El recorrido de la siembra directa a través de un pionero, Jorge Romagnoli

Es inevitable la asociación entre su nombre y la siembra directa. Desde su actividad particular y su rol en AAPRESID Jorge Romagnoli es una de las personas más estrechamente vinculadas con la técnica que ya hace décadas generó una revolución en la agricultura argentina.

Recordando los inicios y el posicionamiento en el sudeste cordobés, en diálogo con El Campo Hoy Romagnoli sostuvo que “hace 25 años hubo un grupo de entusiastas con esta transformación. Era gente de todos los rubros de Monte Buey, no necesariamente productores. Gente que se entusiasmó con esta transformación que se estaba produciendo en la región de la mano de la siembra directa.

“En Monte Buey había a principios de los 90 una superficie muy alta en siembra directa, comparada con el resto del país. El entusiasmo del propio localismo y la competencia entre pueblos y pueblos generó una movida y eso fue llevado a través de la municipalidad y demás personas y se llevó al Congreso de la Nación y así se decretó”.

Los productores de la zona “supieron rápidamente adoptar la técnica con una pasión por superar los problemas que eran controlar la erosión tanto por viento como por agua que ya se estaba dando de manera significativa. El productor visualizó el problema y buscó una alternativa. La siembra directa de mano de los pioneros mostraba un camino a seguir y los productores lo siguieron”.

Beneficios de la siembra directa

Sobre los beneficios que la técnica le dio al campo argentino, Romagnoli resaltó que “en términos cuantitativos claramente dio un incremento de la productividad en términos de unidad de superficie muy alta. Eso también va de la mano de la ganancia genética, incorporación de nuevos insumos, nueva tecnología. Pero todo eso hizo posible que se expresara partiendo de que el suelo iba ganando una potencialidad en la expresión de fertilidad.

“Y esa ganancia se podía capitalizar con toda la tecnología que existe en el mercado gracias a que el suelo manejado de esta forma podía expresar un rendimiento superior y un resultado empresario más lucrativo”.

Desde el punto de vista cualitativo ponderó “muchas cosas que no son fácilmente cuantificables, pero si observables desde la subjetividad. Tienen que ver con el mejor ambiente, un menor efecto hacia el calentamiento global por menor emisión de carbono, menor uso de combustible y por supuesto ese menor movimiento de suelo genera mayor acumulación de materia orgánica y consecuentemente mayor fijación de carbono de suelo. Cosas que ya no se discuten mas desde el punto de vista técnico”.

La generalización de la siembra directa “ha mejorado también la calidad de vida, no se anda por el campo comiendo tierra. La jornada laborable es más placentera, hay menor horas dedicadas a una labor rutinaria. Todo tiene un sentido desde el punto de vista de agricultor por hacer algo que es mejor, cuida el suelo, los recursos ambientales para las futuras generaciones y ese es un placer intrínseco. La sociedad lo valora, estamos en una situación muchísimo mejor que hace 30 años atrás”.