A urnas llenas, victoria de la izquierda

Adrián Cragnolini

Con una participación histórica, el PSOE volvió ayer a los resultados propios del bipartidismo, cuando se alternaba en el poder con el Partido Popular.

Pero ahora en un escenario de visible fragmentación partidaria, con al menos cuatro agrupaciones con vocación de gobierno.

Y ello añade valor al casi 30% de los sufragios cosechados por Pedro Sánchez, que hace ganar al socialismo once años después.

Salir a votar para no entrar en el pasado 

Confrontaban ayer dos modelos de sociedad para el futuro. Una, conservadora, tradicionalista, austera en lo económico y con un concepto de Estado mínimo. La otra, enfocada en lo social, en combatir la desigualdad, con un contenida expansión en el gasto público y preservando los derechos laborales, de género y de derechos humanos vigentes.

Ganó la segunda, ahora el desafío es no defraudar. Como también lo saben los gobernantes argentinos, las decepciones en política se pagan caras.

Sánchez, el pragmático renacido 

Hace dos años, Pedro Sánchez, defenestrado por los suyos que meses antes lo habían echado como a un perro de la conducción socialista, recorría en su coche, solito, todas las provincias para hablar con la militancia.

En base a escuchar a los afiliados se presentó a las primarias del PSOE y barrió al aparato burocrático que lo menoscababa. Meses después, presentó la moción de censura contra Rajoy cuando hasta los propios le pronosticaban un rotundo fracaso.

La ganó. Soportó el furibundo ataque de la derecha durante los 10 meses de su gobierno interino y poco a poco, con sus tímidas y limitadas medidas sociales, se fue consolidando como creíble alternativa electoral.

Ayer les sacó varias cabezas a los demás. Intuitivo, práctico y “guapo”, anoche se le puso una cara de presidente de gobierno que como dicen los andaluces “no se pué aguantá”.

Un meteorito para los dinosaurios

Después de varios desplantes a su partido, el expresidente Aznar creyó retomar los hilos de la derecha española a partir del ascenso de su delfín Pablo Casado, que anoche se ahogó tras el tsunami que partió en tres a la derecha.

Otro fracaso del que se sacó la foto de las Azores con Bush y Blair para declarar la guerra a Irak a comienzos de este siglo.

Y en el lado socialista, unos ex presidentes como Felipe González y Rodríguez Zapatero, que abiertamente se mofaron de Sánchez, hoy deberían volver al parque a darle de comer a las palomas.

O en el caso de González y Aznar, a seguir recibiendo altos salarios de compañías de energía que fueron claramente beneficiadas durante sus mandatos. Lo que aquí se llaman “puertas giratorias”.

Tendrán Vox, pero poco voto

La “excepción española” que la mantenía aislada de la corriente de extrema derecha que avanza en casi toda Europa, ya es pasado.

Vox, la franquicia radical, entra en el parlamento español pero con menos fuerza que la prevista en los sondeos.

Puede darse la circunstancia paradójica de que sus 24 legisladores sean protagonistas privilegiados, sin poder remediarlo, de los avances progresistas que el nuevo gobierno se proponga consolidar, medidas a las que la extrema derecha se opone con virulencia.

Las alianzas llegaron para quedarse

Mayoría absoluta es un término que parece desterrado para siempre de la política española.

Podemos a la izquierda y Ciudadanos a la derecha son nuevos partidos que tienen un espacio propio consolidado.

La mesa del poder ya no se tiende solamente para socialistas y populares. Son tiempos de alianzas, pactos y acuerdos. Son tiempos donde deberá quedar reflejada la novedosa y enriquecedora diversidad de la sociedad española.