"El consumo puede empezar a mejorar a partir de junio"

Guillermo Oliveto consideró que, si el gobierno logra consolidar la estabilidad cambiaria de las últimas semanas y una baja paulatina de la inflación, el consumo comenzará a recuperarse desde junio. La clave será una recomposición del poder de compra de los salarios. Aclaró que no habrá un boom pero sí “una especie de
escalerita que irá consolidando siempre el mes anterior”.

Titular de la consultora W, Oliveto es uno de los más requeridos asesores estratégicos en temas de consumo y comercialización. Sus análisis no se detienen en la superficie de las tendencias del comercio. Por lo contrario, indagan en la profundidad de los fenómenos económicos y sociales que las determinan.

Observó que “el consumo siempre tiene una clara correlación con el humor social”, sobre todo en “una sociedad prototípicamente de clase media” como la nuestra. Y enfatizó que tras el “dolor” y la “pérdida” causada por la crisis de los últimos meses, ese humor social “va a mejorar”, si se verifica la recuperación del consumo que
pronosticó.

Oliveto --quien es además investigador, escritor y articulista frecuente—dialogó sobre éstos y otros temas con Cadena3.com.

--Mediciones como las de la Universidad Di Tella registran alguna mejora en las expectativas económicas ¿Se puede profundizar y consolidar esa tendencia? ¿De qué depende?

--Depende fundamentalmente de la conjunción de una cantidad de factores que terminan impactado en la construcción de la confianza de los consumidores y las expectativas económicas. En muchos casos tienen que ver con la micro, la economía cotidiana, la economía de la calle, que se relaciona con el poder adquisitivo.

En este sentido hay tres elementos a considerar. Dos muy concatenados, el dólar y la inflación, ya que una variable central para que esta tendencia se consolide es que se mantenga la estabilidad cambiaria y que contribuya a que progresivamente vaya bajando la inflación. Ese es un vector muy importante. Yo diría es condición sine qua non. Si eso no sucede, lo que hoy empezó puede desaparecer. Pero si sucede es muy
probable que se consolide.

En segundo lugar hay que mirar lo que pase con el empleo. Es cierto que la Argentina ha tenido una situación de empleo muy compleja, sobre todo tras la segunda devaluación del año pasado, la del 30 de agosto. En el año se han perdido cerca de 190 mil puestos de trabajo y a hoy se han perdido cerca de 260 mil en un año. Eso es, más
o menos, casi el 90 por ciento de lo que se había creado en el 2017. Con lo cual la crisis se llevó puestos casi todos los empleos que se habían generado ese año, que fue bueno para la economía.

Un tercer elemento, que muchos no están mirando, es la llegada de los nuevos sueldos a la calle. Se acaban de cerrar en las últimas dos semanas numerosas paritarias. Lo que se ve claramente es un objetivo de que la gente empiece a recuperar poder de compra. Sobre todo si se conjuga, como decíamos, con una baja progresiva de la
inflación, dado que los aumentos previstos son del orden del 30 por ciento promedio y en muchos casos bastante por encima de eso porque recuperan una parte de lo perdido el año pasado.

Si se cruzan esas variables en un sentido positivo, lo que hoy estamos viendo es la probabilidad de que la mayor confianza del consumidor se verifique y consolide de aquí a fin de año.

--Faltaría la pata del crédito para que el acceso al consumo sea más sólido ¿Tiene margen el Banco Central para bajar las tasas? 

--Ese tema es un tema clave. En general la confianza del consumidor anticipa que la gente lentamente se anima a
gastar un poco más. El consumo tiene un problema muy grave: el que no tiene no tiene, pero el que tiene no quiere. Entonces hay que poder despertar el deseo y bajar el temor.

Yo creo que esta vez la mejora va a arrancar por los alimentos y las bebidas, por productos cotidianos y básicos, donde hubo una restricción muy fuerte, especialmente en el primer trimestre de este año, con una contracción del 9 por ciento.

En cambio en 2017 había habido un crecimiento muy fuerte en bienes durables. Pero para eso se necesita que haya crédito. Y en aquel momento había además dólar barato. Por eso sectores como la venta de autos, motos, electrodomésticos e incluso en alguna medida de tecnología, la tienen un poco más difícil. Su plazo para la salida de la crisis será un poco más largo.

Sectores de bienes más cotidianos, vinculados con el placer y con el ocio --el turismo, y que la gastronomía por ejemplo-- pueden recuperar muy rápido, apenas la gente sienta que vuelve a tener un poco más de poder en su bolsillo.

