20 centímetros entre sí. En la media en que tenemos plantas juntas o fallas donde no hay plantas empezamos a perder rendimientos. Eso lo tenemos cuantificado a través de una variable que se denomina desvío estándar y que es cuan alejados estamos del distanciamiento ideal en plantas. A medida que estamos más alejados podemos tener pérdidas de un 5 a un 15% de rendimientos”.

Además existe otro problema que es la desuniformidad temporal, es decir que hay plantas que emergen en distintos momentos. Las que emergen primero son las dominantes y las otras son las dominadas; estás siempre están retrasadas rinden menos y no llegan a compensar la pérdida de productividad. Eso genera una pérdida también de un 5 al un 15% y cuando se combinan, con una mala regulación o calibración de la sembradora con un lote con una distribución desuniforme de rastrojo puede generar situaciones donde se dan las dos y podemos llegar a una pérdida de 20%.

“Pensando en un maíz del sudeste de Córdoba promedio de 13.000 kilos estamos hablando de una pérdida de 2.000 a 2.500 kilos. El mensaje final es frente a situaciones de siembra directa con altos volúmenes de residuo y alta utilización de cultivos de servicios es clave regular y calibrare la sembradora y contar con equipos que nos permitan mantener uniforme la profundidad de siembra y lograr que todas las semillas estén a la misma distancia entre una y otra", precisó Bianchini.