"Martillo" Roldán: "Mantengo a mis amigos de siempre"

Jorge Parodi

Juan Martillo Roldán fue un boxeador que brilló en una época dorada de la categoría mediano. En los años ‘80 fue protagonista de veladas inolvidables en Las Vegas.

Fue el único que logró derribar al gran Marvin Hagler, le peleó de igual a igual a Tommy Hearns, fue campeón Argentino y Sudamericano y tuvo tres chances mundialistas, en las que cayó dignamente.

“Martillo”, cordobés de Freyre, fue un noqueador implacable. Entre 1984 y 1988 el país se detenía para ver sus peleas, bajo las luces de Las Vegas.

Hoy, con 63 años, vive y trabaja en el campo, disfruta de la familia, de su mujer de toda la vida, de sus hijos y de sus nietos.

Roldán tiene a los amigos de siempre, no le esquiva a los asados, ni a los afectos. El ex boxeador rememoró su trayectoria en diálogo con Cadena 3.

“Yo creo que no pude ser campeón del mundo porque me tocó un momento donde estaban algunos los mejores boxeadores de la historia en mi categoría, como Maravilla Hagler, Thomas Hearns, Ray Sugar Leonard y ‘Mano de Piedra’ Durán, pero además me faltó un poco de suerte. Sí la tuve para llegar a pelear tres veces por el título”, recordó.

Y rememoró: “A Hagler fui el único boxeador que pude tirarlo, pero después me metió el pulgar en un ojo. Tanto es así que después tuvieron que cambiar el diseño de los guantes de boxeo para que no vuelva a ocurrir”.

El ex deportista expresó que el promotor de boxeo Juan Carlos “Tito” Lectoure fue como su segundo padre y que todo lo que fue se lo debe a él. Lamentó que no logró darle un título del mundo, pero que hizo todo lo posible.

También recordó una anécdota impactante: “Cuando tenía 16 años peleé en un circo contra un oso que pesaba 270 kgs. Yo trabajaba en el campo, era un tipo fuerte y vino a mi pueblo (a Freyre) un circo húngaro. El dueño y el trapecista fueron a verme al campo donde yo trabajaba, buscaban a alguien más o menos conocido, un personaje de la zona, yo venía asomando en el boxeo y le dije que no, que yo no le iba a pegar a un animal”.

“Me dijeron ‘hace una lucha a ver si lo aguantas dos rounds’. Eso hice, pero hoy me parece que fue una imprudencia de mi parte. Yo no tenía miedo, pero hoy viendo a mis nietos pienso que uno debe ser más prudente”, reflexionó.

Además, valoró a la localidad en la que vive: “Freyre es mi casa, yo nunca me pelee con nadie, ni en los bailes, ni en ningún lado, soy tipo tranquilo y de campo. Tengo una linda familia: tres hijos, seis nietos. Al lugar que voy me llaman, me dicen prendo el fuego y me invitan a comer un asado. Siempre me aceptaron en mi pueblo, tengo amigos de toda la vida, algunos desde el colegio, que me quieren, son los amigos de Roldán, no los amigos del campeón. Son los amigos siempre, yo no quiero tener a los amigos del campeón, yo quiero a los amigos de Roldán”.

Y concluyó: “Nunca caí en las tentaciones de la fama, terminaba mis peleas en Buenos Aires o en Las Vegas y me iba a Obispo Trejo en el norte de Córdoba y me metía en el monte. Ahí me sacaba de la cabeza toda la porquería que traía. Tengo allí muchos amigos, uno de ellos tiene un hijo sordomudo que cuando me ve se emociona y nos hace llorar a todos. Esa es la vida, esas son las cosas que te llenan el alma”.