Cervatos de la Cueza es una pequeña aldea en la llanura de Palencia, en España. En sus pequeñas calles no viven más de 500 habitantes, en su mayoría dedicados a tareas agrícolas. En el número 27 de la calle Obispo Gerardo Melgar Viciosa todavía se conserva una pequeña casa de adobe que permanece intacta. Allí, vivieron gran parte de su vida los padres del General, Gregoria Matorras y Juan de San Martín antes de mudarse a Argentina.
En su fachada luce el escudo con el lema de la casa-museo de los San Martín y una frase destacada: “De azores castellanos nació el cóndor que sobrevoló los Andes”.
Turistas de todo el mundo pero especialmente argentinos llegan hasta esta dirección y golpean la puerta de madera. Del otro lado, Aurelia abre la puerta y se ofrece a hacer una recorrida por cada una de las habitaciones del hogar.
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"Los domingos no falto a misa así que siempre pido que no vengan a esa hora", dice con una sonrisa en la cara.
La casa es un museo que respeta a la perfección el estilo y los materiales de dos siglos atrás. Está dividida en dos salas: tiene un salón grande y dos habitaciones. En el fondo, la construcción termina en un patio luminoso.
En cada uno de los espacios, hay objetos costumbristas, retratos del general San Martín, una réplica del sable corvo que utilizó en sus combates y un libro de dibujos realizados por niños de las diferentes provincias argentinas.
"Vienen muchos argentinos, desde su país y desde España. También aquellos que deciden hacer el Camino de Santiago. Llegan hasta Calzadilla y retroceden hasta Cervatos para visitar el museo", cuenta Aurelia.
Tanto el techo como los pisos de madera son originales de la época, así como también los cántaros que usaban para recolectar agua de las fuentes de la aldea.
Los mecenas
La conservación y recuperación de este hito en la historia no podría haber sido posible sin la acción de quienes fueron los mecenas de la casa, los Fontaneda.
El lugar quedó en ruinas hasta que Eugenio y Teresa -dueños de una reconocida marca de galletas españolas- decidieron recuperarlo.
"Nosotros compramos las tres partes de la casa de Cervatos. La arreglamos, la vestimos e hicimos la inauguración en el 78. Vinieron los Granaderos desde Buenos Aires para celebrar", dijo a Mesa de Café Teresa Fontaneda, la esposa de Eugenio quien falleció hace 30 años.
Cuando ingresaron a la casa, no había absolutamente nada. De a poco, reunieron todos los tesoros que hoy ocupan cada una de las habitaciones.
"Estaba todo desparramado por todas partes, no había nada", afirmó.
Al ser consultada por qué habían hecho semejante obra, Teresa afirmó: "Lo hicimos por un tema altruista. Eugenio era así y lo hacía. Le encantaba la historia y la genealogía. Yo lo seguí".
En su amor por la historia, Eugenio escribió un libro sobre los padres de San Martín, Juan y Gregoria Matorras. Esta reliquia está en cada uno de los institutos sanmartinianos del mundo.
En 1785, Juan de San Martín fue trasladado a Málaga y la familia nunca más regresó a ese hogar.
Sin embargo, la aldea los recuerda no sólo en el número 27 de la calle Obispo Gerardo Melgar Viciosa, sino también en la plaza de la aldea a donde hay una estatua del padre del General.
"¿Qué le diría usted si pudiera a San Martín?", le preguntó el periodista Adrián Cragnolini a Teresa Fontaneda.
"Le diría gracias a usted el pueblo nuestro está representado en todo el mundo", respondió.
La Mesa de Café - Informe de Adrián Cragnolini.