--¿Cuánta capacidad adicional de endeudamiento tienen las familias? Hay datos de aumento de la morosidad.

--Sí, el Banco Central registra que se ha duplicado el nivel de morosidad. Hay un nuevo elemento también a tener en cuenta. Y es que, si bien muchos decían no iban a funcionar, se están batiendo records en la entrega de créditos de ANSES. Hasta hace quince días se habían entregado 1,7 millón de créditos. Ese dinero está entrando
a las familias en muchos casos. Tal vez en otras se lo esté utilizando para resetear o arreglar deudas que tienen una tasa de interés mayor. Muchos dicen que eso no va a consumo. A la larga, si ese dinero le baja el nivel de exposición a alguien, lo más probable es que lo vuelva a prestar y tal vez a una tasa más baja.

Eso puede empezar a aceitar el crédito. Del mismo modo, quienes en lugar de pagar deudas compran cosas, van a terminar aceitando algunos sectores del consumo, como por ejemplo materiales de construcción. Mucha gente pide esos créditos para hacer una pequeña refacción en sus casas.

Entonces hay ahí un elemento que puede ayudar, pero sin dudas hasta que no baje la tasa de interés es difícil que se puedan mover fuerte los bienes durables.

--¿Con el medio aguinaldo, jubilaciones y sueldos con ajuste, que van a ir pagándose en cuotas, cuándo puede empezar una recuperación del consumo si se mantienen la estabilidad cambiaria y la inflación en baja?

--Yo creo que el año va a terminar yendo de menos a más. El primer trimestre la baja del consumo masivo fue de 9 por ciento. Nosotros tenemos una proyección para el segundo trimestre que también es mala, entre 4 y 5 por ciento de caída. Porque todavía no está la plata nueva en la calle, entonces no había motivo para que fuera un
gran mes. Y además la inflación sigue siendo muy alta.

El punto de quiebre lo va a marcar sin dudas junio, justamente porque estarán el medio aguinaldo y los aumentos de salarios, que si bien se van a pagar en cuotas, la primera cuota grande y mucho retroactivo entrará en junio. Me parece que a partir de ahí vamos a ir viendo un proceso de mejora progresiva incremental. No un boom, no
un shock, nada de todo eso, pero sí una especie de escalerita que vaya consolidando siempre el mes anterior.

Nosotros vemos ya el tercer trimestre del año con alrededor de 2 o 3 por ciento de crecimiento en consumo masivo, y el último trimestre con 3 o 4 por ciento. Con lo cual el año no va a ser bueno, porque va a terminar 2 por ciento negativo, pero vas a haber arrancado menos 9 y vas a terminar en más 3. Bueno. Es una diferencia muy
importante, sobre todo cuando uno va mirando los números mes a mes.

--¿Le alcanzará al gobierno para mejorar el humor social y eventualmente sus chances electorales?

--Yo creo que sí va a mejorar el humor social. Si alcanzará o no en términos electorales lo dirán las urnas. Habrá muchas variables en juego.

El consumo siempre tiene una clara correlación con el humor social. Esta es una sociedad prototípicamente de clase media. Un 45 por ciento de la población es clase media y el 80 por ciento cree serlo. Para la clase media, los bienes y los servicios que puede consumir y el acceso a ellos son muy relevantes como reflejos de su identidad.

Le importa mucho y le cambia mucho el estado de ánimo. Si todo esto que veníamos diciendo se empieza a verificar, a la gente le va a ir cambiando el humor, va a estar un poco más tranquila. Insisto, nadie habla de fiesta ni nada que se le parezca. Pero sí se estará un poco mejor que este primer cuatrimestre, al que he bautizado “pantano emocional”, un momento muy difícil. Del mismo modo que lo fue el año anterior.

El gobierno naturalmente conoce esto y va a intentar que tenga impacto electoral. Va a incorporar otras variables al debate electoral, como lo hará la oposición. Y todo el mundo está viendo una elección muy peleada. Ahora, si no hubiera una mejora progresiva en la economía, el camino para el gobierno sería aún más cuesta arriba.

Esta mejora que se empieza a dar, cómo lo está marcando el índice de confianza del consumidor, es una buena noticia para el gobierno y alimenta la probabilidad de que tenga una pelea electoral, como dijo el asesor del gobierno Durán Barba, mano a mano en un balotaje.

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