El premio

23/03/2012 | 15:36

Muchas personas se transforman en adictos a todo tipo de juegos, loterías y ni que hablar de casinos.

No hace mucho tiempo tuve la oportunidad de conocer Las Vegas.

Nunca en mi vida pensé en ver tanta gente literalmente desesperada por el juego. Desde el mismo momento en que llegan al aeropuerto, comienzan a jugar en las máquinas tragamonedas que han instalado allí. Pasan todo el tiempo sin salir para nada de los hoteles-casinosy de regreso a sus casas, mientras esperan el momento de embarcar, siguen apostando, como queriendo recuperar lo que en la mayoría de los casos han perdido, porque, por si acaso no lo sabés, en un 99% la banca, siempre gana.

Lo que más me impactó fue ver a un hombre, evidentemente con serios problemas respiratorios, que iba en una silla de ruedas, conectado a un despósito de oxigeno. Su respiración era descontrolada y forzada. Sin embargo, eso no le impedía apostar en una de las máquinas tragamonedas del salón. No podía creer que alguien a quien evidentemente no le quedaba mucho tiempo de vida, tuviera tantos deseos y ansias por ganar dinero...Me pregunté: ¿Para qué?.

Hay quienes se pasan la vida pensando en como triunfar. Trabajan día y noche para ganar más dinero y piensan que así podran solucionar todos los problemas que la vida les presente. Piensan que con el dinero obtendran una mejos posición, serán más respetados y para ellos será más fácil encontrar la solución a cualquier circunstancia adversa. Como normalmente el dinero que ganan trabajando no es suficiente, acaban poniendo toda su esperanza en la suerte y se pasan la vida soñando que les tocará la lotería, la quiniela o cualquier cosa. Y, cuando van pasando los años y la suerte no llega, empiezan a culpar a todo el mundo de su "mala suerte": al gobierno, a las instituciones...y, finalmente piensan que Dios no es justo con ellos.

Tienen la falsa idea de que si son ricos, pueden llegar a ser alguien importante y hallar la felicidad.

No digo que el dinero no les importe, pero no lo es todo en la vida.

Las cosas verdaderamente importantes son las que no se pueden comprar con dinero. Todo dependerá de lo que para ti es importante.

"Pero te aseguro que el dinero o el éxito, no nos hacen mejores personas, padres, esposos o ciudadanos. El dinero o el áxito, no puede llenar nuestro vacío interior, nuestras necesidades más profundas, ni saciar nuestra sed de significado y valor".

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