Delirios de grandeza y descomposición política

Observemos el escenario en el que se está moviendo el presidente Alberto Fernández.

Se agrieta la relación con Cristina Fernández de Kirchner. ¿Cómo se exterioriza? A través, por ejemplo, del Movimiento Evita porque Emilio Pérsico emigró con ella y por los embates de Juan Grabois.

Algunos amenazan incluso con irse del Frente de Todos, pero está claro que no van a hacer otra cosa que cruzar la vereda para quedarse con Cristina.

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Todos los piqueteros hoy tienen en la mira a Victoria Tolosa Paz, la ministra de Desarrollo Social de extrema confianza de Alberto.

Este viernes todos los movimientos sociales oficialistas se sumaron a un "piquetazo nacional" junto a organizaciones de izquierda, en rechazo a las bajas en los planes sociales definida por Tolosa Paz tras una auditoría de la Afip que reveló irregularidades.

¿Qué hace el Presidente?

Por lo pronto, cierra la compra de un nuevo avión. En un país con toda la pobreza que vemos alrededor, con los reclamos en la calle, sin un dólar de reserva lo que jaquea la producción, va a tomar un crédito internacional para enfrentar los más de 22 millones de dólares que cuesta.

No es que no parezca serio. No lo es. Es una locura por donde se lo mire. Otra locura es el anuncio que hizo la Asociación de Trabajadores del Estado de parar todas las actividades si Cristina es condenada el próximo martes 6 en la causa Vialidad.

Es la misma Cristina la que agita las reacciones. Recordemos que al hacer uso del derecho a pronunciar sus últimas palabras ante el Tribunal Oral Federal 2 dijo que la sentencia "ya está escrita" por el "partido judicial". Y que, en definitiva, estaba ante un “pelotón de fusilamiento”.

Si la vicepresidenta desconoce a la Justicia, que se le puede pedir al resto de los ciudadanos.

Además, ¿Quién les va a exigir a los de ATE que vayan a trabajar si el propio presidente de la Nación, o sea su jefe, es el primero que sale a defender a Cristina?